LEYLA STERNE
1 mes después...—Eres una de las mujeres más bonitas que he visto. Te lo digo de verdad—Avery me ajusta el vestido.
Es precioso: La tela blanca cae con sutileza y se ajusta a mi cuerpo con precisión. Tiene detalles brillantes en el escote que se adhieren a mi piel.
Mi corazón está a mil por hora. Todos están afuera mientras Avery termina de preparar los últimos detalles de mi peinado: un medio recogido, mechones sobresalen y caen sobre mi frente, dando un aire algo más suave y casual, sin perder la formalidad.
—Estoy nerviosa...—le respondo y de vez en cuando echo un vistazo hacia afuera por la ventana.
La boda es en el jardín.
Mi madre, la madre de Simon y los invitados ya estaban allí. No habían muchos pero se sentia como multitud.Avery sonríe, apoyando suavemente su mano sobre la mía.
—Todo irá bien. Sólo estás nerviosa por lo que se avecina.—intenta tranquilizarme.—Eres preciosa. Simon se desmayará apenas te vea caminar hacia él.
Me miro en el espejo y sonrío levemente. Sabía que tenía que controlar mis emociones y mantener la calma, pero era difícil no pensar en lo importante que era este momento y en lo mucho que amaba a Simon.
Respiro hondo y me enderezo ligeramente, decidida a disfrutar cada minuto de este día especial.—Ya es hora dice— mi madre, quien entra por la puerta.
—Santo cielo...—pronuncia en voz alta y sus ojos se humedecen—. Te ves preciosa...
—No abrazos. No besos. Al menos no hasta que acabe lo más importante. No podemos arruinar ningun detalle—interfiere Avery.
Mamá sonríe y me aprieta los hombros con cuidado.
—Estoy tan orgullosa de ti, hija. De verdad deseo que seas profundamente feliz.
Voy a llorar.
Lo reprimo tanto como puedo para no arruinar el maquillaje.—Gracias, mamá. Eres increíble.
Sonríe y el calor que trasmiten sus ojos traspasa en mi ser, colocando calma y apaciguando los nervios.
—Es hora, ve por tu hombre—me anima Avery.—Por cierto, debería irme ya. Ese piano no va a tocarse solo.
El corazón me da un vuelco y un nudo de nervios se instala en mi estómago.
Avanzo con mi madre, bajo las escaleras y doy cada paso con lentitud.
Lista para empezar el momento que había esperado durante semanas.Bajo la mirada hacia mis manos temblorosas y tomo una respiración profunda, tratando de calmarme.
—Estoy lista.—me repito con voz baja
Mis zapatos pisan el césped y entro en cuenta que estoy en el jardín. Flores blancas manchan el suelo. Las luces se entrelazan en los árboles y un largo y a la vez corto camino abre paso. Sigo con la mirada y lo veo.
El amor de mi vida está justo allí.
Los ojos de todos se posan en mi. Simon sonríe y me percato las lágrimas que caen por sus mejillas al mismo tiempo en que me mira de arriba a abajo. Mi corazón se aprieta cuando veo a Haven a su lado con un corbatín en el cuelloSIMON ROMANOV
La veo.
Veo a mi futura esposa entrar, mi aliento es capturado en mi garganta.
No hay palabras para describirla, ni para expresar la mezcla de emociones que estoy sintiendo.
Todos nos miran.
En ese momento, mi atención está completamente puesta en ella. Todo lo demás desaparece cuando la veo caminar hacia mí, hermosa y con una sonrisa radiante.Ella avanza y atrapo el ligero temblor de su cuerpo. La timidez abraza su semblante.
Su madre camina hacía ella hasta que llega a mi.
La miro de arriba abajo, asombrado y maravillado por su belleza.—Eres perfecta—susurro, apenas capaz de formar las palabras.—. Y estás guapísima.
Sus mejillas se encienden en un carmesí.
—Y tú...tú... también...—murmura,
sus ojos brillando de amor.Sonrío suavemente y levanto las manos para acariciar sus mejillas.
—Estoy tan afortunado de estar aquí contigo hoy.
Poso mi atención en los invitados, sonriendo ampliamente.
Era hora de empezar.—Señoras y señores estamos aquí para reunir a estos dos individuos y ser testigos de su amor—el padre de Avery es quien habla. He platicado con él desde hace unos meses.
Es un gran hombre.
Y ha sido un apoyo increíble.
Un silencio expectante cae sobre el grupo de invitados mientras el padre de Avery empieza su discurso.Escucho atentamente, mis ojos nunca se apartan de Leyla. Mis emociones se arremolinan en mi interior, cada palabra que escucho hace que mi corazón se llene aún más de amor.
Mi mano se entrelaza con la suya y ella me sujeta con fuerza.
El tiempo parece avanzar a cámara lenta, al mismo tiempo me siento atrapado en este momento mágico con Leyla, rodeado por nuestros seres queridos y llenos de felicidad.
El discurso prosigue hasta que llega la hora.
Asiento con calma cuando llega el momento de responder, mi voz temblorosa pero llena de emoción:
—Yo, Simon, te tomo a ti, Leyla, como mi esposa. Prometo amarte, apoyarte y cuidarte siempre. A partir de hoy, prometo ser tu compañero, tu amigo y tu único amor.
Su sonrisa se ensancha, y puedo ver que sus ojos se llenan de lágrimas. Su mano aprieta la mía con más fuerza, un gesto que sabía que significaba que sentía lo mismo que yo.
—Yo, Leyla, acepto a Simon como mi compañero de vida—quiero besarla ahora mismo—. Prometo ser leal y mantenerme en las buenas y en las malas.
Sus palabras tocan cada fibra de mi ser, y siento una oleada de emoción y felicidad inundarme. Mis dedos acarician la parte de atrás de su mano con mi pulgar en un gesto reconfortante, sintiendo la conexión entre nosotros fortalecer cada vez más.
El padre de Avery continua con sus palabras y el tiempo pasa, cada minuto acercándonos más y más a ese momento tan especial.
No dudaba ni por un momento que había encontrado a mi alma gemela y que estaríamos unidos para siempre.
—¡Entonces, pueden besarse!—todos nos animan. Unos lloran y otros aplauden.
No me lo pienso dos veces. Me acerco a ella y la rodeo con mis brazos, atrayéndola hacia mí. Mi esposa.
Es mi esposa ahora.
Bajo la mirada hacia aquellos bonitos ojos, con nuestros rostros tan cerca que puedo sentir su aliento en mis labios.
—Te amo.—Susurro, antes de inclinarme más y unir nuestros labios en un beso lleno de amor y dedicación.
El mundo a nuestro alrededor se desvanece cuando nos besamos, y estoy completamente atrapado en el momento. Sus labios se sienten suaves y familiares contra los míos. Mis manos acarician su espalda mientras profundizo el beso.
Al fin estábamos juntos.
Por fin éramos solo nosotros.
Leyla era mía, y yo era suyo.
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Forgive Me
RomanceDonde la verdad es el camino a la salvación, Leyla Sterne, una devota mujer criada en las estrictas creencias de su iglesia, se ve desafiada cuando Simon Romanov, un enigmático ex-militar, llega al pueblo. A medida que su encuentro florece, se desp...