- ¡Scout siempre!
- ¡Liiistooooos!
- ¡Scout siempre!
- ¡¡Liiiiiistooooooooos!!
- Para patos, un dos
- Tres, cuatro- todos los scouts estaban en posición de pato, a mi voz de mando. Hasta los más pequeñitos y también mis pequeños hijos.
- ¿Cuántas vamos?
- ¡No sabemos!
- ¡Cincuenta! ¡Trabajar!
- ¡Ay! Jefe, ciiiincuenta- escuché a uno quejarse
- ¡Sesenta! ¡Trabajar! – ellos sabían que si se quejaban a mi voz de mando, les aumentaba la cantidad de trabajo; pero al parecer les gustaba. El resto de chicos hicieron sonidos de quejas. Siempre tenía cara de enojado; pero amaba y disfrutaba esto. No hacerlos trabajar, si no pertenecer a un grupo Scout, ser su jefe, su apoyo, su guía.
Mi esposa Elyse ha sido mi mayor bendición, mi vida cambió totalmente cuando decidí estar a su lado, han sido tantos años, tantas caídas, tantas alegrías, tantas aventuras.
Tenía cuatro hijos; Oliver tenía 10 años, y las trillizas; Caitlin, Daphne, Liz tenían 7 años. Mi papá había fallecido hace dos años, sus últimas palabras fueron: 'Estoy feliz, porque volveré a ver a tu mamá'. Pero no me quedé solo, la familia crecía y crecía tanto en número como en estatura.
Hace 4 años soy jefe del grupo Scout, por lo cual ahora tengo 30 hijos más. Todos con distintas personalidades, religiones, razas, clases sociales.
¿Me imaginé una vida así?
Claro que no.
Los chicos terminaron los sesenta patos, veía sus caras de cansancio, hice que estiraran los músculos y permanecieran en fila, mis otros compañeros Scouter dieron algunas otras novedades, y les asignaron trabajo a los chicos. Solo teníamos lobatos, tropa y caminantes. Mathias de Tropa, se me acercó.
-Scouter Nacho, deseo hablarle.
-Adelante, escucho- sí; desde que mis hijos empezaron hablar, ellos me llamaban Papi Nacho, por lo cual ahora todos en el grupo me llamaban Scouter Nacho, me gustaba porque me recordaba a Mamá.
-Mi mamá ya no quiere que venga a los Scouts, y nos vamos a cambiar de ciudad. Yo no quiero dejarlos, ustedes son mi familia.- me abrazó y comenzó a llorar, hasta casi ahogarse.
Mi corazón se enterneció, Elyse me miró desde lejos, ella era Akela; Mathias era su Scout favorito, cuando él llegó al grupo tenía 8 años, tenía baja autoestima y déficit de atención, Elyse le cuidaba siempre, y le ayudó a superarse; pero por lo cual era más su favorito fue porque se quebró la pierna en el mismo árbol que ella. Él ahora tenía 14 años, y era uno de los más fuertes y valientes de Tropa.
-Hablaremos con tu mamá, limpia esas lágrimas, recuerda el artículo número 8. ¿Cuál es?
-Un Scout sonríe y canta en las dificultades. Jefe.
- Tú lo has dicho.
Mi amada Akela me volvió a mirar desde la distancia, con sus dulces ojos, con su angelical rostro, y reí cuando me sacó la lengua.
¡Cuánto la extraño, a mi amada!
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Bitácora de un Scout
Fiksi RemajaAcompáñame en este largo viaje, no tengo idea de cómo será; no puedo prometerte nada. Solo puedo prometerme algo a mí; haré que mi historia valga la pena. Que vivir valga la pena. Acompáñame hasta el final.