Intento tras intento termina en un rotundo fracaso, barridas, cuerpo a cuerpo, entradas de todo tipo, nada funcionaba con la elegante pisada de balón de Alejandro que demostraba la abismal diferencia de sus habilidades con el pequeño William.
—Eres demasiado lento y tus ataques son demasiados predecibles, ¿al menos lo estás intentando?
—¡POR SUPUESTO QUE SÍ!
"¡Demonios, esto es ridículo! Ni Jaime me ha humillado de esta forma."
"Su sentido del juego es peor de lo que pensé ni siquiera me obliga a usar un regate, con simplemente cambiar la pelota de pierna es suficiente para derrotarlo. Debiste ser más racional con tus decisiones fujoshi, este chico no tiene ninguna oportunidad de quitarme la pelota."
—¡Maldita sea, al menos préstame atención! —lanzado como una flecha, el pequeño avanza al ataque tratando de conseguir una oportunidad de llegar a su meta.
"Debe de haber alguna oportunidad, no existe ningún jugador al que no se le puedan quitar la pelota."
Apretándolo con su cuerpo, William trataba de irritar al apacible Alejandro, pero el resultado no fue tan conveniente.
" Este enano, parece una puta loli tsundere (*)"
—¡Ya fue suficiente!
—¡WOW!
Abriendo su brazo, Alejandro mandó a su pequeño adversario a dos metros de distancia.
"¡¿Qué, también tiene fuerzas sobrehumanas? !¡Pero si se ve delgado!"
Contemplando la escena a una prudente distancia, estaba Elizabeth sorbiendo una gaseosa colombiana, mientras su otra mano sostenía una empanada.
"Ahora que lo recuerdo, al sujeto que le partió la cara cuando nos conocimos medía aproximadamente 2 metros y era bastante corpulento. Tanto como para recibir dos patadas mías lanzadas con el apoyo de todo mi cuerpo y no causarle mayor daño, ¿en dónde esconde tanta fuerza?"
—Oh, parece que un mosquito me estaba picando el brazo—dice el frío prodigio rascándose el brazo izquierdo con una expresión despreocupada.
—¡¿SE ESTÁ BURLANDO DE MÍ?!
"Maldito presumido."
—¡Hey Alejandro! ¿No estarás haciendo esto solamente para lucirte? —saltaba la mujer del grupo cansada de ver el mismo resultado una y otra vez.
—Para nada, ¿qué chiste tendría lucirse ante alguien tan débil? —responde con su habitual desinterés.
—¿Entonces cuál es el propósito de todo esto? Es obvio que William en su condición actual es incapaz de quitarte la pelota.
—No es mi problema.
—¿Uh? ¿No dijiste que lo entrenarías? Al menos dale un consejo.
—¡Es cierto! —apoyaba el prepuberto en cuestión alzando las manos en señal de protesta.
—Ya le di el único consejo que necesita para lograr su objetivo, ¿o es que se les olvido? Porqué si es así entonces son familiares de Dori (*).
—¡Por supuesto que lo recordamos! Sólo que tus ideas son muy confusas.
—Aposta este chico está dependiendo de ti—suspira el rey del campo cansado de la ignorancia de sus acompañantes.
—¡¿Qué quieres decir?!
—Que William avance en este entrenamiento depende exclusivamente de él, entre más se tarde en comprender lo que significa el hecho de venderle el alma al fútbol menos será su avance. Este entrenamiento trata de crearle una intuición para el fútbol, así que, en vez de estar criticando mis métodos, ¿no deberías estar buscando una forma de ayudarlo? —provoca a Elizabeth, mirándola con una sonrisa burlesca.
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Novela JuvenilAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...