Capítulo 38: Marie

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Narra Ignasi

No estaba muy seguro si esa era la dirección correcta, pues nunca había ido a la casa de Marie, pero según mi GPS esa era la dirección. Le sugerí a Elyse que se quedara en el auto mientras yo bajaba a tocar, pero ella no acata órdenes así que bajó del auto y caminó a mi lado, tomándome de la mano. Afortunadamente sí era la dirección correcta y la casa correcta. Salió Marie. Se veía diferente sin su uniforme de enfermera recepcionista. Usaba ropa deportiva y tenía un cuerpo bastante tonificado, se veía a simple vista. Elyse se aclaró la garganta, obviamente celosa por que miraba a Marie, pero solo la estaba mirando. No la estaba codiciando, simplemente admiraba su belleza así como seguramente Elyse miraba chicos más atractivos que yo. Y me causó un escalofrió doloroso al recordar como miraba al arrogante de Joshua

Nos saludamos y nos invitó a entrar a su casa, donde vivía sola con su mamá. Que era profesora de Literatura de la mejor universidad de este país

Yo me senté en el sofá viendo a ese par de mujeres practicar, Elyse aprendía muy rápido lo que le enseñaba Marie. Sinceramente me estaba dando sueño, estaba agotado, estar en un hospital bajo estrés y preocupación no ayuda a tu salud física ni mental.

---Ignasi, ¿quieres ayudarnos? ---Ou no, ¿no hablaban enserio? ¿Cierto? Esas mujeres eran unas salvajes

---están luchando bien entre ustedes dos. –--dije en mi defensa

---Ven, necesito un voluntario para enseñarle lo siguiente, me lo agradecerás, porque tu chica sabrá defenderse de cualquier pendejo ---aseguró Marie

Me sentía un monigote, un muñeco de trapo. Me usaban como quería. Marie tenía una fuerza impresionante, pero creo que más que fuerza era la técnica que usaba, aunque yo no estaba poniendo ningún tipo de resistencia, hacia lo que me ordenaba. Si me decía: agarra mi cuello desde la parte de atrás, lo hacía levemente y ella me agarraba del brazo y me tumbaba con bastante brutalidad al suelo. Estaba totalmente adolorido y Elyse, estaba concentrada en aprender cada técnica, movimiento que le enseñaba Marie

---Ahora quiero yo. Préstamelo ---¿Qué? Oye, amor no soy un muñeco.---dije hacia mis adentros

---Por favor, con delicadeza.---ni apenas terminé decirlo y ya me tenía en el suelo haciéndome doler como el infierno mis músculos. Estaba totalmente inmovilizado por la técnica. A mí nunca me había gustado pelear, así que si tuviera que pelear contra alguien seguramente perdería. Debería aprender algunas tácticas de esto yo también, pero lo único que supe decir fue:                  ---¡Salvaje! --–ellas me miraron y empezaron a reír

---Lo siento, amor ---se disculpó Elyse, me soltó de su agarre y me dio un beso que fue dulce y tierno. ¿Cómo podría ser esa combinación perfecta de rudeza y delicadeza a la vez? Me volvía loco

---Bueno, jovencitos. Debería darles privacidad para sus momentos de romanticismo. Ya deberían ir a descansar. Mañana a la Sra. Rosalinda le harán una operación

Marie, me hizo separar de golpe de Elyse, pero no porque me estaba besando con ella en su sala, no me importaba en lo absoluto que nos viera. Me hizo separar con lo último que dijo: Mañana a la Sra. Rosalinda le harán una operación

¿Por qué no me lo habían dicho? ¿Por qué me lo ocultaban? O ¿recién lo habían decidido los doctores y el consentimiento de los familiares? ¿Acaso ya lo sabía papa?

---¿Desde cuándo lo sabes? --–exigí que me dijera mientras me levantaba rápidamente del piso

---Hace unas horas, La Dra. Lascurai me dijo que reuniera a todos los cirujanos para mañana a primera hora. Pensé que te lo habían dicho

Bitácora de un ScoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora