Capítulo 18

757 49 3
                                    


7h y media después...

Al fin estaba en Detroit (Michigan), aún me faltaba una hora para llegar al campus y a mi residencia en Ann Arbor, pero ya era tiempo de avisar a mamá, aunque la diferencia horaria entre La Push y Detroit era de tres horas, seguramente se enfadaría si no la llamaba inmediatamente, si aquí son las 7 de la mañana allí serían las cuatro de la mañana, estarán durmiendo a no ser que esté Seth de guardia...

Decidí arriesgarme y llamé a casa, al tercer tono respondieron.

- ¿Diga? -contestó mamá-

-Mamá, soy Leah siento haberte despertado a estas horas, pero llamaba para decirte que acabo de llegar a Michigan y que voy dirección a la residencia.

-Hija, me alegro me llamaras, ya estaba algo preocupada, después del viaje tan largo es mejor que descanses un rato y más tarde hablamos, ¿te parece bien que te llame sobre las 7 de la tarde hora de aquí?

-Sí perfecto, aquí serían las diez de la noche así que no habría problema, descansa tú también mamá y saluda al resto.

Una vez en la residencia busqué mi número de habitación. Según me dijeron en recepción, compartía habitación con otra chica llamada Astrid y esperaba que la chica no fuese como la rubia chupasangre. Una vez en la puerta de mi habitación entré y por suerte aún no había llegado mi compañera, por lo que podía elegir cama, y que mejor que junto a la ventana con vistas a una zona boscosa.

El resto del día, lo pasé ordenando las cosas en mi parte de la habitación y conociendo el campus, la próxima semana ya empezaban las clases, así que era bueno ya ir a la biblioteca para tener los libros necesarios durante mi primer cuatrimestre de carrera, antes de que no quedasen disponibles y tuviese que comprarlos.

Decidí por ahora no unirme a ninguna hermandad y ya tenía decidido que quería formar parte del club de atletismo para así soltar la adrenalina, al igual que cuando entraba en fase, aunque no se parecía en nada.

Cuando dieron las siete salí de la residencia en busca de ofertas de trabajo y de un buen sitio para cenar.

Y al fin tenía trabajo, empezaría mañana y la verdad estaba impaciente, trabajaría en una guardería de lunes a viernes, el horario hasta que no supiera el de clases no me lo decían y dos veces a la semana iría de voluntaria al hospital para ayudar a una asistente social.

A las diez como le dije a Sue la llamé.

-Hola mamá, ¿Qué tal el día?

-Hola Leah, como siempre, fui a prepararle el desayuno a Charlie y después volví a casa para preparar la comida, hoy vienen a comer Sam, Emily y el resto de la manada.

-Y Seth, ¿sigue yendo a casa de los chupasangres?

-Sí Leah, sigue yendo y aunque me duela decirlo, son buena gente y además ahora son parte de la familia de Charlie. Y tú, ¿ya has terminado de colocar tus cosas? ¿Cómo es tu compañera de habitación? -dijo mi madre cambiando de tema-

-Sí, ya terminé de ordenar todo, a mi compañera no la conozco, no ha llegado aún, lo único que sé es que se llama Astrid. Y bueno tengo buenas noticias...

- ¿Cuáles? -preguntó Sue intrigada-

-He encontrado trabajo en una guardería de aquí cerca, iría de lunes a viernes, sería de medio tiempo, pero hasta que no sepan el horario de clases que tengo no me pueden decir horas, también me he inscrito como ayudante de la trabajadora social en el hospital, lo que me ayudará mucho en los estudios.

-Me alegro mucho Leah, solo llevas unas horas allí y te oigo muy contenta e ilusionada, se nota que eres feliz.

-Lo soy mamá, necesitaba esto y tranquila no dejaré mis estudios a un lado por el trabajo y el voluntariado.

-Lo sé Leah, eso no me preocupa, porque siempre has sido una chica responsable, solo me da miedo a que algún vampiro esté cerca y te haga daño.

-Mamá, en el remoto caso de que eso ocurra, puedo entrar en fase en cualquier momento y luchar con él, no te preocupes por eso de verdad. Y aquí hace mucho sol de todas formas para que alguno se arriesgue a salir. Bueno mamá debo dejarte, ya se hace tarde y estoy agotada del viaje, hablamos otro día, un beso y un saludo para todos.

Mi vida patas arriba, la historia de Leah ClearwaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora