Capítulo 47 "Dejando París"

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Mi teléfono sonó, lo apagué y me levanté de la cama, tallé mis ojos con el dorso de mi mano y fui hasta mi maleta. Sólo había vaciado una maleta y la otra estaba llena con mis jeans y blusas. Saqué unos jeans blancos, una blusa roja sin mangas pegada al cuerpo, cerré mi maleta y caminé hasta el armario y tomé unos zapatos deportivos rojos y un suéter con botones color blanco.

Me metí al baño, me puse mi ropa, doblé mi pijama y me lavé los dientes. Salí y comencé a guardar mis cosas en la maleta. Mi celular, cartera, pasaporte, auriculares, un libro y cargador los guardé en una bolsa blanca.

Fui hasta las maletas de Lana y comencé a guardar sus cosas. Escogí unos jeans de mezclilla azul claro, una blusa sin mangas rosa, unos zapatos de meter que parecían deportivos color rosas y un suéter abierto blanco. Todo lo demás lo guardé excepto una bolsa rosa donde metí su celular, cartera, pasaporte, auriculares, revistas y una bolsa pequeña de maquillaje.

Tendí mi cama y me acerqué a Lana quien aún dormía. La moví un poco, abrió los ojos, le dije que ya nos teníamos que ir y le dí la ropa que le había escogido, ella se fue a cambiar al baño y yo comencé a peinarme con una trenza de espiga. Lana salió y se peinó de una coleta. Tendió su cama y salimos de la habitación cada una con dos maletas aunque Lana se tenía que regresar por dos cada que avanzaba.

Llegamos a la recepción y estaban las chicas y los hermanos Colbert.

Llevamos el equipaje hasta las camionetas que habían rentando y regresamos a recepción a esperar a los chicos. Al ver llegar a Keller y Kian inmediatamente me puse los auriculares y los ignoré ya que parecía que me estaban sermoneando pero no los escuchaba.

Keller me quitó mis auriculares con mi teléfono y simplemente seguí ignorándolos, subí a la camioneta pero para mi mala suerte Keller se subió de un lado y Kian del otro.

Suspiré dándome por vencida y Keller comenzó a hablar.

— ¿A qué hora llegaste? —preguntó muy serio sin mirarme.

Iba a contestar pero recordé que estaba enojada con él, así que no respondí.

— Kelly, Keller te está hablando —me dijo Kian mirándome, pero como a Keller, también lo ignoré.

— ¿No me contestarás? —preguntó Keller con un poco de rabia en la voz.

Seguí sin contestar.

— Basta Keller, déjala en paz —dijo Will y levanté la mirada para verlo.

— Ayer se fue con Evans todo el puto día —dijo Keller enojado.

— Sólo déjala —dijo Will y se subió junto con Brad, Lana, Brooke y Liam.

Supongo que los demás se fueron en la otra camioneta.

La camioneta arrancó y comenzó a avanzar. Tardamos más o menos unos 20 minutos hasta llegar al aeropuerto, estando allí compramos los boletos y fuimos a desayunar en lo que el vuelo salía.

— Pasajeros del vuelo 242 con destino a Florida, Estados Unidos, favor de abordar por la sala 4B —avisaron por los altavoces.

Nos levantamos, pagamos y fuimos a dejar nuestro equipaje para que lo subieran al avión.

Lana iría conmigo en éste vuelo así que subimos juntas y yo tomé el lado de la ventanilla, mientras Lana metía en los maleteros de arriba una caja donde llevábamos algunos recuerdos para nuestras familias.

— ¿Qué harás en año nuevo? —le pregunté a Lana. Ya que Keller todavía tenía mi celular y yo estaba aburrida.

— Visitaremos a la madre de mi padre en Nueva York —dijo con desgana.

— Supongo que debe ser genial —dije y ella me miró como si estuviera loca.

— El último año nuevo, la abuela aventó el pavo de navidad y le cayó a todos lo teléfonos de la familia, dejándolos sin funcionar, y lo único que dijeron mis padres fue: "Se lo merecían" —dijo frustrada y yo reí.

Sonó el típico aviso de que el avión despegaría y sólo suspiré.

— Lana ya siéntate —dije y ella cerró el maletero.

Cuando se iba a sentar Brad la tomó de las piernas y se la llevó en su hombro mientras Lana gritaba que la bajara y que lo iba a dejar sin hijos, algo que hizo que los demás pasajeros pusieran toda su atención en ellos.

Unos segundos después Kian estaba sentado a mi lado.

Y es ahora cuando quiero matar a Keller por llevarse mi celular.

— Creo que tenemos que hablar —dijo mirándome y yo ni siquiera respondí— Kelly, no me ignores.

— Pues entonces simplemente no me hables —contesté y volteé a ver a la ventanilla mientras despegábamos.

— Creo que tienes razón —dijo desanimado y lo miré— Veo que jamás sentiste nada por mi.

Maldito puto de mierda. No hables por mi.

— ¿En serio? —pregunté— Te recuerdo que me reclamaste cosas que no debías y me dejaste sola en la mansión embrujada.

— No, no confundas las cosas. Y además te dejé fuera de la mansión —contraatacó y sólo apreté los puños.

— ¡Genial! —respondí sarcástica— ¿Te digo algo? Keller y tú se pueden ir a la mierda.

Le dí la espalda y me crucé de brazos.

— Kelly —habló con calma Kian, tomando mi brazo izquierdo— ¿Qué sucede realmente? —me volteó totalmente y lo miré confundida.

— ¿Qué sucede? ¿A qué te refieres? —pregunté y el soltó mi brazo y acarició mi mejilla.

— Es decir ¿Por qué peleamos siempre? ¿Por qué no podemos estar juntos? ¿Por qué estás enojada? —dijo y arqué una ceja.

— Peleamos porque no confiamos en nosotros. No podemos estar juntos porque no somos el uno para el otro —contesté pensando en cada una de las razones— Y estoy enojada porque sólo usas a las chicas —dije me recargué del respaldo dándole la espalda.

Oí que suspiró y seguido me abrazó por la espalda y recargó su barbilla en mi hombro izquierdo. Cerré mis ojos por la sensación de que Kian me abrazara y estuviera junto a mi.

— Nunca digas que no somos el uno para el otro. Y te diré la verdad. Si es que quieres escucharla —me dijo y tragué saliva.

— Creo que será lo mejor —dije y el me soltó y me volvió a voltear.

— Supongo que te contaré desde el principio —dijo y me pegó a su pecho.

— De preferencia —respondí sarcástica y él me dió un beso en la coronilla, me acomodé en su pecho.

— Es una larga historia —dijo y respiró profundo.

Cambiando Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora