Boda parte 2

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Vladímir

Mi madre ha sido un tanto estricta; no me deja pasar mucho tiempo con mi Any; siempre me dice que es malo.

Pero aquí estoy en el altar esperando a mi Any. Escucho como la música cambia; sé que eso significa que la novia se acerca.

Me doy la vuelta y la veo a lo lejos acercándose a mí; trae un lindo vestido y veo cómo el velo cubre su rostro.

Pongo una enorme sonrisa en mi rostro. Veo que se acerca a mí; mis hermanas hacen un camino de pétalos.

Cuando está cerca de mí extiendo mi mano y ella pone su mano en la mía.

—Te entregó el tesoro más importante; cuídala con tu vida si es necesario —me dice Francisco.

—Claro que la cuidaré. Ahora ella es mi tesoro; ella es mi alma, mi vida —le digo.

Él solo asiente con la cabeza y se va. Any se acerca más a mí y quedamos parados frente a frente.

Con mi mano tomó el velo y se lo quitó de su rostro. Veo sus hermosos ojos azules.

Los dos miramos al juez y él comienza.

—Queridos amigos presentes, nos hemos reunido hoy en este día para unir a este hombre y a esta mujer en matrimonio. Usted, Vladímir Antonov, recibe a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, respetarla, cuidarla en la salud y en la enfermedad, por lo que duren sus vidas —habló el juez.

—Sí, aceptó —le contestó.

—Anabela Accardi recibe a este hombre para ser su esposo, para vivir en sagrado matrimonio, para amarlo, respetarlo, cuidarlo en la salud y en la enfermedad, por lo que duren sus vidas —ahora le habla el juez a ella.

—Se aceptó —responde Any y eso me llena de felicidad.

—Los dos frente a frente. Señor Vladímir, repita después de mí —dice el juez. Hacemos lo que nos pide y en voz baja me dice lo que tengo que decir y yo repito.

—Yo Vladímir Antonov te recibo a ti Anabela Accardi para ser mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, en la riqueza, en la pobreza, en las buenas y las malas, hasta que la muerte nos separe —le digo a Any.

—Bien, repita después de mí —le dice el juez a Any.

—Yo Anabela Accardi te recibo a ti Vladímir Antonov para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, en la riqueza, en la pobreza, en las buenas y las malas, hasta que mi muerte nos separe —menciona mi Any.

—Bien, ahora traigan los anillos y repitan después de mí —añade el juez y una de mis hermanas se acerca con los anillos. Tomo el de Any y repito lo que me dice el juez.

—Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor y fidelidad duradera —declaro eso y le pongo el anillo. Any toma el otro anillo y repite lo mismo.

—Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor y fidelidad duradera —me pone el anillo y nos tomamos de las manos.

El juez nos da una pluma; yo firmo y después Any firma.

—En virtud y por las leyes del Estado, los declaró marido y mujer... Pueden besar a la novia —ordena el juez.

Y me acerco a Any; le doy un beso. Escuchamos que todos comienzan a aplaudir.

Nos separamos y vemos a todos que están de pie aplaudiendo. Veo a mi madre que está llorando.

Comenzamos a caminar, tomé a Any de la mano y entramos al salón de la casa.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora