Parte sin título 125

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Era una noche fría de invierno y Albus Dumbledore y Harry acababan de ver y comentar un recuerdo impactante de Tom Riddle y Horace Slughorn. Habían llegado a la horrible conclusión de que había dividido su alma en ocho partes.

— Tengo una pista sobre otro horrocrux, y esta vez no puedo hacerlo solo— dijo Dumbledore.— Una vez más debo pedirte demasiado, Harry.

Inusualmente, Harry permaneció en silencio. Se giró y miró por la ventana hacia los terrenos nevados de Hogwarts.

— Profesor, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Ya lo has hecho, pero continúa —respondió.

— ¿Cómo es que Voldemort llegó al poder en primer lugar? Slughorn sabía que era mestizo. Seguramente alguien o usted, podría haber convencido a algunas personas de que no lo apoyaran.

El rostro de Dumbledore se puso serio y le explicó con calma en brevedad su teoría.

— Seguramente, muchacho, no querrás moverte con la misma repugnante intolerancia basada en la sangre que practican los mortífagos.

—No, profesor. Creo que usted conoce mi opinión... es solo que...¿cómo ha conseguido mantener tanto apoyo de tantas familias de sangre pura durante todos estos años? — inquirió el rostro del muchacho con curiosidad.

—Ah, esa sí que es una buena pregunta.— dijo Dumbledore. —Siéntate, Harry. Si vamos a quedarnos despiertos hasta muy tarde como los estudiantes. — Dumbledore caminó hacia su asiento detrás del escritorio y blandió su varita e hizo aparecer una vasija plateada repleta de golosinas envueltas en papel dorado y al mismo tiempo dos copas con zumo. Harry se sentó con firmeza frente a él y le miró para esperar el permiso del Director, en respuesta Dumbledore asintió y le invitó a sacar dulces y Harry tomó un puñado en su mano izquierda y vio como esta esta volvió a llenarse, aunque aún tenía suficientes en el recipiente. Él miraba impresionado.

—Verás Harry, en un inicio empecé como profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts antes de ocupar el puesto de Transformaciones. Hubo algunos disgustos en el año 1927 con un funcionario del Ministerio particularmente desagradable que intentó reclutarme para luchar por el Ministerio contra Grindelwald. Me negué, con el argumento de que no lucharía bajo la bandera de un gobierno que detestaba tanto contra un hombre cuyos ideales respetaba, incluso si no podía apoyar sus tácticas. Utilizó toda su influencia para obligarme a dejar el puesto y así me relegaron al departamento de Transformaciones. Como él, han existido muchas personas capaz de obligarte a decidir porque su sangre pura lo acredita. En cualquier caso, no estamos aquí para recordar los días de gloria de mi carrera temprana, sino para hablar de Voldemort. En su caso, y en el de Grindelwald y anteriores, la respuesta se reduce a los muggles.

— ¿Muggles?

—Sí, muggles. — afirmó —. Como sabes, el siglo XIX cambió enormemente la Gran Bretaña muggle. Los muggles se desarrollaron industrial y tecnológicamente de un modo increíble. Muchos magos, especialmente los nacidos de muggles, querían lo mismo para sí mismos. Con el paso de los años, esto llevó a mucha gente a cuestionar si el Estatuto del Secreto era realmente algo bueno. Yo era uno de los muchos magos de la época que quería compartir esta asombrosa tecnología y aprender cómo interactuaba la magia con ella. Verás, los magos solíamos estar siempre por delante de los muggles. Éramos eruditos desde el principio, asesorando a los reyes e incluso gobernando. Sin embargo, esta línea de pensamiento enfureció a los sangre pura en pleno apogeo de la cacería de bruja. Se desencantaron constantemente con los hijos de muggles. Lucharon contra cada uno de estos en promulgar nuevas reglas draconianas sobre como interactuar con los muggles. Desarrollaron tecnologías para monitorear a los nacidos de muggles usando magia argumentando que era para proteger el estatuto.

Grindelwald era la esperanza de todos los nacidos de muggles en Gran Bretaña y Estados Unidos, pues hay que reconocer que la gran mayoría de la población, Harry, su sangre es mezclada. Él muy inteligentemente, predicaba la igualdad entre todos los magos y el fin del Estatuto del Secreto. Un hombre que pensaba que la magia era un regalo, y creía fervientemente que la ciencia y la magia juntas podrían llevar al mundo a un siglo XX mejor. Desafortunadamente, sus tácticas fueron abominables. Mató a viejos linajes de sangre pura, robó libros y objetos mágicos y usó magia oscura con demasiada libertad.

Harry se quedó boquiabierto.

— Después de que finalmente lo derroté en 1945, cuando ya no podía quedarme de brazos cruzados viéndolo asesinar a magos inocentes simplemente por estar en desacuerdo con él, los sangre pura pensaron que había cambiado de opinión sobre la tecnología y los nacidos de muggles y me había convertido en uno de ellos. Como sabes, soy un simple mestizo, pero me recibieron con los brazos abiertos como el salvador de su causa. Por desgracia para ellos, no aprobé el asesinato, pero mi postura política siguió siendo la misma. Cuando me convertí en Jefe de los Magos, frustré todos los intentos de imponer más sanciones a los nacidos de muggles. Luché para abrirme camino en los años 50 y 60 para dar la bienvenida a más y más nacidos de muggles a nuestra sociedad y los alenté a traer su cultura y dejarnos aprender sobre ellos. Una batalla colosal que perdí fue la conversión de los Estudios Muggles en una asignatura obligatoria y la institución de un plan de estudios adecuado en Hogwarts. Pero para resumir nuestra larga historia, Harry, los sangre pura nunca abandonarán a Tom porque él es su única esperanza de preservar una cultura moribunda. Y yo nunca dejaré de luchar contra Tom, no solo porque es verdaderamente malvado y ha dividido su alma en ocho partes, sino porque soy un mago moderno que cree en la tecnología y quiere ver el fin del Estatuto del Secreto durante mi vida.

Harry estuvo muy callado al final del discurso.

— No creo que quiera que el Estatuto termine, profesor. Amo mi vida mágica y no me gusta mucho el mundo muggle.

Dumbledore miró a Harry con tristeza.

— Por supuesto, tienes derecho a tener tu propia opinión, Harry, pero el mundo es mucho más grande que Privet Drive. Una vez más, debo cargar con la culpa por tu infeliz infancia, sin importar cuán segura haya sido.

Dumbledore terminó su vaso y agitó su varita, desapareciendo y tomó apenas una golosina. Apenas era la primera en toda la conversación.

— Y ahora, Harry, es hora de ir a la cama. Debo descansar, estos viejos huesos crujen de forma más alarmante cada año que pasa. Buenas noches.

—Buenas noches, profesor.

Harry se levantó y caminó hacia la puerta. Cuando estaba a punto de abrir la puerta, Dumbledore dijo:

— Y Harry, antes de que te vayas, me gustaría que reflexionaras sobre esto: somos magos. Tenemos magia y somos humanos. ¿Por qué abrazamos nuestro lado mágico con tanto fervor e ignoramos nuestro lado humano, un lado que compartimos con otros 6 mil millones de humanos en todo el mundo?

Los ojos de Dumbledore ardían con un fuego interior azul y estaba más alto que nunca antes lo había visto Harry. Su mirada era penetrante.

— Como solía decir un viejo amigo mío: la magia florece solo en almas extraordinarias. ¿Por qué deberíamos vivir como ratas en la alcantarilla? Ver menosEditarTodas las reacciones:11Comentarios


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Los Secretos de DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora