Aquí tenéis mi regalo de reyes, y antes de nada, espero que este año 2017 se cumplan vuestros sueños.
Al fin podría ser feliz.
Una vez los ancianos se fueron, las manadas y Seth se acercaron a mí. Suspiré, sabía que no me libraría de esto.
-Leah, no puedes irte, me niego-dijo Sam-
-Sam, si se marcha será mejor para todos, así podremos estar más tranquilos y no nos fastidiará con imágenes tuyas y de ella-contestó Paul-
-Chicos...-intentó hablar Jacob-
-Leah...no quiero que te vayas tú también...pero sé que aquí no eres feliz, por favor, promete que no te olvidarás de nosotros y que vendrás a visitarnos a mamá y a mí sin escusas-dijo mi hermano con lágrimas en los ojos, mientras el resto discutía por mi marcha-
-Seth, tú y mamá sois lo único que me queda, no podría olvidarme de vosotros y aunque pueda tardar en un principio en venir a visitaros, prometo que estaré en contacto con vosotros siempre que pueda y cualquier cosa que necesitéis, no dudéis en llamarme. Tú cuida de mamá, estudia y haz caso a Jake, yo me encargaré de además de estudiar trabajar para ayudaros con los gastos.
-Está bien, promete que tú te cuidarás y que nos avisaras si pasa algo o si ves a algún vampiro.
-Prometido enano-digo abrazándolo-
Me separo de él y decido al fin, poner fin a la discusión que hace rato está sucediendo a nuestras espaldas.
-Chicos... ¡CHICOS! -digo alzando la voz-la decisión está tomada, me marcho en cinco días y no necesito vuestra aprobación, solo la de mi madre y los ancianos y me han dado luz verde, así que se terminó la discusión-digo marchándome a casa-
Una vez en casa, subí a la habitación a terminar de meter las cosas que iba a llevarme en cajas, para mandarlas a Michigan mañana.
Y al fin, el gran día llegó, ayer ya recibí el aviso de que mis cosas habían llegado a la residencia y esta tarde ya me marcharía de aquí.
Mi vuelo salía desde Seattle a las once y veinte de la noche, así que mamá, Seth, Billy, Jake y yo, decidimos salir después de comer hacia allí, ya que nos esperaban tres horas en coche y no queríamos que nos pillaran atascos. La tarde anterior ya me despedí de todos, solo faltaba que me despidiese de papá por última vez, prometiéndole que regresaría por navidad.
Cuando llegamos a Seattle, después de alguna que otra parada para ir al baño o estirar las piernas, ya eran las nueve de la noche, decidimos buscar un lugar cercano al aeropuerto, facturar mis maletas y cenar.
-Leah por favor, ten cuidado, y mañana cuando llegues a Chicago me avisas y haces lo mismo cuando llegues a Detroit ¿entendido? -me ordenó Sue-
-Tranquila mamá, lo haré, pero date cuenta que hasta mañana a primera hora no llegaré a Detroit y de allí tengo que ir a la residencia para ir adaptándome a todo, así que puede que tarde en llamarte.
-No importa lo que tardes, pero llámame-dijo en el mismo instante que empezaban a llamar para subir en el avión-
-Ese es mi vuelo, debo subir ya-dije abrazando a mamá y a Seth-os quiero, adiós.
Después me acerqué a Billy y Jake.
-Buen viaje Leah, me alegro que sigas adelante con tu vida, tu padre estaría orgulloso de ti-dijo Billy abrazándome-
-Gracias Billy
-Leah, cualquier cosa extraña me avisas.
-Tranquilo Jake, cualquier cosa que no pueda solucionar por mí misma te aviso. Por otro lado, sé que no tengo que pedírtelo, pero...
-Tranquila estaremos pendientes de Sue y Seth, cuídate Leah.
-Adiós a todos-dije ya dirección a la puerta de embarque-
Al fin comenzaba mi nueva vida, lejos de todos los que me hicieron daño, ahora me toca hacer mis sueños realidad.
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Mi vida patas arriba, la historia de Leah Clearwater
FanfictionLeah es una chica normal y corriente de 18 años, que vive en una reserva india llamada La Push junto a sus padres y su hermano pequeño. Desde hacía tres años salía con un chico llamado Sam; Él era todo lo contrario a Leah serio, con mal genio y mu...