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   Gajeel se recostó en la pared, una de las mujeres fue a curarle las heridas con aguas avinagradas, que normalmente era agua de tocino y sal o una mezcla de melao y cenizas que usaban los esclavos para curar y cicatrizar las heridas. Aunque casi nunca se dejaba, hoy dejó que la mujer lo atendiera, y cuando se fue, el Redfox cayó en un profundo sueño.

   Al despertarse era tarde, casi la puesta del sol. Sus compañeros debían de estar por llegar. Gajeel se levantó de donde estaba y salió a caminar por la hacienda, cuando de repente le llega la imagen a la cabeza. La chica peli-azul que lo había salvado.... ¿Quién era? O aún más... ¿Por qué detuvo al capataz de azotarlo? Él nunca la había visto, y dudaba que ella a él si. Definitivamente tendría que conocerla, el sabía que si había hecho lo que hizo, era diferente a los otros de su color. Sus pensamientos fueron interrumpidos por sonidos de cadenas y caballos; habían llegado. El moreno decidió ir a sentarse a espera a los demás, aunque estaba seguro que no le iban a alimentar hoy tampoco.

   Varios esclavos llegaron desde las montañas donde cosechaban la caña o hacían trabajos distintos. Los soldados que les vigilaban los soltaron y dejaron que se dispersaran por el hacendado. Gajeel pudo divisar a su compañero de cuarto dirigirse hasta donde él, acompañado de otro de los esclavos.

-Hey Gajeel, ya veo que no te mataron. Ese es el Hombre de hierro que conosco- Dijo animadamente Droy, y Gajeel solo rodó los ojos.

-Mañana espero que estés mejor, adelante parte de tu trabajo para el lunes hermano- Dijo Elfman sentándose a su lado, esperando a que los mayordomos del amo les trajeran su comida.

-Si.... De seguro lo estoy...- El Redfox se veía desconcertado, y su mirada estaba en un carruaje que estaba frente a la Casa del amo. Droy y Elfman voltearon a ver, y observaron como una joven rubia se despedía de una peli-azul, quien después de eso entro a la casa y la otra se fue por el camino. Gajeel le entro curiosidad, y se atrevió a preguntar.

-¿Quién es ella?- Elfman lo miro confundido, pero Droy le contesto.

-Pues... La rubia es Lucy Heartfilia, hija del Sr.Heartfilia, un comerciante de esclavos, y...-

-Esa no idiota, la enana- dijo medio molesto el moreno.

-Cálmate que a eso iba. La otra es Levy, hija de nuestro amo. Ella viene para acá todas las mañanas a conversar con sus esclavos ¿Enserio nunca la habías visto?- Gajeel negó, Elfman ya la había visto par de veces, pero nunca le había hablado. Droy suspiro y se recostó en donde los dos esclavos estaban sentados -Es la chica más hermosa que he visto. Su amabilidad y generosidad son adorables, su rostro parece de porcelana, y es... Ahh...- Tan fantacioso, que ocaciono la risa del peli-blanco.

- Ja ja ja ja, hay Droy, suenas hasta enamorado- Gajeel, aunque escuchaba la conversación, su mirada estaba puesta en la casa de su amo.

-Bueno Elfman... No lo estoy, pero hay que admitir que la chica es hermosa en toda su definición... Dios la guarde- Hay, los mayordomos llegan con la ración de comida para cada esclavo. Como sospechaba, al Redfox no lo alimentaron hoy, pero sus compañeros le dieron parte de su comida, ya llevaba casi tres días así. Al final, todos los esclavos volvieron a sus lugares, y cuando uno de los soldados, Lyon Vastia, se aseguró de que todos estaban donde debían, cerro las puertas y se fueron a dormir.

