"—¿Cuándo te diste cuenta?
—Desde que escuche tu historia con él tenía mis sospechas que había algo mal con su "odio" al fútbol, pero lo confirme cuando se enfrentaba a William, era obvio que anhelaba jugar.
—Jajaja, si los ojos de Alejandro son capaces de verlo todo dentro de la cancha, tus ojos son capaces de ver todo dentro del corazón de las personas.
—¿Eh?
—Nada, divagaciones de un perdedor.
—¿Entonces me vas a decir que fue lo que pasó?
—No sé mucho al respecto, sólo rumores.
—Dímelo.
—Dicen las malas lenguas, que la razón por la que el Quindío Spurs desapareció, fue por culpa de su estrella.
—¡¿Cómo?!
—Después de ganar su cuarto campeonato consecutivo se decía que había muchos conflictos internos con su estrella el Rey del campo y que ocurrió un asunto tan grave que hizo que el experimentado entrenador Luís Suarez disolviera el equipo juvenil más fuerte de todo el país en ese momento, a su vez que también desapareció la figura de su 10 de las canchas.
—¿Esos rumores son ciertos?
—No lo sé, para entonces habíamos cortado cualquier tipo de contacto entre los dos.
—...
—Aunque sí estoy bastante seguro de lo siguiente.
—¿Qué cosa?
—Alejandro en todo este tiempo, solamente se ha estado haciendo el fuerte."
¡Ese idiota! Me va a escuchar fuerte y claro, no lo voy a dejar salirse con la suya.
—¡¿Dónde está ese perturbado?! —llego donde está el cumulo de adolescentes sudados todavía celebrando su victoria pasándose el balón entre sí, pero no hay rastros de él.
—¿Elizabeth? ¿Qué es lo que pasa?
—¡¿Dónde está Alejandro?! —le exijo a Lucas mostrándole que no tenía tiempo que perder.
—Se fue a lavar la cara, probablemente esté detrás de la cafetería... ¡hey, ¿sucedió algo malo?!
—¡Luego te explico Lucas! —respondo corriendo a toda velocidad.
¡¿A qué demonios quieres jugar perturbado?! Ya me lo había imaginado, pero si resulta ser cierto, entonces, ¡eres la persona más tonta e inocente que...!
—¡Alejandro!
—¡¿?!
—¡¿Elizabeth?!
—Siempre... nos... encontramos... en los momentos... más... inapropiados, ¿eh?
¿Quién es Alejandro Ordoñez Salazar? Sin duda la palabra más simple para describirlo es que es un prodigio, un prodigio capaz de lograr lo que sea que se proponga. Sin embargo, los talentos o las habilidades de una persona no sirven para definir su verdadero ser. ¿Frío? ¿Antipático? ¿Arrogante? ¿Depresivo? ¿Malgeniado? Nada de eso, lo que es esta persona delante de mí, es un mentiroso.
Por eso fue que a medida que lo conocía más me recordaba a la yo que fui hace unos años, la razón por la que me irritaba tanto su forma de pensar y actuar más allá de que fuera contraria a la mía, era porque sus palabras a pesar de pronunciarlas con total sinceridad, estaban destinadas a que creara esa imagen sobre él, qué pensara que él era un caso perdido. Igual que lo hice yo tratando de ser una chica perfecta, igual que en este momento Gabriela finge que disfruta del tenis.
Dos meses para mí, dos años y medio para todas las personas que lo aprecian.
"—Por eso tengo que sacarlo de ese abismo, tengo que salvarlo, sin embargo, no importa cuánto quiera soy incapaz de darle la respuesta que busca, soy incapaz de darle la tranquilidad que su corazón necesita, así que, yo...yo..."
¿Por qué carajos juegas a ser el héroe?
"—...yo... lamento tener que meterte en problemas que nada tienen que ver contigo, pero no tengo otra opción más que pedirte que, por favor salves a mi hermano."
¡¿Qué no ves que en vez de mejorar las cosas les estás haciendo daño a todos?!
—¿Qué significa esto? —mi voz sale algo ahogada, pero con el tono serio que requiere la situación.
—Lo siento, no creo que este sea el momento para...
—Déjala... Verónica.... —recostado sobre la pared trasera de la cafetería al lado de la pequeña regadera instalada allí, Alejandro trata de pararse, no obstante, las piernas y todo el cuerpo le tiemblan.
—Alejo...
—¡No necesito ayuda! —rechaza a su hermana que le había extendido el brazo, intentando sostenerse sobre sí mismo varias veces hasta que a duras penas lo logra, dándome la cara.
—¿Y bien?
Los restos de sangre se ven debajo de sus labios, su torso bien trabajado y definido destaca por una enorme cicatriz en el pecho y la rodilla izquierda le tiembla tanto que da la impresión de que pronto colapsara, sin la venda que llevaba durante el partido se puede ver que esta tiene una forma extraña.
—No... es nada... que... necesites... saber—apenas si puede hablar, su respiración es entrecortada y parece que el simple hecho de inhalar y exhalar le implicara un esfuerzo sobrehumano.
Muy, pero muy desconcertante, esta imagen tan vulnerable que está dando en este momento, es la evidencia definitiva de que Alejandro y yo seguimos siendo unos completos desconocidos.
—Las mentiras son una cosa de locos, ¿no? Sirven para evitar lastimar a las personas y a nosotros mismos, pero cuando son descubiertas causan el doble del daño que hubiera ocasionado decir la verdad en primer lugar—estas palabras me sorprendieron al salir de alguien cuya presencia no había notado hasta el momento, un muchacho que está al lado de Verónica que empieza su retirada con una sonrisa resignada.
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Ficção AdolescenteAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...