Cambiando Mi Vida

Capítulo 28 "Decepción"

Cuando llegué fui directamente a mi habitación, me cambié la ropa por una licra deportiva hasta la rodilla, una playera de tirantes y una sudadera robada de Brad. Me acosté en un sillón de dos personas y me dormí.

Escuché golpecitos en la ventana, me levanté media adormilada y la abrí. Del otro lado estaba Kian, la iba a cerrar pero él no me dejó, pasaron minutos y me rendí. Kian abrió la ventana y entró por ella.

La casa de la señora Tabatha estaba junto a la nuestra. Kian simplemente saltó de un cuarto a otro, ya que la distancia no era tanta entre casa y casa.

— ¿Que se te ofr... —había oído sobre como a veces se calla a una persona con un beso, pero jamás pensé que fuera tan genial. Al terminar el beso me abrazó fuertemente.

— Perdón, no debí decirte esas cosas —dijo recargando su cabeza en la mía.

— Yo tampoco debí reaccionar así —dije arrepentida.

Nos quedamos en silencio hasta que se me ocurrió preguntar como hizo para saber cuál era mi habitación, a lo que respondió que la de enfrente es en la que regularmente él duerme y que la mía siempre había estado vacía.

Vimos una película, me invitó al parque ya que al parecer tiene un juego con otros chicos del fraccionamiento pero me negué porque tenía sueño, él lo entendió y se fue, de nuevo por la ventana.

Me duché en la noche para levantarme más tarde mañana, bajé a cenar, subí de nuevo y me quedé dormida.

Más o menos a las 10 de la noche, Kian entró por la ventana hecho una furia, eso lo se por la forma en la que me despertó. Simplemente me movió con fuerza y dijo "Kellyanne". Cuando abrí los ojos, Kian estaba cruzado de brazos y si las miradas mataran, Já, estaría más que muerta.

— ¿Ahora qué? —pregunté un poco molesta por haberme despertado.

— ¿Qué tal dormiste, princesita? —espetó con odio. Lo miré confundida y me senté con la espalda apoyada del respaldo— ¿O es que acaso tu príncipe te vino a salvar y se te olvidó lo "cansada que estabas"? —preguntó irónico.

-¿De qué hablas? pregunté sin entender nada absolutamente.

— ¡No me vengas con que no sabes de que hablo! —rápidamente me levanté y cubrí su boca y Kian quitó mi mano con un movimiento brusco— No me calles.

— Pues no grites, todos están durmiendo, en frente está Sami, a lado Will y en diagonal Keller. Así que no grites —pedí en voz baja. Kian me ignoró y continuó.

— ¿Seguiras con tus mentiras? —preguntó enojado.

¿Pero de qué habla?

— No entiendo en verdad de lo que estas hablando —¿qué hice?

— Oh, Por favor, sólo admitelo —dijo mirándome con dolor.

— ¿Admitir qué, Kian? No entiendo nada —dije ya un poco desesperada y nerviosa.

— Que sólo te gusta jugar con los hombres. Que jugaste conmigo. Que te estabas besando con un chico de cabello negro en el parque —dijo con rabia.

— No se de qué hablas Kian, no he salido de la casa —dije a punto de llorar.

— Eras tú y no te importó que a mi me gustaras de verdad, que contigo no quería sólo un polvo —explotó con voz molesta.

— No he salido Kian, no se qué ha pasado —dije con miedo.

— He rechazado a todas las chicas que se me han insinuado para que vieras que en realidad me importas. Que no eres un juego para mí ¿Qué te costaba rechazar a uno? —dijo con dolor.