   Esa mañana, Gajeel se levantó temprano. Almenos esta día no estaba amarrado y hoy le alimentarían. El peli-negro se estiró, vio a su compañero en su cama de paja como siempre. El Redfox se apoyó de la pared y se levantó de su lugar. Quedo merodeando el cuarto, y la imagen de la joven no se salía de su mente. La pregunta aún seguía en su cabeza, pero lo que más lo tenía consternado ena ese dato " Ella viene para acá todas las mañanas a conversar con sus esclavos ¿Enserio nunca la habías visto?..." ¿Cómo es que nunca se había enterado? La verdad que esos malditos guardas y sus abusos no le dejaban saber de nada. Quería aprovechar antes que se los llevarán a la misa, ya que hoy era Domingo. Ahí llego el Vastia y les abrió las puertas de las cabañas. Cuando salió, disimuladamente comenzó a buscar con la mirada a la pequeña peli-azul. Vio que Droy y otro de los esclavos se dirigían a tomar algo de agua.

-¡¡Yo Droy!! ¿A dónde vas?- El flaco se volteó (Y no es que estoy discriminando, es que es imposible que para ese entonces Droy fuera gordo XD) Sabía perfecto lo que quería, ya que Gajeel nunca había preguntado por nadie en el tiempo que lo había conocido.

-A tomar algo de agua, antes de ir a la misa. Ya que Levy no pasa hoy por la misma razón...- Gajeel quedo perplejo, y Droy le guiño el ojo. El peli-negro solo asintió y siguió caminando a su choza, pero el Vastia lo detuvo.

-¡Redfox! Pare hay- El mencionado se volteó con su típico semblante serio -Antes de irnos, necesito que muevas unos bloques atrás- Él solo hizo un gesto de entendimiento y camino con el sargento hasta la parte trasera de la casa. Cuando ya le había mostrado a donde ir, lo dejo hacer el trabajo. Tenía media hora para hacerlo, así que debía poner prisa. Cogió dos bloques en cada brazo y comenzó a caminar. Se adentró a la casa, le ordeno que era la 2da habitación a la izquierda donde los debía dejar. Justo cuando cogió la curva, casi choca con alguien.

-¡Lo siento! Yo...- La McGarden que iba leyendo ni vio que justo en ese momento iba a pasar el Redfox. Sus ojos conectaron denuevo, y la cara de Gajeel cambio. Bajo y puso los bloques en el suelo.

-Tu... Tu eres la chica de ayer...- Mientras el peli-negro estaba confundido y curioso,  la peli-azul no sentía ni el aire en su pecho. Tardo varios segundos en que pudiera volver a respirar, pero sin articular palabra alguna. Gajeel bajo y se arrodilló con una pierna, haciendo una reverencia. -Gracias ama- había recordado que era la hija de su jefe, así que debía tratarla con igual respeto. Ese acto sorprendió a Levy, quien al fin se movió.

-Emm.... No tienes porque hacer eso... Vamos, levántate hombre- El esclavo obedeció la orden.

-Señorita, sólo tengo una pregunta, ¿por qué lo hizo?...- Levy se sonrojó sólo un poco de la vergüenza, la verdad ni ella sabía.

-Pues.... Porque se excedieron en número- El esclavo sonrió.

-Gee~hee, se nota que no me conoce ama- dijo refiriéndose a lo de su récord, y su apodo de "El hombre de hierro" que no solo veía por sus marcas de plata en el rostro.

-No me llames así, no me gusta.... Mi nombre es Levy McGarden ¿ y tu cómo te llamas?- A Gajeel le sorprendió la amabilidad con que la joven lo trataba.

-Me llaman Gajeel, Gajeel Redfox...- A Levy le gusto su nombre, pero le estuvo raro que tuviera apellido, pues eran pocos los esclavos que lo tenían. Se comenzó a sentir un silencio incómodo, hasta que Levy artículo la palabra.

-Pues... Gusto en conocerte Gajeel, espero verte otro día, que yo tengo que ir a terminar de prepararme para la misa-

-Adiós, Levy- La joven se estremeció cuando el moreno pronuncio su nombre, y con una sonrisa se despidió y se fue. Gajeel volvió a tomar los bloques en sus manos y se apresuró en ponerlos donde debía. Mientras hacia el trabajo rápido, aún el sonido dulce de la voz de Levy le retumbaba los oídos. Y mientras él pensaba en ella, la McGarden tenía a un moreno y su grave voz, quien no podía salir de su mente.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora