Capítulo 41: Hermano

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---Señorita, acabamos de aterrizar. Bienvenida a Ecuador ---me despertó la azafata que mágicamente era la misma del día anterior. De tanto pensar en lo último que había vivido con Ignasi me quedé dormida y ni siquiera sentí nada.

---Gracias. --–ella me sonrió. Una vez que ya tenía mis cosas llamé a Ignasi

---Amor, acabo de llegar, todo bien. Papá está aquí. Cuídate mucho. Te amo

---Hablaremos en skype cuando quieras

---Tal vez no, papá dice que no tenemos internet. Te amo

---Yo te amo más. Cuídate ---colgué, luego salí del aeropuerto, vi una camioneta con vidrios oscuros, aseguraría que era la misma que vi cuando estaba con Camill, crucé la calle y bajaron el vidrio de la ventanilla apareciendo claramente el monstruo de Thomas

Él sonrió al verme y yo solo le reviré los ojos. Pero luego me arrepentí, tenía que hacer que el me tuviera confianza que creyera en mí.

Uno de sus hombres bajó del auto y me pidió la maleta, yo accedí y luego abrió la puerta del auto, subí

---¿Desobedeciéndome? --–fue lo primero que dijo, sacándose sus gafas oscuras

---No le dije nada a nadie ¿a qué te refieres?

---No le rompiste el corazón a tu ''amorcito''---dijo lo último haciendo una cara de asco

---Rompí con él --- Thomas tomó mi mano y me la beso, traté de retirarla pero él la agarraba con fuerza

---Acabo de escuchar su conversación. Y no se escuchaba dolido

---¿Qué dices? Eso es meterse en la privacidad de las personas. No debes escuchar mis conversaciones. ¿Además como lo hiciste?

---1) Tengo todas las líneas interrumpidas. La de tus padres. La de tu hermano. La de tu casa. La de tu mejor amigo y la línea de Camill 2) Eres mía. Así que tengo derecho a tu privacidad

---Eres un cerdo --–lo escupí en la cara, uno de sus hombres me apuntó con su arma, pero Thomas sacó una de su chaqueta y lo apuntó al hombre

---Nadie apunta a mi reina.---jaló el gatillo y me llevé las manos a la boca para ahogar mis gritos.

---Pero jefe, lo escupió --–dijo con rabia, bajando su arma pero Thomas seguía apuntando mientras el auto estaba en rumbo hacia algún lugar desconocido. Tal vez debía ver por donde me llevaban pero era de madrugada así que no reconocía ningún solo lugar

---Arreglaremos cuando lleguemos. –--dijo lo mismo que una madre le dice a su hijo cuando se porta mal. Thomas guardó su arma y todos nos quedamos en silencio

---Disculpa a mis hombres.

---Quiero ver a mi hermano

---Tus deseos son órdenes. Mi reina---no lo soportaba, pero era mejor para todos que una vez en mi vida obedeciera. Pero me costaba demasiado.

Miraba por la ventanilla, y pude reconocer una calle pero decidí mentir

---¿Dónde estamos?

---Muy cerca del paraíso

---Del infierno querrás decir---murmullé, pero él no escuchó

---Llegamos---todos bajaron del auto y Thomas me ayudó a bajarme pero yo me negué

Elyse colabora. No juegues con fuego

Conciencia. No me abandones

Por fuera era una bodega pero por dentro una casa súper lujosa, había muchos hombres, mejor dicho matones. Había jovencitas más o menos de mi edad. Unas tenían uniforme de servidumbre y otras al parecer las que trabajan en el casino. Mi piel se me erizó. No quería convertirme en una de esas mujeres. Hasta ahora me estaban tratando bien, no me habían lastimado ni nada por el estilo. Tal vez debía bajarle dos puntos a mi personalidad. Me llevaron hacia un salón al parecer de castigos, olía terrible. Abrieron la puerta, no quería imaginar que allí me iban a tener.

Bitácora de un ScoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora