Anabela
Han pasado dos meses desde que Vladímir y Francisco me han estado entrenando y debo de decir que ha sido un poco duro. He terminado con moretones y golpes, pero ya sé defenderme.
Veo a lo lejos la pared de tiro, tomo mis cuchillos favoritos, unos rojos hermosos que Vladímir me dio.
Tomó uno de ellos en mi mano, tranquilizó mi respiración y, en un movimiento rápido, lo lanzó contra la pared. Da en el centro. Estoy orgullosa.
—Me encanta esa nueva faceta de ti, mi reina mala, mi mafiosa. —Escucho la voz de Vladímir a mis espaldas.
Volteo y veo que trae a nuestra hija en los brazos; ya está muy grande mi niña. Los veo y me acerco rápidamente.
—Qué hermoso es ver a mi familia. —Le doy un beso a Vladímir.
—En el tiro con cuchillo estás excelente y cómo vas con el tiro de arma de fuego. —Me encanta verlo tan profesional. Desde que entramos a este lugar me trataba como si no fuéramos nada; me encanta porque me ha enseñado mucho.
—Excelente, me encanta disparar, pero me gusta más el tiro con arma blanca —le digo.
—Estás lista, te hemos enseñado todo y sabes cómo actuar ante un mafioso, cómo manipular su mente —me dice.
—Me encanta cuando me hablas así, tan profesional, tan frío —menciono y le doy otro beso.
—Ya no te puedo enseñar más, te he enseñado todo lo que sé —declara.
—Es momento de volver, tenemos un mes para planear todo y, como apoderarnos del club de Abdel, quiero llevar a cabo ese plan lo más rápido posible —expresó.
—Entonces regresemos a casa, preparemos todo; es momento de volver y darle la cara a la muerte.
Tomo mis cuchillos. Nos vamos los tres, subimos a la bebé a su silla y subimos al auto y dos autos van detrás de nosotros.
Llegamos a la casa, bajamos del auto con la bebé y al entrar veo a la mujer esa, Irina, mirando a escondidas a mi esposo. Sé que le gusta.
—Llevaré a nuestra hija a su habitación —le digo a Vladímir y le quito a la bebé.
—Está bien, mi reina, yo tomaré un baño —se acerca a mi oído—. Te estaré esperando en la habitación, ansioso.
Le doy una sonrisa juguetona y veo cómo se marcha; yo también me voy hacia el cuarto de mi hija.
Entro y dejo a la bebé en su cama para cambiarle el pañal.
Me giro para tomar el pañal del mueble y en eso siento un dolor de cabeza; me agarro fuertemente del mueble.
—Podría ser qué. Quizá necesito averiguarlo —me digo a mí misma en susurro.
Vladímir
Me ha gustado ver cómo mi reina entrena fuertemente. Ya le he enseñado todo lo que sé; ella es una espléndida mafiosa.
He notado algo raro en ella. Hay ocasiones en las que la he encontrado dormida varias veces; eso me hace levantar sospecha, pero no lo sé, quizá tal vez sea porque estar entrenando y la bebé consumen su energía.
Me dirijo al baño; necesito una ducha. Me desvisto completamente, me meto en la regadera, abro la llave y el agua comienza a caer. Tomo el champú y comienzo a masajearme el cabello.
De repente siento las manos de alguien tocando mi pecho. Pero tengo jabón en los ojos; no sé quién es, pero sospecho que es mi reina.
Rápidamente, hace que me dé la vuelta y me besa apasionadamente. Siento cómo me toca por todas partes. En eso siento como ella empieza a bajar hasta llegar a mi amiguito y comienza a jugar con él.
ESTÁS LEYENDO
Eres mi venganza y mi perdición
RomanceAVISO LA NOVELA TIENE CAPÍTULOS FUERTES PERSONAS SENSIBLES ABSTÉNGANSE DE LEERLA. PERO SI OPTAN POR LEERLA LES RECOMIENDO DISCRECIÓN Y SE AHORREN SUS MALOS COMENTARIOS. GRACIAS.... Mi nombres es Anabela Accardi soy la hija de un mafioso, pero mi pad...