EL SUEÑO DE UN PRODIGIO

CP 1 PARTE 3

Toda historia tiene un inicio y un final, a su vez que la combinación de muchos elementos que permiten a la historia desarrollarse correctamente. Aunque siempre existen elementos que son más importantes que otros en la construcción de una historia, y uno de los elementos más importantes (por no decir que el más importante de todos sin exagerar o demeritar), es el narrador, ¿por qué? Sin el narrador no hay quien cuente la historia, además de que es el que hace que los acontecimientos suenen interesantes, ¿se imaginan Las ventajas de ser invisible narrada por alguien que no sea el pendejo de Charlie?(*) El narrador es el que le da la identidad al libro y es el que hace que escuchar los acontecimientos que suceden sean más digeribles para que no nos quedemos dormidos o tiremos un libro a la basura cuando comienzan a contarnos la rutina diaria de un random sacado de la imaginación de un friki por los libros que quiere hacérselas de escritor. En palabras más cortas, ¿quieren que su libro sea divertido y entretenido de leer? Pónganme a mí como su narrador y se ganarán un Best seller rascándose las bolas o lo que sea que se rasquen las mujeres, por supuesto que les costará algunos dolarucos, pero en comparación con lo que se van a ganar, creo que es una buena inversión, ¿no?

Terminado mi intento de estafa barata, llegó el momento de comenzar con el trabajo que me encargaron antes de que alguien se empute y me borre de la existencia (cómo ha ocurrido con otros antes):

El relato que nos reúne hoy acontece en una pequeña ciudad de Colombia llamada Armenia, específicamente en una noche lluviosa de domingo a finales de Enero, la cual se encontraba muy apagada para sorpresa de nadie, las calles del centro de la ciudad estaban vacías y casi la mayoría de los locales habían cerrado.

—Menudo frío que está haciendo.

—Estaríamos en casa cenando si alguien no se hubiera quedado perdiendo el tiempo con sus amigas de la universidad.

—Hey, no podía irme así no más, hubiese sido muy grosero.

—¿Más grosero que dejar a tu hermano menor esperando en un parque hasta las 8 de la noche como si se tratara de un idiota?

—Emmmm, ¿tal vez?

—Eres increíble.

—Gracias.

—No lo decía en el buen sentido de la palabra, Verónica.

—¿Entonces en qué sentido?

—Olvídalo.

—Míralo por el lado positivo, estás disfrutando de tu clima favorito.

—¡Qué considerada!

—Lo sé, soy un amor.

"¿Para qué me molesto? Esta mujer es la representación viviente del cinismo."

En medio de esa soledad, dos hermanos ocultos en un paraguas, pasaban desapercibidos inconscientes de lo que se iban a encontrar.

"No debí dejarme coger tanto la noche, ¡pero es que tenía que ver esa película! Para la próxima tengo que invitar a Angie, así no tengo que pasar por este tipo de situaciones."

Por las mismas calles, una bella muchacha de unos 15 años esperaba sentada en un paradero de buses, suplicando por que el transporte público la salvara de la emparamada y de un posible resfriado.

—¿Qué hace sola una joven tan hermosa en medio de una noche como esta?

"A veces siento que Dios es un fanático de los clichés."

Un personaje calvo, alto y acuerpado, aparecía entre la lluvia, lo único que te hacía pensar que no era un hombre de edad avanzada, era su rostro ausente de cualquier arruga o expresión de cansancio.