¿Qué es lo que deseo con el fútbol? ¿Por qué de todas las cosas que he practicado en mi vida es la única que ha perdurado tanto en mi corazón? Esas preguntas creí haberlas resuelto hace muchísimo tiempo, en ese caso, ¿por qué he olvidado sus respuestas?
—¡UNA MÁS!
—¡SÍ! —fuerte y precisa, Elizabeth regresa las pelotas que su profesor le lanza a todas direcciones del costado de su cancha en el campo de tenis.
Esa niña... ¿cómo encontró la respuesta a esas preguntas? Habiéndose percatado de mi presencia en las gradas vacías del centro vacacional, se acerca terminado el entrenamiento.
—H-hola—me saluda nerviosa, después de un largo tiempo sin tener una conversación decente entre los dos.
—Hola—saludo secamente esperando a que tome asiento a mi lado.
— ¿Cómo supiste que entrenaba aquí?
—Le pregunte a tu amigo pelirrojo.
—¿Lucas?
—Sí.
—Uhm, entiendo—tratando de encontrar una forma de hacer proseguir la conversación, su nerviosismo se hace evidente al alternar su mirada entre mi dirección y otro costado.
—Vine a decirte algo.
—¿Es sobre tu decisión de quedarte en el Esperanza? —pregunta tensando su cuerpo por la incomodidad.
—Sí.
—¿Por qué lo haces?
—Porqué necesito encontrar lo que he perdido—sin dejar de disfrutar del atardecer que cae sobre las canchas al frente nuestro, las palabras fluyen de mi boca más fácil de lo esperado.
—¿Y eso es?
—No lo sé, pero tú y William lo tienen.
La fujoshi suelta una leve risa al oír esto.
—¿Cómo puedes decir eso si no sabes lo que buscas?
—Porqué es algo que se nota a la vista, simplemente no me di cuenta antes por culpa de mi necedad—de haberme dado cuenta antes, quizás hubiese encontrado otra solución en aquel entonces—así que, para no quedarme atrás, comenzare a buscar ese algo que perdí y para eso necesito de ustedes dos.
—¿Ah?
—Los estaré observando muy atentamente a ti y a William.
Desconcertada Elizabeth es incapaz de responder.
—Por lo que muéstrenme hasta donde pueden llegar con su trabajo duro, mientras tanto yo...—corto mis palabras al no poder mantener mi mirada en esa cara tan estúpida que está poniendo y al hacerlo puedo presenciar cómo el sol da sus últimos rayos del día—... volveré a la batalla que dejé a medias por culpa de mi arrogancia.
Tarda unos segundos en descifrar el mensaje, pero cuando lo hace...
—¡Tú...!
—Yo la encontraré cueste lo que cueste, de modo que estate atenta porque no me quedare atrás de ustedes por mucho tiempo—esta vez sí la enfrento con la mirada, transmitiéndole mi primera decisión seria desde que nos conocemos.
—Muy bien, muéstrame...—ella sonríe desafiante al igual que aquella primera vez—... la verdadera fuerza del jugador más talentoso del país.
"—¡¿No es increíble Alejo?! ¡Vas a poder cumplir tu sueño haciendo lo que amas!
—¡Sí, jamás me había divertido tanto!
—Sigue por ese camino y encontrarás eso que tanto anhelas.
—¡¿De verdad?!
—De verdad"
Perdón Carla.
—Tú tranquila, te mostraré lo que es un verdadero jugador de fútbol.
Jamás volveré a huir, sin importar que tan confundido me encuentre, que tan asustado esté o que tan podrido se encuentre mi corazón. Yo jamás volveré a cometer el mismo error. Ya va siendo hora de que me ponga serio con el camino que está tomando mi vida
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EL SUEÑO DE UN PRODIGIO
Ficção AdolescenteAlejandro Ordoñez Salazar era considerado como la mayor promesa del fútbol colombiano ganando 4 campeonatos nacionales consecutivos con su legendario equipo el Quindío Spurs. Sin embargo, cuando se encontraba en su mejor momento desapareció. Dos a...