Estoy aquí, no sé cómo me las arreglé, ¡pero lo logré!
—William, ¡¿qué estás esperando?!
—¡Voy señor! —aunque sea en la banca al menos tendré una oportunidad de disputar el partido.
—No te ilusiones mucho, que estés calentando banca no significa que vayas a jugar—me susurra Jaime una vez llego donde está el resto de los 17 convocados para la primera ronda de los intercolegiados en nuestra categoría.
—Ya veremos—a esto responde con un resoplido malhumorado. Qué se joda, no dejare que nadie me arruine este día, no cuando esta cancha me está esperando.
Los partidos del torneo intercolegial se realizan en los campos cerca del aeropuerto de la ciudad, unas canchas enormes que se extienden por un extenso territorio en paupérrimas condiciones para tratarse del lugar donde se disputan los partidos oficiales entre equipos juveniles, mostrando el interés que le pone la ciudad al deporte, aunque eso poco importa, una cancha de fútbol es una cancha de fútbol, trátese del Bernabéu o estos potreros. Lo que importa aquí, son ellos, al otro lado de la cancha 3, un grupo de jóvenes comienza a calentar al igual que lo estamos haciendo nosotros, son el equipo del colegio Libertadores de nuestra categoría de 12 a 14 años, el equipo campeón del año pasado.
—Bien es hora, solamente enfóquense en hacer lo que entrenamos, no tiene sentido morirse de miedo porque nuestro primer rival es el campeón vigente—comenta tranquilamente nuestro entrenador y profesor de educación física, Pedro, como si al perder técnicamente no se perdiera todo el trabajo que ha venido realizando desde el comienzo del año.
—El profe tiene razón, igual si queríamos clasificar al campeonato nacional tarde o temprano tendríamos que enfrentarnos a un rival de este calibre—reafirma el capitán del equipo que exclama estas palabras como si no hubiésemos perdido en la primera ronda el año pasado. Como sea, haremos todo lo posible por lograr la hazaña.
—Ok, ¡aquí vamos!
—¡Sí!
Ubicándome en mi respectivo puesto en la "banca", que no es otra cosa que estar sentado a un costado de la cancha sobre el césped, puedo observar a la gran multitud que empieza a aparecer en los alrededores, entre la cual hay algunos conocidos. ¡Definitivamente jugare este partido! Incluso si el entrenador no tiene intenciones de ponerme.
Los 11 iníciales de ambos equipos se acomodan listos para el silbatazo inicial que dará el saque para nuestro equipo, a su vez que la señal para el comienzo de la batalla de ambas escuadras por sobrevivir al torneo de 64 equipos de todo el departamento que luchan por los dos cupos a la fase nacional.
—¡!
La pelota rueda y las emociones comienzan al instante, nuestro equipo vestido de camiseta blanca y pantaloneta negra mueve la pelota por todos los hombres libres, mientras el colegio Libertadores, usando un uniforme que parece estar basado en el PSG de Francia, se repliega atrás esperando a que tomemos la iniciativa. ¿Este es el juego de un equipo campeón?
La situación se ha prolongado durante 10 minutos, dando señales de que no piensan atacarnos al menos durante la primera parte del partido. En ese caso, podemos aprovecharnos de su estrategia.
—¡SUBAMOS! —exacto, tal como Jaime lo indica, subir la defensa hasta la mitad de la cancha es la mejor decisión debido a que nos permite recuperar el balón más fácil al tiempo que ganamos más intensidad en el ataque. Puede que sea un imbécil, pero se nota que sabe de lo que habla, con su número 4 marcado de negro, es el principal defensor central de nuestro equipo.
—¡NO! —¿eh? El profesor pega un grito que es escuchado por todos, sin saber a qué se refiere con esa negación, ¿por qué sería una mala decisión?
—¡GOOOOOOL!
Mierda.
—...
¡¿Qu-qué acaba de pasar?!
—¡INCREIBLE!
—¡EN EL PRIMER ATAQUE LOS VACUNARON!
En... en un cambio de actitud repentino, un robo agresivo de parte del capitán de los rivales dio lugar a un contraataque perfecto que terminó en la anotación de su estrella, Gonzalo Gutiérrez, portador de la camiseta número 9.
—¡Profesor! ¡¿Qué es lo que acaba de pasar?! —volteando todos los de la banca en dirección a nuestro guía nos encontramos con una cara de evidente fastidio.
—Hemos caído en una trampa atrapa bobos.
—¿Trampa atrapa bobos? —preguntamos al unisonó.
—Piensen en esto como las trampas que les ponen a los ratones, en este caso el queso es la posición en la que se ubicaron los rivales y el ratón somos nosotros, ¿qué es lo que pasa cuando el ratón se acerca al queso?
—¡Ah!
—Pero es sólo un gol.
-—Sí, ya no caeremos en la misma trampa.
—¡Vamos muchachos! —el profesor mantiene una expresión seria analizando lo que ocurre en la cancha en respuesta a estas afirmaciones confiadas del resto. ¿Un sólo gol? Quisiera ser optimista, pero la sensación que me provoca este equipo es la misma que cuando me enfrenté a Alejandro. El partido prosigue y sin importar que tipo de jugada utilice, el equipo es incapaz de romper la defensa de los libertadores que mantienen la calma manejando el ritmo del partido.
—...—es desesperante, es sólo cuestión de tiempo para que nos claven el segundo y yo como un tonto aquí sentado, ¡¿acaso acabara así?! ¡¿Sin poder hacer nada, aunque entre?!
"—¡TU PAPÁ ES INCREIBLE WILLIAM!"
No, sin importar la situación, ¡creare ese escenario!
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Novela JuvenilAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...