Capitulo 10

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Cuando llegué al acantilado, las lágrimas ya bajaban por mi hocico. En la distancia vi la luz de mi casa, había mucha gente entrando y saliendo de ella. De repente el silencio fue interrumpido por el grito de mi madre y los llantos de la gente, hecho que me asustó, nerviosa corrí hacia la casa, pero de nuevo me obligaron a retroceder.

-Jacob, necesito saber que pasa-dije en mi forma lobuna aún-

-Leah, sigues siendo una loba, hasta que no te calmes y tu parte humana y animal, no se hagan una; no volverás a tu forma humana.

-Pero...

-No te preocupes iré a ver qué pasa-me contestó-

El tiempo pasaba y nadie aparecía para decirme que había ocurrido, sigilosamente atravesé el bosque para acercarme al poblado; a lo lejos vi a los chicos de la manada en su forma humana.

Me oculté detrás de unos árboles e intenté escuchar que pasaba.

Dentro de mi casa se escuchaba mucho ruido y varios llantos, lo que me puso en alerta.

Si por mi culpa a mi padre le pasaba algo, nunca me lo perdonaría. Y entonces ocurrió lo que más temía, Seth salió de la casa llorando internándose en el bosque.

Y en apenas unos segundos, unas imágenes, de mi padre tumbado en la cama, junto a un médico negando hacía mi madre, me golpearon, haciendo que me detuviese en ese mismo instante.

"Mi padre había muerto."

La furia y el dolor recorrieron mi cuerpo haciéndome aullar y correr sin control alguno.

Pronto empecé a escuchar voces en mi cabeza, diciéndome que me detuviera, pero no podía hacerlo, necesitaba escapar.

Pronto llegué a una carretera y sin mirar crucé.

Escuché un chirrido a mis espaldas, pero aun así seguí corriendo. Mucho tiempo después me detuve en un lugar que nunca antes había visto.

Aún no podía creer, que mi padre hubiera muerto. Esta mañana estaba todo tan normal y ahora...

El sentimiento de culpa era tan grande, que nunca desaparecería.

La noche ya había caído y aunque ya estaba algo más tranquila, el dolor seguía ahí y además seguía siendo un lobo. No escuchaba a nadie en mi mente y eso me relajó, sabía que tenía que volver a casa sobre todo por Seth y mamá, pero antes necesitaba volver a ser humana otra vez.

Comencé a andar dirección a la reserva, intentado descubrir la forma de volver a la normalidad, pero aún no lo había conseguido.

Me acerqué a la reserva sin hacer mucho ruido, todo estaba a oscuras y en un silencio absoluto, pasé junto a la casa de Jacob, Paul y el resto de chicos, por lo que oía todos estaban dormidos.

En casa se oía a alguien por la cocina, di un rodeo deteniéndome frente a la puerta trasera y miré a dentro, sin darme cuenta golpeé la bicicleta de Seth, haciéndola caer con un fuerte golpe.

-¿Leah?-preguntó la voz estrangulada de Emily-

Asustada retrocedí para que no me viera, pero solo di dos pasos cuando me choqué con algo mojado y peludo.

-Al fin apareces, te hemos estado buscando-dijo la voz de Sam a mi espalda-

Giré la cabeza y vi sus ojos y hocico demasiado cerca de mí.

Mi vida patas arriba, la historia de Leah ClearwaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora