Aburrido, sin gracia, monótono, para mí eso era el fútbol cuando tenía 13 años, sin darme cuenta el deporte que se había convertido en mi pasión, lo que le daba color a mi gris existencia y me permitía ser yo mismo, había perdido cualquier afecto que le pudiera tener, haciéndome conocer por primera vez lo que era la desesperación. Fue la primera vez que al verme al espejo no reconocí a la persona que estaba reflejando.
Aunque... ¿quién se supone era esa persona en primer lugar?
Siempre que hacía algo era porque quería que mi papá me reconociera, esa fue la razón por la que hice de todo y desarrollé tantos talentos, pero nunca hice algo porque me llamara la atención, hasta el propio fútbol lo empecé por la influencia de Carla, entonces, ¿qué era lo que tenía de diferente esa pelota pecosa? ¿Qué era lo que encontré en ese momento? ¿Quién era ese yo que encontré en la cancha? ¿Por qué desapareció de un momento a otro? Por más que me lo pregunte no lo recuerdo, haciendo que mis sentimientos por este deporte sean confusos, incluso ahora en medio de un partido y habiendo tomado la decisión de regresar.
Quiero recuperar lo que perdí, pero, ¿qué fue lo que perdí? Sé que jamás volveré a ser ese niño inocente que sonreía con la pelota en los pies, mi yo de ahora sea quién sea, está muy distante de esa inocencia, no obstante, más allá de esa alegría de infante por perseguir el balón, hay algo que me molestó muchísimo en ese último año en que lo perdí todo y que en este encuentro también me molesta. ¿Por qué mis pases se sienten tan monótonos a pesar de mandarlos donde quiero que vayan? ¿Por qué siento que mis tiros carecen de vida cuando son tan precisos y elegantes como siempre han sido? ¿Por qué me siento tan aburrido si todo está saliendo como lo había previsto? ¿Por qué esta cancha se ve tan gris a pesar del esfuerzo de mis rivales y de mis compañeros? ¿Por qué la euforia del público se siente tan ajena de mí? ¿Por qué el fútbol se ve tan diferente desde afuera y cambia cuando estoy jugando? Sé que en algún momento esto no fue así para mí, lo sé, tengo mis recuerdos, mis sueños y mis experiencias, el fútbol era un deporte lleno de vida como ningún otro, la satisfacción que sentía con cada pase, con cada movimiento, sé que la sentí, pero ahora parece una ilusión distante.
Sin embargo... a pesar de todas esas incertidumbres, tengo algo muy claro, este sentimiento que carcome mi corazón no es culpa del fútbol, es completa y totalmente mi culpa, ya que lo que sea que haya perdido por culpa de mi estupidez, le ha quitado color a mi fútbol.
—¡No te la creas tanto malparido!
—Jejejeje.
¿Así que no te piensas rendir? Muy bien chico, muéstrame tus agallas, quizás de esa forma logre observar mejor lo que el enano de William me mostró, lo que sé que a esa fujoshi le sobra, lo que aún no soy digno de obtener, ¡muéstrame lo que le da color a tu vida y a tu fútbol!
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Teen FictionAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...