Capítulo 54 "Primer día en St. Lumonth"

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Desperté por el puto sol que daba directo a mi cara, abrí los ojos un poco y con mucho esfuerzo me senté en la cama, me tallé los ojos y bostecé. Resignada a que no podría dormir más me levanté directo al clóset y saqué de él unos jeans color azul eléctrico, una blusa de licra sin mangas color blanca, un suéter abierto color azul eléctrico y unos zapatos-tenis blancos.

Me cambié rápido y me fui directo a donde estaba el espejo de cuerpo completo. Cepillé mi cabello y lo dejé suelto pero arreglado. Me puse crema en mi cara y manos y fui hasta el buró donde estaba mi celular.

Ví la hora y eran las 10:03 de la mañana por lo que tomé una bolsa del mueble y eché una libreta con una portada de frases desordenadas que estaba junto a lo que supongo es mi horario y unos bolígrafos de diferentes colores, también metí mis auriculares, mi cartera, las llaves de mi auto y mi celular.

Salí de mi recámara al mismo tiempo que Brad quien me miró arqueando una ceja.

— Cambiaste hermanita —dijo mirándome y sólo rodé los ojos— Bueno, mejor bajemos que papá aún está en casa y está en el comedor junto a ma... Clare —se corrigió él mismo y fruncí el ceño.

— No tiene nada de malo que le digas a Clare mamá, Brad —dije y él asintió— Sólo asegúrate de que no te escuche mamá Liebermann.

Bajamos y seguí a Brad. Él entró silenciosamente y cuando estuvo completamente dentro del comedor conmigo a su lado gritó.

— ¡No hay nada mejor que dormir en casa! —Clare pegó un salto en su silla y volteó rápidamente a vernos levantándose de su lugar con una mano en su pecho.

— Que susto me has dado Brad —dijo cerrando sus ojos y la pude observar bien.

Su pancita estaba ya más crecida, llevaba un short color blanco, una playera verde que se amoldaba a su pancita y su cabello rubio lo llevaba atado en una cebollita perfecta.

Sus ojos azules me miraron y ella sonrió.

— ¡Kelly! —exclamó contenta y se acercó a abrazarme y luego a Brad— ¿Porque no nos dijeron que llegarían? —preguntó con las manos en su cintura y ambos nos vimos nerviosamente.

— ¡Papá lo sabía! —acusamos Brad y yo al unísono a papá quien nos miró ofendido.

— Oh claro, ahora la culpa es mía —resongó y Clare volteó a verlo— Pero no dijeron Queremos darles una sorpresa, no le digas a nadie —contraatacó haciendo una mala imitación mía.

Reí y me acerqué a la mesa. Clare se sentó en su lugar y Brad se sentó a la derecha donde estaba papá en el quinto lugar. Clare me dijo que mi lugar sería a su lado así que me senté junto a ella.

Desayunamos entre risas ya que mi papá no dejaba de repetir que no era su culpa que fuera una sorpresa nuestra llegada. Al terminar salimos de la casa pero no veía mi coche.

— Deben de estar en la cochera subterránea —dijo Brad como si leyera mis pensamientos. Lo miré atónita.

— ¿Cochera subterránea? —pregunté y él me hizo señas de que lo siguiera.

Entramos en la cochera y de ahí volvió a abrir otra puerta grande caminó hacia adentro y lo seguí, caminamos hasta llegar a un tipo de estacionamiento ya que había muchísimos coches hasta que logré distinguir mi bebé. Corrí hasta él y lo abrí. Entré, cerré mi puerta y arranqué. Salí de la cochera al par de Brad y él avanzó primero lo seguí por las calles de Nueva York hasta llegar a una enorme escuela con paredes blancas y techos rojos, entramos hasta el estacionamiento y ganamos todas las miradas de los ahí presentes. Brad avanzó hasta un espacio donde había alrededor de 15 coches y todos los demás espacios estaban vacíos, Brad estacionó su auto entre un Lamborghini amarillo y uno rojo. Mientras que yo estacioné mi coche entre un Ferrari amarillo y un SS Ultimate Aero plateado.

Cambiando Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora