El sustituto

Capítulo 101. El anillo.

Xiao Cheng aún sostenía la mano de He Yang mientras lo miraba y luego cambió de dirección hacia Qin Zhou, quien estaba de pie en silencio a un lado, sin decir una palabra. El pequeño se acercó y agitó la mano de Qin Zhou que estaba a su lado. Sin embargo, ninguno de los dos adultos dijo nada, y el ambiente seguía siendo un poco opresivo.

Después de un rato, He Yang rompió el silencio──: Yan Yan.

──¿Si?

──Quiero preguntar de nuevo, ¿podemos volver a comenzar? ──La voz de He Yang sonaba un poco ronca.

Volver a comenzar, volver a perseguirse. Todo empezaría de nuevo. El actor bajó la cabeza y miró al pequeño, lo acercó hacia él y dijo con calma──: Ya nos conocemos.

el hombre permaneció en silencio por un momento antes de decir──: Bien.

Qin Zhou levantó la cabeza y preguntó──: ¿Estás resfriado?

──Probablemente──. He Yang estaba distraído, no le importaba mucho el frío.

──Tú... ── El joven actor quería decir algo, pero no pudo. Finalmente se armó de valor, suspiró suavemente y dijo──: Recuerda tomar tus medicinas y abrigarte más.

──Está bien──. Respondió el hombre.

Un miembro del equipo se acercó desde lejos y le recordó──: Maestro Qin Zhou, es hora de retocarle el maquillaje.

El actor se dirigió a He Yang y dijo──: Voy a llevarlo allí──. Tomó la mano de Xiao Cheng y se dirigieron hacia el set.

He Yang se quedó en el mismo lugar, mirando la figura de Qin Zhou. No se movió hasta que esa figura desapareció por completo de su vista, luego se dio la vuelta y se fue.

Una vez de vuelta en el automóvil, cerró los ojos y se apoyó en el respaldo del asiento para descansar. El conductor esperó un momento, pero al no oír a He Yang hablar, se atrevió a preguntar──: Señor He, ¿algo anda mal?

El hombre abrió los ojos y sacó un cigarrillo de su bolsillo. Sin embargo, no lo encendió, solo jugueteó con él en su mano──. Regresemos.

Después de regresar a Nancheng, He Yang fue a buscar a Yuan Lie.

El hombre entró a la oficina y se sentó en la silla frente al escritorio, desde la mañana hasta la tarde. Yuan Lie ya estaba acostumbrado, no preguntó nada y siguió corrigiendo documentos y organizando asuntos de la empresa como de costumbre.

Después de pasar todo el día revisando documentos, se quitó los anteojos y se recostó en el respaldo de su silla para descansar. No muy lejos, He Yang todavía estaba mirando distraídamente por la ventana, jugueteando con el encendedor en su mano sin prestarle mucha atención.

El terapeuta lo notó y preguntó──: ¿Cómo es que regresaste de la visita al set tan rápido?

He Yang miró hacia abajo, al encendedor en su mano y asintió sin responder aún.

──¿Él todavía sigue en el set, verdad? ──dijo Yuan Lie──, si te gusta, debes perseguirlo adecuadamente y pasar más tiempo con él.

Pero He Yang respondió──: Es demasiada molestia.

Yuan Lie se sorprendió un poco y preguntó──: ¿Has renunciado entonces?

El hombre no le hizo caso y siguió mirando distraídamente hacia afuera.

El terapeuta suspiró suavemente──. Estás empeorando tu estado──. Ellos se conocían desde hace tres años.