Capitulo 7 - La nueva Era

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Agosto de 1971

Era una mañana común y corriente. La tranquilidad imperaba en el derredor de una pequeña localidad en Londres, donde todo transcurría todo con absoluta tranquilidad, en un mundo sin absoluto conocimiento de la magia.

La gente lo miraba con particularidad, a un hombre de cabello completamente gris, una barba extremadamente larga que se deslizaba por las calles con atuendo digno de una fiesta de disfraces. Sin embargo, acostumbrado a tal sorpresa en el mundo no mágico, él saludaba a cada paso cordialmente en busca de la casa de los Evans.

En el exterior se sintió un olor a panquecillos recién hechos acompañados de murmullos y movimientos de sillas

Albus llamó a la puerta interrumpiendo la puerta la armoniosa rutina y en el interior una mujer se dirigió con presteza a averiguar quién había acudido a ellos a tan tempranas horas llevándose una enorme sorpresa.

—Buenos días —la saludó amablemente, quedando ella estupefacta por conocerla. —Tengo noticias que darle a usted y su familia. ¿Se encuentran todos aquí?

—Sí, si— afirmó sin entender nada.
La madre del hogar era una mujer inteligente, bondadosa y cortés por lo cual lo recibió con una encantadora sonrisa, pasando por alto lo increíblemente raro que le parecía.

—¿puedo ayudarle en algo? —preguntó ella, desde el umbral de la puerta.

—Usted deber ser la Señora Evans. —la mujer asintió —Mi nombre es Albus Dumbledore y estoy aquí porque me gustaría conversar un momento con usted y su familia sobre un tema de gran importancia.—dijo Albus.

Pese a la escasa explicación y las confusas palabras que le dirigió, la mujer decidió hacer pasar al hombre y darle la oportunidad de hablar, después de todo en su azul mirada solo pudo encontrar bondad.

Le ofreció algo de beber y comer, la hospitalidad era una de las principales características de los Evans, cosa que todos sus vecinos estimaban y agradecían, bueno, casi todos.

—¡Panecillos con frutillas! —exclamo. Había sentido el olor desde afuera y le estaba despertando el apetito. — Delicioso. —dijo muy agradecido de la hospitalidad. —Hace mucho que no tenía la oportunidad comer algo así. Se los agradezco infinitamente.

Se sentaron alrededor a comer y el señor preguntó.

—Y bien...¿Qué noticia nos debe dar? — preguntó amablemente.

—Se preguntarán, ¿Qué hace un viejo sentado en nuestra sala después de devorarse nuestra comida? Pues, como se lo dije anteriormente a la Señora Evans, mi nombre es Albus Dumbledore y soy el Director del colegio Hogwarts de magia y hechicería.

Las quijadas de los Evans fácilmente podrían haber tocado el piso y sus ojos se abrieron con asombro. ¿Magia y hechicería? Seguramente estarían pensando que eso eran cosas que solo pertenecían a los cuentos, no al mundo real y, sin duda, no a su común y corriente hogar.

—Sí, probablemente, también crean que es una locura todo eso de la magia— aclaró Dumbledore mediante el silencio—pero no es así, es real, tan real como ustedes y como yo o como el amor que puedo sentir en esta casa. De hecho, estoy aquí para entregarles esto. — Entonces extendió a la familia un sobre amarillento que el padre cogió y abrió de inmediato. Dentro encontró 2 hojas que, junto a su esposa, se dispuso a leer.

Cuando terminaron de leer por segunda vez, le extendieron las hojas a Lily y compartieron una sonrisa deslumbrante, fue la madre quien rompió el silencio con una voraz felicidad.

—¡Una bruja en la familia, qué maravilla! — exclamó con los ojos iluminados, cubriendo con sus manos su sonrisa.

Ambos padres estaban extasiados con la noticia, su hija, su Lily era mucho más especial de lo que nunca se pudieron imaginar. Giraron para verla y descubrieron en ella la misma felicidad que los estaba invadiendo en ese momento y Albus la miró muy feliz y orgulloso por la pequeña.

—Gracias señor— respondió la pequeña, y él asintió en silencio.

Los padres agradecieron al mago por su visita y escucharon atentamente cada instrucción que les dio, cuando se dispuso a marcharse ya había pasado más de una hora, pero las caras de expectación de los Evans seguía siendo la misma del principio. Se fue muy contento de que se hubieran tomado la noticia de tan buena manera. Sin embargo, antes de irse logró percibir que la noticia no fue del mismo agrado por la hija mayor de la familia. 

Los Secretos de DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora