Vendedores ambulantes ofreciendo a todo pulmón sus productos, grupos de adolescentes enfrascados en conversaciones de todo tipo y niños pequeños reencontrándose con sus madres, es el escenario habitual a la hora de la salida del colegio Libertadores justo en el atardecer del día, un escenario que no es muy diferente al del resto de colegios de la ciudad.
—¡Por fin, qué día tan largo! ¿Quieres pasar un rato a jugar Play, Miguel?
—...
Entre toda esa multitud de estudiantes destacaba Miguel Loaiza de 9° de bachillerato, de 1, 67 y peinado a lo James Rodríguez, aunque usualmente era bastante enérgico, se encontraba reflexivo.
—¿Miguel?
—¿Ah? ¿Qué decías?
—Estás poniendo una cara muy rara—le decía su acompañante, que tenía aproximadamente la misma edad y estatura que él, cuyo corte era el típico "7" tan popular entre la juventud colombiana.
—Sólo pensaba en el tipo que nombró el profesor Suárez.
—¿Ese tal Alejandro?
—Los de 10° se sorprendieron muchísimo al saber que estaba allí.
—¿Crees que sea calidoso?
—Ni idea, pero el capitán dijo que, por él, el colegio Esperanza sería un equipo fuerte.
—Pues nunca había escuchado su nombre.
—Yo tampoco, es por eso que me resulta curioso—comentaba el reconocido como el jugador con más potencial de todo el colegio Libertadores, centrando su atención en la carretera al frente del colegio, que al ser hora pico, estaba muy congestionada. Viendo esta extraña seriedad, su amigo trató de restarle importancia al asunto.
—Bueno, fuerte o no, dudo que un equipo recién formado sea rival para nosotros.
—¿Nosotros?
—¡¿Por qué me miras así?! ¡Aunque sea suplente sigo siendo parte del equipo!
—Es difícil considerarte como compañero cuando no has jugado siquiera un minuto en un partido oficial—sentenció Miguel de forma cruel mientras se adelantaba.
—¡Este año será diferente!
—¿De verdad?
—Maldito arrogante, ¡yo no tengo la culpa de no haber nacido con el mismo talento que tú! —decía esto su compañero con el nombre de Arturo, que no parecía importarle que todo el mundo lo mirara mientras se quejaba a todo pulmón
—¡Oh, parecen estar divirtiéndose!
—¡Darwin!
—¿Qué cuentan mocosos? —agarrándolos por los hombros, aparecía uno de sus compañeros de equipo considerado como uno de los capos del vestuario, Darwin Quintero, que destacaba por ser muy alegre y relajado, siendo el que más se relacionaba con todos los integrantes del equipo en general, quien se había ganado el respeto de todos al haber sido parte del legendario Quindío Spurs comandado por su actual entrenador.
—Nada, es que Miguel se preguntaba por el Alejandro que ustedes nombraban en el entrenamiento.
—Ah, el rey.
—¿El rey?
—Él era un viejo compañero del equipo que antes dirigía el profesor Suarez.
—¡¿Ese que dominó al país?!
—Sí, él era nuestra estrella y número 10, Alejandro Ordoñez Salazar—mencionó Darwin como si fuera lo más normal del mundo.
—¡¿QUÉ?!
—En su tiempo él fue muchísimo mejor que el propio David.
—¡¿Mejor que David?! Pero eso significa que es más habilidoso que hasta el propio Miguel.
"¿Puede ser...?"
El corazón de Miguel latía de emoción al encontrarse de repente con tan interesante desafío, provocando que el de mayor experiencia del grupo se diera por satisfecho al cumplir con la tarea que le habían encomendado.
"Tan predecible, aunque me gusta su simplicidad."
—No es nada para sorprenderse, él es un genio con un potencial inimaginable, muchísimo más grande que cualquiera de nuestra generación, hasta más grande que el suyo señor futura estrella del equipo—dijo Darwin poniéndose serio de golpe, alertando a los dos jóvenes de 9°.
—Imposible.
—¿Más grande que el mío?
Pasado y presente tienen una relación más estrecha de lo que la gente cree, y dicha relación es trascendental para forjar nuestro futuro. No podemos avanzar sin aceptar los errores que cometimos ni tampoco podremos superarnos sin comenzar a correr hacia adelante. De esa forma se cruzan el pasado y el presente de muchos jóvenes en este partido entre el colegio Libertadores y el colegio Esperanza, un duelo que permitirá a todos sus participantes definir el siguiente paso a seguir en la búsqueda de sus sueños.
—¡Wow! No me lo puedo creer, ¿en serio ese sujeto es así de increíble? —exclamó Arturo sorprendido, pero quedaba cortó ante el entusiasmo de Miguel que parecía empezar a tomarse el partido entre el colegio Libertadores y el colegio Esperanza como un desafío personal.
—Mejor, ¡eso lo hace muchísimo más divertido!
"¡Ya espero con ansias nuestro duelo, Alejandro Ordoñez Salazar!"
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Teen FictionAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...