Eres mi venganza y mi perdición

¿Me aceptas?

Vladímir

La veo dormir muy tranquilamente; se ve tan tierna.

Pongo mi mano en su estómago abultado.

"Siempre he anhelado con ser papá".

Amo demasiado a Any; no pensé que esto podría pasar y más en el mundo en el que estamos.

Veo como los rayos del sol entran por la ventana. Ya es momento, me muevo muy suavemente, me libero de ella.

Salgo de la cama; estoy totalmente desnudo. Tomo mi short, me lo pongo y salgo de la habitación.

Me dirijo a mi habitación, me visto y salgo de ahí.

En la sala están todas las flores que le quiero poner en su habitación.

Una por una y con ayuda de Francisco las metemos a su cuarto.

Ella sigue durmiendo, duerme mucho y eso es por el bebé.

Salemos los dos del cuarto y vamos hacia la entrada.

—¿En serio estás enamorado de mi hermana? —me interroga Francisco.

—Claro que lo estoy. Pero debo de preguntarte algo —le confirmo.

—Dime —dice.

—Quiero pedirte la mano de tu hermana en matrimonio —le cuento.

—Hablas en serio —expreso con asombro.

—Sí, ¿por qué lo dices? —le pregunto.

Sabes que para mí eres bienvenido a la familia, pero esa pregunta es para Any. Y si ella acepta, sabes en qué te estás metiendo; ¿lucharás por ella y por el bebé?

—Claro que lo haré; ella es lo más importante para mí y el bebé también —le respondo.

—Está bien, entonces debes de preguntarle a ella, pero para mí sabes que con verla feliz a ella es más que suficiente —menciona.

—Entonces le propondré que se case conmigo, me tengo que ir —me despido.

Salgo de la casa, rento la lancha y arreglo todo en la isla.

Estoy en la playa esperándola, meto la mano a mi saco y siento la caja que tiene el anillo.

La espero con muchas ansias; quiero ver cómo me queda el vestido.

La observó que se acerca a lo lejos; si lleva puesto el vestido, ve hermosa.

***

Llegamos a la isla; la llevo vendada de los ojos; espero que mi sorpresa le guste.

Llegamos y le quito la venda de los ojos. Observó su reacción.

Veo que se sorprende. La llevo hasta la mesa. Después de cenar y verla sonreír.

Es momento; me digo a mí mismo en mi mente.

"Es ahora o nunca".

Tomo mi posición; abro la caja. Solo veo que ella se asombra. No me responde, no lo sé, espero que no me vaya a decir que no.

Anabela

No sé qué decir; me quedo en estado de shock ante esta propuesta.

—¿Estás seguro, Vladímir? —le preguntó.

—Claro que estoy seguro —me confirma.

—Sabes quién es el padre del bebé que está en mi vientre; tú sabes qué pasará si él se llega a enterar de mi embarazo; habrá guerra; ¿estás dispuesto a luchar esa guerra?