Eres mi venganza y mi perdición

Verte

Francisco

Después de la salida de negocios con Vladímir regresamos a casa y debo de decir que no me gusto ver cómo esa mujer se acercó a Vladímir de esa forma. Me hace recordar lo que pasó mi hermana.

Hoy iré a Oporto; debo de encontrarme con Laura. Con ver y recordar lo que pasó a mi hermana, esas ganas por verla se intensificaron; no quiero hacerle daño; peor, la voz en mí que me dice que lo haga se apodera de la otra.

Intentaré regresar rápido, no quiero estar lejos viendo que mi hermana dé a luz a mi sobrina, quiero estar aquí y saber que ellas están bien.

Tengo mi mini maleta lista, tomos mis cosas y mi arma y salgo de la habitación. Llego a la entrada principal.

—¿Hermano, a donde vas? —escucho la voz de mi hermana a mis espaldas y volteo a verla. Se ve tan hermosa como su enorme pancita.

—¿Por qué estás despierta tan temprano? —Me sorprende verla despierta; no quiero que sepa que iré a ver a Laura.

—Desde que estoy embarazada siempre me levanto muy temprano al baño —me cuenta y veo que se me acerca—. ¿A dónde vas?

—Iré unos días a España; necesito arreglar algunas cosas —le explico esperando a que me crea.

—Es relacionado con Dante por todo lo que me pasó y en serio nunca me has dicho la razón de la pelea entre familias —menciona y noto que me dice algo molesto.

—Ese tema te lo contaré después, no es el momento —le digo y comienzo a acercarme a la puerta.

—Entonces sí es algo relacionado porque no me contestas —escucho su voz y sé que ahora sí está molesta. Me detengo y la veo.

—Cálmate, eso no es bueno para el bebé —añado. No quiero que le pase algo.

—¿Entonces dime de una buena vez a donde vas? —me exige todavía molesta.

—Como te dije necesito arreglar unas cosas —le repito. Me doy la vuelta ya decidida a irme.

Entonces me estás confirmando que es algo relacionado con la pelea entre familias, ¿quiero saber la razón, Francisco? Porque yo fui la que terminó pagando por ese conflicto, me comienza a desesperar.

—La razón por la cual existe esa pelea es por culpa de nuestra madre —le digo enojado.

—Cómo que por nuestra madre —me interroga más calmada, pero veo tristeza en su rostro.

—Hermanita, nuestra madre no es lo que nuestro padre te contó; tú pagaste por un error de ella —reveló.

—¿Quiero saber qué pasó? —me vuelve a exigir:

—Te lo contaré todo después de mi viaje, pero no voy a ir por Dante ni nada. Es un asunto personal —le digo.

—¿Es por Laura, verdad? —me sigue interrogando mi hermana. Ella es muy lista. La volteo a ver de nuevo. Pero no sé qué responderle. —Veo que tengo razón; es por ella. Porque desde que la conociste actúas muy raro.

—Sí, no pienso negarlo; voy a buscarla —abro la puerta y salgo. Me acerco al auto y abro la puerta.

—Solo recuerda algo, hermano, si la lastimas por todo lo que me pasó, vas a hacer igual que Dante lastimar a una inocente por errores que cometieron otras personas. —Escucho lo que me dice y entro al auto.

No me atrevo a ver atrás porque sé que esas palabras son verdaderas. Debo pensar bien en que tengo que hacer. No quiero ser un monstruo.

Llego a la pista de aterrizaje donde me espera el jet, comienzo a subir las escaleras y me detengo antes de entrar, volteo hacia atrás y contemplo todo a mi alrededor, doy un último respiro, ando y entro.