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-Hm... El caso es más serio de lo que pensamos-

-Asi es señor...- El joven deja la copa que estaba tomando, y vuelve a mirar al anciano -Pero no se apure, me quedan par de cartas en el juego-

    El hombre canoso pero con algunos pelos aún de tonos azules y rubios claros se le quedó mirando seriamente -Hm... ¿Sabes? Creo que, basta de juegos. Ya es hora de que lo sepa. Me está sacando de mis casillas, es repulsiva y malcriada-

-Yo también noté que ha cambiado... Fue culpa de ese negro, estoy segura que la puso en su contra-

-.... Y aunque fuera así Jet, no tengo pruebas-

-¿Acaso las necesita? Usted es el que manda aquí. Puede hacer lo que sea, son sólo mercancía- Dijo con desprecio jugando con la copa de cristal, mientras el Sr.McGarden aún pensaba en la situación.

    Del otro lado de la puerta, estaban dos jovencitas de tez morena. Ambas tratando de escuchar la conversación de los españoles -¡Psst! Vamos Sexta!- Le susurraron ambas a la anciana moviendo las manos para que pasara. La esclava salió lo más apresurada que pudo hasta el otro lado del pasillo, al salón principal: La Oficina del Sr.McGarden. Antes de cerrar, volvió a mirar a las jóvenes, quienes le indicaron que todo estaba en orden.

   Cerró la puerta tras de ella y se recostó de ella "Okey... Tranquila' es solo buscal las llaves..." Se separó de la madera, y se dirigió hacia el escritorio de su amo, y algo nerviosa comenzó a buscar.

-Oye Kanu... ¿Crees que lo logremos?- Una de las esclavas afuera le preguntó a la otra en susurro, ambas recostadas de la puerta donde estaban reunidos los dos hombres.

-Bueno, dependerá más de nosotras Lia... No lo se...- se quedaron calladas mirando el suelo, hasta que la menor volvió a hablar - ¿Pero si nos atrapan? ¿O si Sexta no encuentra las llaves?-

-¡Lia!- La mayor regaña a la esclava menor en un grito susurrado -¡Cálmate! Después que no los dejemos, todo saldrá bien-

    Devuelta al interior de la oficina, la anciana ya estaba algo desesperada, llevaba minutos rebuscando y no encontraba nada "¿Dónde pueden etar'?..." Por accidente, tumbó par de objetos al suelo, así que se hagachó a tomarlos, y descubrió una gaveta oculta bajo el escritorio. "Pelfecto" Lo abrió y su cara se iluminó, allí estaban.

    Las tomó y cerró la gaveta deprisa. Verificó que todo estuviera como debía, y cuando iba a moverse, se paralizo por las voces de afuera.

-¡Sexta! ¡Vienen!- Kanu y Lia estaban alarmadas afuera de las puertas, mientras esperaban a que los dos varones llegaran y salieran del cuarto. La esclava mayor rápido tomo la mano de la menor, y llegó a las escaleras justo cuando su amo y el español salieron.

-¡Señor! Hemos tenido un problema!- Muy bien disimulado, hizo como si acabara de subir hacia allá, Lia solo le siguió la corriente, y Sexta veía todo por la rendija de la puerta.

La cara del Sr.McGarden cambio, le había gritado, pero se mantuvo -¿Qué paso?-

Kanu estaba muda, eso no lo había pensado -Es que...-

-¡Fue mi culpa! Perdí una de sus camisas lavandola señor... Porfavor, le pido piedad- Ella miró a su amiga alarmada mientras se tiraba a los pies de su patrón, quien ahora tenía el rostro con pura furia.

-¡¿PERO QUE!?-

-¡No te culpes Lia! Señor, era yo quien lavaba las prendas, ella no tiene la culpa-

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora