EL SUEÑO DE UN PRODIGIO

CP 4 PARTE 2: ELIZABETH

Sabes que te has levantado con el pie derecho cuando lo primero que recuerdas al abrir los ojos es la imagen del perturbado de Alejandro siendo derrotado por mi precioso William. ¡Por fin le dieron su merecido a ese sabelotodo!

—¡Buenos días! —salgo exclamando de mi cuarto con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

—Hola Elizabeth—responde mi papá quien apenas se está levantando, por lo que tiene la cara de un muerto viviente.

—¿Qué es esa actitud tan deprimente? Vamos dilo con más energía, ¡buenos días!

—¿Por qué estás tan ruidosa?

—¡No puedo evitarlo, estoy de muy buen humor!

—Como sea, sólo trata de no gritar tan fuerte, a los vecinos todavía les quedan unas horas de sueño—dice papá mientras se limpia las lagañas y se va a preparar el desayuno.

—Eso es demasiado aburrido.

—El mundo de los adultos es aburrido

—Antes mi energía es lo que les falta a esos vejetes para que no estén retorciéndose en una cama el día de su muerte, pero como sea, no voy a dejar que nada arruine mi día.

Truenos se escuchan de fondo cuando salgo de la ducha, acompañados por un intenso aguacero como hace mucho no cae.

"—Son 50.000 pesos por salvarte del acoso y otros 50.000 por evitar que te dieran la paliza de tu vida después de hacértelas de Goku. O sea que son 100.000 pesos los que me debes."

Desde aquella vez que no llovía tanto, ¿de verdad han pasado dos meses? Como vuela el tiempo.

"-Sin embargo, aunque sea imposible para mi volver a lo que era, puede que con mi yo actual sea capaz de crear un camino mejor."

¿En que estará pensando ese chico?

—Listo desayuno—sentada en el comedor familiar, comienzo a devorar el desayuno con mi papá sentado al otro extremo vigilándome con cara de pereza.

—¿Qué pasa?

—¿Qué pasa de qué?

—Es que me estás mirando raro.

—Este es el rostro de un hombre de 39 años a las 5 de la mañana.

—¡Oh! Así que te está comenzando la crisis de la mediana edad.

—Culicagada, tú nunca te mides con tus palabras, ¿verdad?

—Jajajajaja, ¿qué no es la verdad? —aunque pensándolo bien, esta actitud altanera y agresiva mía, la conocen muy pocas personas.

—...

Nunca me había parado a pensar en esto, pero, ¿cómo fue que llegue a ser considerada una estudiante modelo al nivel de Felipe?

— ¿Qué sucede?

—¿Ah?

—Tenías una cara muy seria hace un momento—ahora es mi papá quien devuelve la pregunta

—No es nada, estaba pensando—digo observando el humo del chocolate frente a mí.

—Eso sí que es raro en ti.

—¿Qué quieres decir? Yo también puedo tener pensamientos complicados.

—No me refiero a eso, lo que quiero decir es que es raro que le prestes atención a esos pensamientos, después de todo eres una chica muy descomplicada.

—Descomplicada, ¿eh? —qué curiosa descripción, apuesto a que nadie en el colegio pensaría eso. Una chica inteligente, trabajadora, elegante y hermosa, esa es la imagen que me forcé a crear después de las constantes veces que perdí el rumbo cada vez que me derrotaba Gabriela, sin embargo, la realidad es muy diferente, mi verdadero yo, la cara que ven mi papá, Lucas, Felipe e incluso el perturbado de Alejandro es otra cosa. Una chica torpe, inocente e impulsiva que no sabe de lo que habla.