Capítulo 15

782 50 0
                                    



En un suspiro el fin de semana llegó, y con ello mi charla con Sue sobre mi inminente marcha de la reserva. En todo este tiempo no me he transformado, para evitar que todos supiesen mis intenciones, al fin y al cabo, todos se enterarían, ya que una decisión tan importante debían saberla el consejo de ancianos.

Aún era temprano y seguramente mamá seguiría en casa de Charlie preparándole el desayuno, como hacía desde la boda de su hija con Cullen.

Mientras llegaba mi madre, volví a entrar en mi cuarto, abrí el armario y empecé a guardar cosas imprescindibles que quería llevar conmigo a Michigan en la maleta, entre ellas la última foto en familia antes de la muerte de mi padre, y el caza sueños que mi padre me hizo cuando le tenía miedo a la oscuridad de pequeña.

En la entrada escuché aparcar el que supuse era el coche de Charlie, que seguramente vendría a pescar con Billy y mi madre, después comería aquí como cada fin de semana hacía. Guardé las cosas en el armario y me infundí ánimos para hablar con mi madre, aunque lo más seguro es que tuviésemos que hablar fuera de casa y de la reserva para que las manadas no se enterasen antes de tiempo.

Bajé las escaleras y allí estaban Charlie y Sue.

-Buenos días Charlie, mamá-dije dándole un beso a esta última, ella se quedó impresionada por esa muestra de afecto, pero después de la primera impresión sonrió-

-Buenos días Leah-contestaron ambos-

-Esto... mamá, Charlie, me gustaría acompañaros junto a Billy a pescar-dije nerviosa-

- ¿Hablas en serio Leah? No has ido allí desde que tú padre te llevó con ocho años-contestó mi madre-

-Sí mamá, quiero ir con vosotros y de paso comentarte algo.

- ¿Ha pasado algo Leah?-dijo mi madre preocupada-

-Nada malo mamá, tranquila.

-Es la segunda vez en el día que me dices mamá, en vez de llamarme por mi nombre, y eso solo lo haces cuando quieres decirme algo importante.

-Es que es algo muy importante, pero no quiero hablar de eso aquí en la reserva-contesté-

-Está bien vamos al coche, mientras Charlie ayuda a Billy con las cosas.

Al salir fuera, vi a los chicos en la playa a excepción de Jake, Sam y Seth que estaban hablando con Billy y Charlie, me miraron interrogantes, pero no dijeron nada.

Una vez Charlie y Billy se despidieron de los chicos, subimos al coche y nos fuimos dirección a la pequeña embarcación que usaban para pescar.

Cuando llegamos, descargamos todo del coche y empezamos a preparar las cosas para pescar.

-Y bien Leah, ¿qué querías decirme? -dijo en voz baja para no asustar a los peces-

Bien había llegado el momento, aunque ahora me arrepentía, ya que con Billy allí las cosas podían complicarse.

-Bien, verás mamá... yo...como te lo digo...-dije suspirando- en una semana me marcho de la reserva.

- ¿Qué, cómo que te marchas?-dijo con un grito-

-Yo... he decidido seguir con mi vida, como tú me aconsejaste...y bueno mi sitio no está aquí en La Push, quiero ir a la universidad y me he informado y la mejor para estudiar trabajo social está en...Michigan. Ya he encontrado una habitación y con la beca que me han concedido, solo tengo que mantener unas notas altas durante los cinco años que dura la carrera,  buscaré un trabajo para pagar la residencia y para mandaros a ti y a Seth. Por ahora he pagado dos meses por adelantado en la residencia gracias a unos ahorros. -dije de forma atropellada-


-Michigan...desde... ¿cuánto llevas planeando esto? -dijo con lágrimas en los ojos-

-Ya te lo dije en su tiempo, antes de transformarme en loba empecé a planearlo todo. La distancia es lo único que me hará olvidar todo lo que ha pasado con Sam y Emily, estar aquí no me hace bien y menos después de la muerte de papa. Tú y Seth, sois lo único que me queda y aunque ahora estemos separados, cuando vuelva ya con mi carrera terminada tendremos una vida mejor.

-Leah, no tienes que hacer nada de eso por nosotros, te quiero aquí con nosotros...y sé que te dije que te marchases, pero hija...yo...no quiero que estés tan lejos...quiero visitarte, Michigan está demasiado lejos y es muy costoso. Lo que estás diciendo es que quieres cortar cualquier lazo con nosotros.

-No mamá, estoy pasando página, si me hubiera quedado en la universidad de Port Angeles seguramente las manadas y Sam estarían vigilándome, lo mejor es poner distancia de por medio, si te preocupa que no venga a visitaros, no temas, vendré en todas las vacaciones y en las fiestas si no tengo muchos trabajos y exámenes ¿vale? -dije rogándole con lágrimas en los ojos-

-Está bien, pero tendrás que hablar con el resto de ancianos y con la manada tú antes de irte, además tendrás que venir sin faltar en las vacaciones y estar en contacto con nosotros.

-Lo prometo mamá, gracias.

-Sue, Leah lo necesita y si Harry estuviese aquí estaría feliz por su decisión de avanzar, eso no quita que la vayamos a extrañar.

-Gracias, vosotros dos formáis parte de los ancianos, así que solo falta que me escuchen tres más y aunque ellos no estén de acuerdo...yo me marcharé.

Después de contarle todo, me relajé y pescamos hasta que empezó a anochecer. Volvimos a la reserva en silencio, quizás esta noche era el momento ideal para hablar de mi marcha, antes de seguir contando leyendas en la fogata.

Una vez dejamos a Billy en su casa, bajamos del coche y entramos en casa, nada más llegar subí a mi cuarto cogí ropa limpia y me fui directa a la ducha. Mientras me enjabonaba pensé en la manera de sacar el tema de mi marcha en la fogata; el que se enterasen las manadas y los ancianos a la vez era lo mejor, así que con la decisión tomada, me vestí y bajé a la cocina a ayudar a mamá con la cena, Charlie y Billy pronto llegarían a cenar.   

Mi vida patas arriba, la historia de Leah ClearwaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora