Me levanté de mala gana hasta la ventana y la abrí, rápidamente Kian entró pero paró en seco.
— Debes salir, tengo a las pequeñas aquí —dije en susurros, él volteó hacia mi y tomó mi mano.
— Entonces vamos —dijo y sin esperar respuesta caminó hasta el borde de mi ventana, salió y de un sólo paso llegó hasta la otra ventana de la casa de la señora Tabatha.
— Ni loca —negué y él me miró mal.
—Oh vamos —dijo y jaló mi mano.
Me paré en el borde y brinqué hasta la otra ventana, Kian me atrapó y entró a su habitación.
Su habitación estaba poco decorada pero tenía paredes azules, un armario, televisión, Xbox, un escritorio y su cama entre dos burós.
— Ahora que recuerdo, tú me corriste —dije ofendida acercándome a la ventana.
— Hey espera —dijo sosteniendome del brazo— No lo decía en serio.
— Yo no juego —dije arqueando una ceja.
— Ni yo —dijo acercándose peligrosamente a mi.
Me iba a besar cuando de pronto tocaron su puerta.
— Kian ¿estás ahí? —preguntó una voz chillona que conocía poco. Kian pasó las manos por su cara frustrado y cerró sus ojos— Kian, abre ya.
Intenté reconocer la voz pero no podía, volvió a hablar y capté de quién era la voz. Miré furiosa a Kian pero él tenía ambas manos en su cara, así que aproveché y salí de la habitación, entré a la mía y cerré la ventana.
No puedo creer que siga acostándose con Lisa.
Enojada me fui a la cama, me acomodé, me arropé y me quedé dormida.
***
— Hey despierta —dijo una dulce voz— Kellyanne despierta —dijo de nuevo esa voz pero ahora moviéndome.
Abrí los ojos y April me miraba atenta, estaba completamente arreglada y peinada en cambio Audrey seguía dormida boca abajo.
— ¿Qué pasa April? —pregunté sentándome en la cama.
— Mamá me dijo que ya era hora del desayuno, y que será en el patio de la señora Morgan —dijo bajándose de la cama y saliendo del cuarto.
Me levanté y fui hasta mi clóset, saqué un vestido beige con flores rosas, unas botas de tacón hasta el tobillo que parecían deportivas color blancas y fui a cambiarme.
Salí y Audrey recién se estaba despertando. Tomé la ropa que Apeil había dejado en el sillón y se la pasé a Audrey.
— Hora de desayunar, Audrey —dije yendo hasta el tocador. Cepillé mi cabello y lo recogí con una trenza de espiga de lado.
Audrey salió del baño completamente vestida y caminó hasta mi.
— ¿Podrías peinarme? —dijo un poco tímida y yo sonreí.
Me levanté y ella se sentó, le hice una diadema hecha con una trenza y la atoré con pasadores para que no se moviera.
Salimos de la casa y nos dirigimos a la casa de la señora Tabatha. Entramos y fuimos directo al patio, allí ya estaba toda la familia, incluyendo a Skylynn y sus padres.
Todos estaban en grupitos pero yo me quedé con Audrey y April, ya que estaba solas y yo no quería hablar con nadie, ya que estaba en mis días y no estaba se humor para nadie.
— ¡Kelly! —exclamó Tyler sentándose junto a mi.
— ¡Ty! —me emocioné fingidamente y él me miró ofendido.
— Uno que viene saludarte para alegrarte el día y tú contestas de mala manera —dijo haciéndose el herido.
— Ja ja —reí sarcásticamente y me levanté y fui por más comida.
— ¡Familia y Amigos! ¡Por favor su atención! —gritó mi padre haciendo que todos prestáramos atención a lo que tenía que decir— Antes que nada quiero agradecer a la familia Delaney por su compañía y recibimiento.
El señor Kinner y papá se dieron unos de esos abrazos de hombres.
— Y también quiero agradecer a Gisselle —mamá lo miró confundida pero también sorprendida— Por haberle dado la vida a mis maravillosos hijos, por cuidar de ellos y por amarlos. Y como quiero ayudarte, me llevaré a los trillizos a Nueva York para que tú puedas seguir con tu vida diaria —terminó mi papá y yo estaba con los ojos como platos.
Mis hermanos y los Delaney comenzaron a celebrar mientras mi madre lo miraba con rabia.
— ¡No tienes el derecho de llevártelos ahora que he comenzado a conocerlos! —dijo mamá con desesperación.
— Tengo el derecho, además te doy la libertad para que sigas tu vida —respondió tranquilamente papá.
— No puedo permitir que lo hagas... recién estoy conociendo a mis dos pequeña hijas —dijo mamá dolida.
— Mañana por la mañana vendré por mis hijos... por los tres —dijo papá, tomó la mano de Clare, de Audrey quien llevaba a April tomada de la mano y salió de la casa.
Todos se quedaron callados y mamá salió por la puerta por la que podíamos pasar a la casa. Me sentí mal por mamá así que salí corriendo tras ella.
— Mamá —seguía caminando y entró a casa— ¡Mamá!
Volteó y me dió una mirada triste, corrí hasta ella y la abracé.
Estuve con mamá hasta que se calmó y como estaba cansada se acostó a dormir.
Bajé a la cocina por que me había perdido la comida y la cena por estar con mamá.
Abrí el refrigerador y saqué el cartón con leche, lo cerré y saqué unas galletas de la alacena. Me senté en la isla de la cocina, serví leche en un vaso y comencé a cenar.
— ¿Qué haces en la cocina a ésta hora? —preguntó Brad recargado del marco de la puerta.
— Cenando, dah —contesté y él sólo negó.
— ¿Ya hiciste las maletas? —preguntó y yo dejé de comer.
— Pues mañana verás —dije y me levanté de la silla dejando el vaso de leche en el lavatrastes.
Caminé hasta mi recámara y me duché, me lavé los dientes y me acosté a dormir. Pero antes de dormir noté que había una nota en mi buró.
Hola Kell
Estuve aquí hace un rato pero no estabas así que supuse que estarías con tu mamá, es por eso que he decidido dejarte ésta nota.
Descansa bien, nos vemos en Nueva York, ya que hoy regreso a casa y pues creo que tú regresas mañana así que nos vemos ahí.
Linda noche y que descanses.
Kian.
Dejé la nota en el buró y pensé en que haría.
No quería dejar a mamá.
Ni tampoco a Sami.
Ni a Madi.
Ni a Lana.
Tampoco a Nana.Pero si me iba estaría con mis hermanos, estaría con Emma, con papá y sobre todo estaría con Kian sin que la distancia se interpusiera entre nosotros.
Tenía decisiones muy importantes por tomar y sólo una noche para hacerlo.
Así que me dejé caer en brazos de Morfeo.
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Cambiando Mi Vida
RomanceHey, mi nombre es Kellyanne Denovan, antes conocida como June Muller. Mi vida era muy normal en cuanto a fiestas, estudios, familia, en resumen, todo. Tengo una hermana y éramos inseparables, de hecho juraba que jamás me separaría de ella. Pero eso...