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-¿No has dormido nada hombre de hierro? Como se nota que no has trabajado...- Le dijo Elfman tomando su camisa para salir.

-Honestamente no, sólo... Fue algo que sucedió ayer... ¡Ándate que llegas tarde! Dale gracias a Dios que no te castigaron y vete a trabajar- literalmente lo botó de la pequeña choza que compartían a empujones. Y era verdad, anoche no había tenido ni gota de sueño, y es que los recuerdos de Levy llorando le llegaban a la mente, y sus propios recuerdos de pequeño, lo estuvieron atormentando toda la noche, tomando su alma por dentro y rasgandola. Pero debía seguir adelante, hoy irían a ordenar la camisa que la McGarden le quería regalar. Cerro la puerta de la choza y camino hasta al frente, donde una de las puertas principales estaba abierta. Como ya era más confiado, se adentró a la casa.

-¡Pues si es el gran Redfox! ¿Cómo esta hombre de hierro?- Gajeel saludo a la joven esclava.

- Bien Lia... ¿Sabes donde esta la jefa?-

-¡Oh! Esta arriba con Sexta, creo que deberías esperarla allá sentado, debe de estarse preparando- Ella le sonrió, y así hizo. Se sentó en el salón principal, mirando una que otra cosa en la estantería.

-Pero no se... Sabes que no me gusta ir así...- El moreno podía escuchar murmullos en la escalera que daban al pasillo superior. Esa sin duda era la voz de su ama.

-¡Pero miamol! Te vez helmosa... Dale ve así, que a él le encantara'- Su rostro cambio completamente, al verla a ella con un delicado traje, y su pelo suelto. Definitivamente no sabía lo hermosa que se veía así, sin su típico moño de dona o coleta. Sus ojos rojos se conectaron a los dorados, y ella se sonrojó mucho al ver la mirada de el sobré ella de esa manera.

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-... Wow- lo único que pudo pronunciar cuando se levantó. "Y eso, sólo vamos a ir a donde Juvia" pensó Levy, pues si se atontaba de verla así, debía verla cuando iba a una fiesta.

-Emm... ¿Nos vamos?- Él asintió, y con eso se despidieron de las esclavas de la casa y partieron.

*.*.*.*

Cerca del centro del pueblo, en una pequeña habitación, se hallaba una peli-azul en su costurera. Cada vez que hundía el pedal, el hilo pasaba bordando el traje en el que estaba trabajando. El mosaico que tenía por ventanal era de color azul, violeta y blanco, ayudando al ambiente tranquilo del interior de su pequeña tienda. Mientras tarareaba una canción se concentraba en lo que hacia, hasta que escucho voces que se acercaban.

-¿Enserio no habías venido hasta acá? Pero desde hace cuando?-

-Enana, desde que mi padre murió... Ósea hace mucho. Pero ese no es el punto, enserio no tiene aque hacer esto-

-Lo voy a hacer y ya, no....- Se cayó al ver a su amiga en la puerta. Juvia miro curiosa a su amiga, y al hombre a su lado, que por su apariencia era obvio, un esclavo. -Eh-eh... ¡¡Juvia!! ¿Cómo estas?- Levy abrazo a su amiga, para que no viera su cara como tomate porque sabía que los había escuchado mientras llegaban.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora