-Carlos, ¿escuchas eso?- agudicé mis oídos mientras le despertaba a mi mejor amigo.
-Sí, las olas.-murmuró mientras deliraba de fiebre
-No, es el ruido de un motor, como de un bote.- ¡Delia! ¡Franco! -les grité a mis colegas los cuales habían preservado sus vidas hasta el día de hoy. -¡Vienen por nosotros!
No puedo describir exactamente lo que sentí, pero diré que se sintió como un fuego en el pecho, no de esos que te queman, si no de los que te calientan.
-¡Enciendan la señal! -corrí mientras gritaba por la bandera realizada por un chaleco salvavidas que ya se había arruinado cuyo color es fluorescente. Mis colegas encendieron una bengala para prender fuego la cual teníamos preparado hace meses, anhelando que este día llegara.
-¡Aquí! ¡Aquí! -gritaba mientras agitaba la bandera. -Carlos resiste, ya vienen por nosotros.
De pronto, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena, nos vieron cuando el humo empezó a expandirse. Y las personas en cuyo bote, dieron la vuelta hacia nuestra dirección. Sentíamos euforia, lagrimas empezaron a rodar por mi rostro lleno de vello facial, pues eran aproximadamente 7 meses desde que estamos aquí, en el cual perdimos la vida de nuestro gran compañero Paulo, no resistió la picadura de una manta raya, mientras pescaba.
Cuando el bote se hacía cada vez más visible, porque estaba cada vez más cerca, corrimos abrazarnos todos en el lugar donde estaba acostado Carlos. Agradecíamos en oración por que hemos sobrevivido. Alcé la vista y vi a Martí y a dos hombres más que deben ser los profesionales en rescate. Una vez que ya estaban en arena corrieron con botiquines de primeros auxilios y agua. ¡Agua verdaderamente dulce! abracé a Martí con toda mi alma, porque fuerzas, sinceramente me quedaban pocas.
-¡Están vivos! ¡Bendito sea el Señor! -lloraba Martí mientras me abrazaba.
-Ayuden a Carlos, no resistirá mucho más. Hemos hecho todo lo medicamente posible bajo estas circunstancias. ¡¿Elyse?! ¿Cómo está el gran amor de mi vida? ¿Mi hijo? ¿Mi familia? ¿Están bien? ¿Decime Martí? ¡Decime!
-Hermano, estarán felices cuando sepan que te encontramos ¡que los encontramos! sus familias también estarán felices, no han dejado de tener esperanzas en que esto sea posible. De encontrarlos con vidas.-se dirigió hacia mis amigos de supervivencia.
-Doctores, llamaremos un helicóptero para trasladarlos al hospital de Filipinas lo más pronto posible. Permítanos tomarle sus signos vitales, en cuanto llegan los refuerzos.
-Pronto estaré junto a ti, amada esposa. Te hecho tanto de menos.
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Bitácora de un Scout
Novela JuvenilAcompáñame en este largo viaje, no tengo idea de cómo será; no puedo prometerte nada. Solo puedo prometerme algo a mí; haré que mi historia valga la pena. Que vivir valga la pena. Acompáñame hasta el final.