Eres mi venganza y mi perdición

La cena

Ava

Veo a Dante dormir a mi lado; me siento muy feliz por mi logro.

Después de que mi amiga Andrea me llamara y me digiera todo de Dante que tenía a una niña, me entraron los celos... Él no puede tener a ninguna otra mujer viviendo con él más que yo.

Por eso estuve investigando y vigilándolos de cerca para dar mi golpe.

Cuando supe que irían a Sicilia, fue mi oportunidad para aparecer. Y así lo fue. Dante me sigue amando; sigo siendo su debilidad.

"Debo deshacerme de esa niña; ella puede arruinar mis planes", digo en mi mente.

Debo de admitir que me ha encantado bajar y golpearla, azotarla, y más convencí a Dante que lo hiciera también por el odio que le tiene al padre de esa niña...

Debo de pensar en hacer algo para seguir con mi venganza.

Anabela

No sé cuánto tiempo llevo aquí abajo en el sótano.

Por lo que calculo, han de ser dos semanas o ya iniciando la tercera.

Veo mis brazos, que todos están llenos de marcas y moretones. Dante y esa mujer bajan aquí y me golpean; me torturan.

Me han pateado donde sea, me han amarrado y he visto la sonrisa que pone Dante al momento de golpearme.

Sé que tengo un moretón en una de mis mejillas; aunque no tengo espejo, puedo sentirlo.

En las condiciones en las que me encuentro son muy malas, tengo que hacer mis necesidades en un bote; me dan de comer las sobras de lo que ellos comen.

Aunque Sofía de vez en cuando me trae algo más decente, tengo miedo que le vayan a hacer algo por tratarme bien.

Intento mantener mi higiene personal, aunque cada vez es más difícil, pero no debo de descuidarme.

Escucho pasos acercándose a la puerta y se abre. Es Álvaro; veo que trae una bolsa negra con él, se me acerca a donde estoy y me la pone en el piso.

—Ten esa ropa; me han ordenado que te dijera que pongas esto y que estés preparada para esta noche —me ordena Álvaro.

—¿Qué va a haber esta noche? —curioseó para saber qué esperar.

—Va a haber una cena y quieren que estés presente —me comunica.

—¿Y si no quiero ir? —le pregunto.

—Me han dicho que vendrán por ti y te llevarán a la fuerza —me contestó Álvaro.

—Está bien, Álvaro, gracias —acepto y se marcha cerrando la puerta.

Tomo la bolsa y veo que es un vestido color negro sencillo.

—¿Qué tramarán esto no es normal? —susurro escuchándome nada más yo.

Me pongo el vestido y me levanto. Siento como un dolor de cabeza; no sé qué será.

Desde hace unos días me he sentido muy débil; el cuerpo me duele y me he sentido más cansado.

Es por todo lo que he pasado, la mala alimentación y por los golpes, que deduzco que es por eso.

No sé qué hora es; desde que estoy encerrada no sé mucho del tiempo.

Escucho pasos acercándose, se abre la puerta y es Álvaro que viene por mí. Me acerco a él a la puerta.

—¿Estás lista? —me preguntó Álvaro.

—Pues no tengo opción —le contesto.

Y empiezo a subir las escaleras. Nos acercamos al enorme comedor...