HARRY POTTER Y EL LUGAR DE SUS SUEÑOS

CAP.79- LA DESPEDIDA

Despertar en la habitación con detalles dorados y rojo Griffindor era como estar en el cielo, tal vez los colores desentonaban un poco para lo que se tenía descrito como el cielo, pero el ángel que estaba entre sus brazos era suficiente para creer que estaba en la majestuosidad de la gloria eterna, el destello del color pálido y blanco de su piel bañada en oro, añadiendo los sedosos cabellos rubios casi plata. La cálida respiración tocando su pecho, el perfil perfecto como si hubiera sido tallado por los mismos Dioses, sin mencionar lo esplendoroso del cuerpo desnudo descubierto y expuesto ante sus ojos, las curvas perfectas figurando el arco de su espalda y sus caderas. Definitivamente Harry estaba en el cielo y no se sentía merecedor de estar ahí. Eso era maravillosamente perfecto.

Acariciaba los cabellos rubios platinados mientras Draco ronroneaba placentero, el tiempo podría pasar y ellos vivir eternamente en ese perfecto momento.

— quedémonos aquí por siempre - resonó la grave voz adormilada de Harry.

— Podríamos hacerlo. Podría vivir aquí y hacerte el amor todo lo que me resta de vida. - Draco besó el pecho de Harry. Soltando un jadeo al escuchar el gemir de Harry.

Se acercó para besarlo mordiendo el labio inferior con más jadeos, pasando su voraz lengua dentro de la boca de Harry siendo devorada con la misma intensidad con la que fue empujada. - te amo, Harry... - Draco bajó al cuello tomando su cabello dando un tirón para que abriera más paso al acceso de su ataque a la yugular, como vampiro sediento por la sangre de su amado. Estuvieron así, dando caricias y diciéndose cuando se amaban una y otra vez hasta que sus gargantas se secaran y quedaron sin voz, de tanto gritar sus nombre.

— Tengo algo para ti. - Harry besó la frente de Draco - Accio regalo - una cajita salió volando hacia la mano de Harry.

— Pensé que este era mi regalo - bromeó Draco pegándose al cuerpo de Harry, pasando su mando por el abdomen y el pecho con ligeras caricias - Había quedado muy complacido, para ser honesto. - dio un beso en el cuello, Harry sonrió soltando un suspiro.

— Aunque sé que soy un buen regalo - Harry se regodeó con malicia. - Tengo otro para ti. Ábrelo. - Harry pasó la cajita dorada decorada con un listón alrededor en forma de moño, Draco abrió la cajita, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios.

— Es hermosa. ¿Me ayudas? - Harry sacó el objeto para enredarlo en la muñeca de Draco, era una pulsera de Pandora de oro puro, con una muy pequeña snich dorada que sus alas conectaban las cuerdas para cerrar. Se miraba hermosa alrededor de la muñeca pálida y delgada de Draco.

— Tenía una piedra esmeralda, pero... pon tus labios sobre la snich - al poner sus labios la snich se abrió y el destello de la esmeralda deslumbró ante los ojos de Draco, era pequeña como una gota de agua color esmeralda, un regalo hermoso. - es la snich que atrapaste, pensé que sería buen detalle hacer la transfiguración, Luna me ayudó es muy buena con esto, no lo hubiera logrado sin ella.

— Harry es hermosa. Gracias. - Puso su mano al aire y la movía de un lado a otro, observando los detalles. Draco subió su cuerpo para quedar sobre Harry besando una y otra vez por el resto del tiempo que permanecieron en ese bendito lugar.

El resto de la semana fue caótico, Draco había regresado al trabajo a San Mungo y Harry se quedaba en casa; los niños la pasaban de la madriguera, a la Mansión Malfoy o con Harry, pero en esos días Narcisa había decidido tener todo un campo de guerra en la Mansión Drarry, llevando la artillería pesada para realizar modificaciones de ampliación mágica y mantenimiento del jardín, para la fiesta de almas destinadas.

Draco había dado un rotundo "No" al hecho de que la fiesta se llevará acabo en la Mansión Malfoy, Narcisa estuvo insistiendo, objetando que en la Mansión había más espacio y los salones eran más adecuados para el evento, pero Draco fue firme y cortó de tajo la intención de su madre. El objetivo era celebrar su unión en el lugar que fue el testigo de su reencuentro con Harry y el lugar que ha sido testigo del gran amor que se tienen. A demás de que ese jardín fue el testigo de la primera vez que realizó un patronus. No existió forma de que Narcisa pudiera convencerlo de algo diferente.