Capítulo 12

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La peor sensación que había experimentado era en este momento. Me sentía inútil, veía que Don Luis lloraba a mares igual que su hijo. Acababan de perder a la mujer de sus vidas. Yo no sabía que se sentía perder a un ser querido, pero ya había visto el sufrimiento de Marti al perder a Teo, hasta ahora; sentía que mi corazón latía muy débil, tenia una tristeza desgarradora, pero debía mantenerme fuerte, por mi bebé, esposo y suegro.
Yo no podía traer de regreso a la Sra. Rosalinda, pero si podía ayudarlos a llevar el duelo.
Ella había sido una guerrera, luchó tantos años contra el cáncer, cuando se quería dar por vencido sólo tomaba más impulso para luchar.
La amaba, me apoyó tanto con mis luchas, y muchas cosas más. Me enseñó a amar mucho más a Ignasi, siempre le agradecía porque ella fue quien motivó para que Ignasi no se olvidara de mi, si no que luchara.

Mi piel se eriza al saber que se ha ido a un mundo desconocido, aunque en estos momentos esté siendo enterrada 3 metros bajo tierra.

-¡Mamá!- gritó Ignasi -esperen un momento -rogó con lágrimas en los ojos a los encargados de entierro.

Ellos se detuvieron y abrieron la caja para que la viéramos por última vez. Coloqué mi mano en el hombro de mi esposo y le susurre que todo esta bien, pero yo empecé a llorar, no podía con tanto sentimiento.

-Mami, lo siento tanto -empezó a decir Ignasi con voz entrecortada -no quería estar lejos cuando sucediera esto, quería estar contigo, mami. No quería que te fueras, no ahora. Quería que conocieras a tu primer nieto -el colocó su mano en mi panza y yo me erice mientras mas lágrimas corrían por mis megillas .- no sabemos si será niño o niña, Elyse quería que fue sorpresa. Ma' prometeme que donde quieras que estés, estarás con nosotros.

-Sr. Lo siento, pero ya es hora -dijo uno de los de la funeraria.

-Espere -dijo Don Luis. Se acercó a besarle la mano fría y colocó en ella una pulsera de oro con un dije de una rosa- No podía irse sin su pulsera favorita.-dijo mirándola con ternura y tristeza

-Se la regaló cuando le pidió ser su novia.-dijo la hermana de la Sra. Rosalinda, que era la mamá de Luca. -Está linda. -respondí
-Ajam. .. es una pulsera con una Rosa Linda -me contestó y sonreímos con lágrimas en los ojos.

Entonces llegó el momento de que fuera sepultada. Un violinista daba la melodía de fondo, que solo hacía llorar aún más. Mis papás y Danny que también vinieron a Filipinas con Luca y su mamá, se abrazaban mientras sus rostros se veían deprimidos.
No habían muchas personas porque la familia de Ignasi siempre había sido: mamá, papá, tia y primo.
Pero a ellos nos incluimos mi familia y personal del hospital, que querían mucho a la Sra.

No quería imaginar cómo sería perder al amor de tu vida. A tu familia, muchos años atrás sentí perder a mi hermano, cuando creí que por mi culpa lo habían matado. Pero la vida me dio una oportunidad de tenerlos a todos conmigo.

Dolía, dolía en el alma ver partir a un ser querido. Pero en ocasiones lo más doloroso viene después, cuando te toca vivir una vida sin esa persona. Cuando estás en tu habitación y esa persona nunca llegará a la cama a dormir como solía ser siempre. Cuando ya no estará en la mesa; sólo quedarán recuerdos de lo que fue e hizo esa persona.
Dolía, esa situación y la verdad es que yo no quería expermientarla. Yo no quiero perder nunca a Ignasi. ¡Nunca!

Bitácora de un ScoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora