Capítulo 7: Elyse Rinlelly

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Narra Ignasi

Habían pasado 9 horas desde que había llegado a Ecuador. Estaba agotado, pero aun así le confirmé a Luca que iría con él a ese grupo que me había comentado. Llegamos tarde y nos sancionaron, yo estaba casi en agonía ya que tras las 50 flexiones de pecho; Luca me había hecho correr hasta aquel parque y la verdad era que estaba súper lejos, aunque Luca dijera lo contrario y a eso sumándole el terrible viaje que fue largo y cansado. Nunca me ha gustado viajar en avión solo, estaba nervioso tras la idea de vivir en otro país y peor aún: Ecuador, el país que significaba mucho para mí. Pero no iba a demostrar nerviosismo ni cansancio. A Luca le fue peor, tuvo que hacer una rutina de ejercicios que le mandó hacer aquella chica. Que era más hermosa en persona.

Elyse Rinlelly, aquella chica de tez clara, con esos ojos color menta adornado de esas cejas frondosas ¿Por qué tenemos que tener ambos ese tipo de cejas? Pero a ella se le ve mejor, le hace dar una mirada hipnotizante y que hablar de su nariz tan fina y delicada con esos labios que son como el templo donde quisiera habitar siempre. Y su cabello castaño claro con salvajes ondas. La combinación Perfecta.

Pero nuestro primer encuentro fue una desilusión. Es cierto eso que dicen que no idealices a una persona o saldrás herido.

Martín un chico que también está en este grupo, invitó a Luca y a mí a la casa de Elyse. Noté que a ella no le gustó la idea y peor aun cuando Luca dijo que no podía. ¿Qué se supone que tengo que hacer? Aceptar y tener la oportunidad de conocer la casa de Elyse o simplemente rechazar, ya que no es como me la imaginaba. Terminé aceptando ir a la casa de ella, Martín me había recomendado llegar a tiempo o conocería a Elyse Rinlelly. Y era eso lo que quería: Conocerla perfectamente.

...

Me encontraba en su habitación, pero no piensen mal, yo no tenía esas intenciones con ella, las mías eran mayores. Estábamos riendo ya que se me hacía difícil decir Lord Robert Stephenson Smith Baden-Powell de Gilwell ¡Siiiii! lo dije.

---Métete al closet.

---Estás loca, no me meteré allí, cuando salga. Será raro porque va hacer algo así como salir del closet y yo no soy gay.

---Pero lo serás si mi padre te encuentra, ellos no saben que estas aquí, solo sabían que Martín venia.

¿Qué le ocurría a Elyse? Inmediatamente ante la presencia de sus padres de segura y ruda se había convertido en insegura e indefensa. ¿Por qué?

---Explícame ahora.

---Solo te puedo decir que si no callas tu tonta boca eres hombre muerto. Y yo también seré mujer muerta.

Le hice caso a sus palabras, me dejó escondido en el closet. Pero mejor que lo haya hecho porque me hubiera perdido la oportunidad de estar en el paraíso: Rodeado de su dulce aroma. Después que subió y me hizo salir del closet. ¡Carajos! Suena gay. Bueno me explicó el porqué me hizo esconder: sus padres eran estrictos. ¡Pero en qué problemas me eh metido!

---Me olvidé decirte. Estás atrapado, no puedes salir de casa. Así que ya regreso y más te vale que hagas silencio.

¡Pero por Dios! No tengo ni 50 horas de estar en este país y esta noche me tocará dormir en la habitación de Elyse. Si cuando entré a su casa estaba tan callado para que mi voz no me delatara los nervios, ahora si estoy muriendo. Pero no voy a delatarme ahora tampoco.

Cuando me dejó solo en su habitación, que no es nada que ver como creí que sería para una mujer tierna y bella como ella, pero llegar acá, sé que solo tiene una pizca de ternura, lo demás era ruda y un tanto arrogante, mandona y su habitación es la prueba de que no es una chica cualquiera. Las paredes son de color concho de vino, solo una pared está pintada de blanco pero está decorada de fotos donde está ella con vistas hermosas: hay cascadas, lagos, montañas, animales, flores; en fin. Verla allí, con esa sonrisa ante todas esas fotografías me hacia sonreír como tonto, razón tiene ella para llamarme así. Su habitación es de gran tamaño, tiene dos estanterías una con libros y otra con cd donde también tiene cuadros con sogas, más bien nudos que jamás eh visto, el que apenas sé hacer es de los zapatos. Además de una colección de pañoletas, así las llamó Elyse. Tenía tantas cosas que me imagino que han de significar algo y tengo las esperanzas que algún día me las comente. ¡Ah! Y como olvidar el enorme closet donde me hizo esconder, donde su olor se había impregnado en mí. Donde se encontraban los libros encontré un álbum de fotos. Era hermosa, era una diosa. De bebé, de niña, de jovencita; usaba vestidos de colores y de distintos modelos.

Bitácora de un ScoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora