Debut parte 2

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Anabela

[Estoy sentada en el piso; traigo una bata blanca de baño y con mi cabello mojado.]

Después de que uno de esos me violó en frente de todas las personas, los dos me trajeron aquí a recepción.

Toco mi vientre; sé que lo que me inyectaron era droga.

"Perdón, mi bebé, resiste, no quiero que te separes de mí".

Debo de decir que mi cuerpo se siente muy acelerado. Esa cosa provoca horribles reacciones.

Aunque ayuda un poco, porque no quiero recordar nada de lo que pasó en esta habitación.

[Veo mis muñecas y mis tobillos que tienen hematomas y recuerdo algunas cosas.]

Al hombre moreno le encanta hacer sufrir a las mujeres; él fue el que me amarró a la cama y me daba latigazos con una cinta de cuero.

Pero el hombre blanco era muy bueno, aunque también hizo cosas que no debía, pero él me trató mejor.

Cuando terminaron, el hombre moreno se fue de la habitación dejándome amarrada a la cama y el hombre blanco me soltó y me arrojó dinero.

—Ten disculpa por las acciones de mi amigo —es lo único que me digo y se fue.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me limpié todo lo que pude y salí del baño.

"Espero salir viva de aquí; Dante me las pagará", me digo a mí misma.

Comienzo a escuchar pasos que se acercan a la puerta; quito mi mano de mi vientre.

La puerta se abre de golpe, y a Dante lo veo con una mirada asesina.

Veo que cierra la puerta y se acerca a mí. Se pone de cuclillas para verme.

—Espero y te gustará —dijo Dante.

—¿Qué mierdas haces aquí, Dante? —le preguntó muy enojada.

—Yo puedo estar donde quiera; tú no me das órdenes —me regaña.

—Pues eso me demuestra que parece que estás enamorado de mí —mencionó para hacerlo enojar.

Rápidamente, veo que se levanta y me toma, me pega contra la pared, tomándome del cuello...

—Yo, enamorado de una puta como tú —me gruñe molesto.

—Pues no es de asombro; tienes una puta en tu casa —le respondo y me quedo completamente molesta.

—Pues esa puta será la madre de mis hijos —me dice gruñendo de enojo.

—Entonces qué haces aquí conmigo, porque no te vas con tu mujerzuela a hacer hijos —expreso y veo que se molesta mucho más.

Me toma del cuello y me arroja a la cama; los dos nos miramos fijamente a los ojos.

—Espero que tu padre esté muy arrepentido de todo lo que hizo a mi familia; fuiste una buena venganza —me reprocha y me arroja dinero en mi cara.

—¡Vete, lárgate! —le gritó enojada.

Veo que se acerca a la puerta, la abre, y me voltea a ver por encima del hombro.

—Volveré, mi puta —me dice y se va.

Se marcha de ahí; después veo que la puerta que se abre de golpe es Abdel.

—Ya levántate y vete a tu habitación —me ordena y veo que empieza a tomar el dinero.

—Hey, pero eso es mío —le digo.

—No lo es; tú me debes muchísimo dinero; esto solo es un pago —menciona y veo que lo toma.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora