-Leah ¿a dónde vas? -preguntó Astrid-
-Creo que he visto a un niño pequeño entrar al bosque ahora vuelvo.
-Vamos contigo
-No chicas, vaya que os perdáis, no conocéis este bosque-dije antes de empezar a correr dirección al bosque-
A lo lejos escuché a los chicos preguntar por mí, al igual que Jake y mi hermano.
Me concentré y busqué un olor diferente al nuestro. Encontré un rastro demasiado dulce, no tanto como un vampiro, pero dulce, dirección al norte. Aceleré el paso, pero no podía verlo todavía.
No sabía si entrar en fase...pero no quería arriesgarme a que al final fuese un vampiro, así que decidí hacerlo. En ese momento escuché que detrás de mí venían los chicos.
-Leah, ¿qué ocurre? -preguntó Jake-
-Alguien estaba observándonos en la playa, no es humano-contesté-
-Voy siguiendo su rastro.
-No huelo nada muy diferente, algún humano con perfume más fuerte, pero nada más-dijo Paul-
-Es un olor dulzón, algo más suave que el de los vampiros-digo parando de golpe-
- ¿Leah? -preguntó Jake-
Avancé hacia una pequeña llanura y ahí estaba, un lobo negro de ojos azules penetrantes, gruñí en su dirección.
- ¿Quién eres? -pregunté-
Me miró fijamente y sonrió.
-Aún no es tiempo-contestó en mi mente-
- ¿Por qué me ayudaste ayer?
Volvió a sonreír y empezó a correr
-Maldita sea-dije corriendo detrás de él-
-¡!Leah!!, déjalo-me habló Jake-
-Pero...
-Explícate-ordenó Jake-
Resoplé y dejé que viese en mi mente lo ocurrido la noche anterior.
Cuando terminaron de ver lo ocurrido, se enfadaron porque no los avisé, ni les conté nada, nada más llegar anoche.
-Leah, tenías que habernos avisado, ¿que hubiera pasado, si ese lobo no hubiera aparecido? -me regañó Jake-
-¿Y cuando os podría haber avisado? Todo fue muy rápido, en un momento estaba con los chicos y al siguiente detecté el olor a vampiro. Lo único que pude hacer, fue alejarlos de él antes de que los atacara.
-A partir de ahora, todos avisaremos a todos si pasa algo como esto, simplemente con un toque al móvil es suficiente para ponernos sobre aviso, y claro avisando con antelación al lugar en el que va a estar-dijo Sam-
-Eso es casi imposible-contesté-es más fácil tener activo el GPS de los teléfonos para localizarnos en caso de emergencia, que hacer lo que dices-contesté-
-Tendremos que hablar con los ancianos, para que nos digan si hay otras manadas de metamorfos como nosotros, por aquí cerca-comentó Jake-
Después de eso Jake y Sam, fueron en busca de los ancianos para informarse sobre otras manadas cercanas a nosotros.
Mientras ellos hablaban con los ancianos, yo decidí volver con Astrid, Sam y los chicos.
-Ya estoy de vuelta-dije sentándome con ellos-
-¿Todo bien?-preguntaron las chicas-
-Sí, solo fue falsa alarma, era un animal-dije encogiéndome de hombros-
-Y ¿qué soléis hacer aquí Leah?-preguntaron los chicos-
-Pues, cuando no estamos en clase o trabajando, solemos hacer ejercicio por el bosque, saltar desde el acantilado y por las noches, hacemos fogatas en la playa, donde nos reunimos todos y los ancianos cuentan leyendas de nuestra tribu-contesté- los mayores de edad solemos ir a Port Ángeles al cine o a comprar lo que no venden aquí en la reserva o en Forks.
-¿Podemos participar en la fogata de esta noche?-preguntaron los chicos-
-Tendría que hablar con los ancianos, ya os dije que aquí son reacios a mostrarse amistosos con los de fuera de la reserva... cualquier cosa os digo-contesto con una risa forzada-
Me alejé de ellos y fui a casa para hablar con mamá, a ver si había algún problema en que los chicos asistieran a la fogata de esta noche.
-Mamá, necesito contarte algo-dije entrando a la cocina-
-Dime Leah-contestó, secándose las manos-
-Ayer por la noche llegaron unos compañeros de la universidad de visita, han escuchado que contamos leyendas por las noches mientras hacemos fogatas y quieren escucharlas. ¿Habría algún problema?
-Hablaré con el resto del consejo, pero no creo haya problema.
-Gracias mamá, mañana espero ya se marchen, no quiero que estén aquí mucho tiempo, con los chupasangres tan cerca.
-Confiemos en que así será, ahora ve con tus amigos.
-Bien, hasta dentro de un rato -dije saliendo de casa-
Una vez reunidos todos rodeando la fogata, los ancianos empezaron a contar las leyendas de la tribu. Dos horas después se dio por finalizada la fogata y pasamos a cenar.
-Leah es increíble, las leyendas que tenéis aquí, sino fuera porque somos adultos, creería esas leyendas y me aterrarían-dijo Astrid, mientras nos servíamos la cena-
-Si bueno, todo es para asustar a los más pequeños para que no entren solos al bosque-contesté de forma tensa, al volver a notar a alguien observarme-
-¿Va todo bien Leah?-preguntó Marc, al verme mirar a mi alrededor-
-Sí, tranquilos, solo pensé que me habían llamado.
A lo lejos vi a Jake y Sam entrar en el bosque, algo estaba pasando y no tenía manera de marcharme sin que Astrid y los demás preguntaran.
Así que no me quedó de otra que esperar.
A media noche, los chicos se subieron en la camioneta que alquilaron y se marcharon dirección Port Ángeles ya que su avión salía en cinco horas.
Una vez se marcharon, entré en casa, me di un relajante baño y me fui a dormir. Mañana ya me enteraría de lo ocurrido.
A la mañana siguiente, los chicos dijeron que dos de los Cullen pasaron por nuestro territorio y que les entregaron una nota para entregársela al resto del aquelarre. Jacob fue el encargado de llevar la nota. Esa misma tarde nos comunicaron que los dos vampiros que tenían dones como el marido de Bella, habían dejado tirados a la familia en busca de algo, que nadie sabía.
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Mi vida patas arriba, la historia de Leah Clearwater
FanfictionLeah es una chica normal y corriente de 18 años, que vive en una reserva india llamada La Push junto a sus padres y su hermano pequeño. Desde hacía tres años salía con un chico llamado Sam; Él era todo lo contrario a Leah serio, con mal genio y mu...