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Era temprano en la isla donde vivían, se podía escuchar hasta el cantar del gallo, anunciando a los madrugadores, que era hora de despertar. Un negro esclavo fue abriendo poco a poco los ojos, y un aroma peculiar invadió sus fosas nasales. Sus manos estaban rodeando un pequeño cuerpo de mujer, y hasta su mismo pelo conectaba con el de ella. Nunca, en su vida, había dormido tan bien como esa noche. Ni cuando vivía con Metallicana, que él le daba su propia cama. Pero de pronto volvió a la realidad, hoy era sábado, y eso no eran muy buenas noticias...

Lo más cuidadoso posible, sacó su cuerpo de encima de la McGarden, y salió de aquella habitación sigilosamente. Tomo sus cosas y se cambió para salir de allí, pero no espero encontrarse con la esclava principal.

-¡Mijo! Tan temprano por aquí'- Sexta estaba pasando por el salón principal.

-Eh, ¿que tal Sexta, como esta?-

-Bien, muy bien. ¿Y tu? Pasate' bien la noche aquí?- Abrió los ojos como platos ¿¡Lo sabía!?

-Sexta yo...-

-Tranquilo mijito, se que no paso nah' . Y aunque pasara... Esa es decisión de la señolita y uste'- Dijo con toda su calma, dándole alivio.

-Y Sexta, hay una cosa más...- La anciana le miro confundida -Te voy a pedir que no dejes salir hoy a Levy, Porfavor...- El tono de voz con que lo pronunciaba, se notaba que le estaba rogando que no la dejara, era de frustración.

-Pero...-

-Te lo ruego... Sólo por hoy, no dejes que salga hacia la hacienda- Ahí, la esclava se dio cuenta de porque no quería, había recordado.

-Ere' muy valiente de haber tomado esa decisión mijito... Trata por lo meno' de volver... Porfavor-

El moreno sonrió triste -... Lo haré Sexta, no temas. Le dices eso al "Hombre de Hierro"- y con eso salió, debía enfrentar su destino, el ya sabía lo que venía...

*.*.*.*

-¡¡Buenas!! Me voy a la hacienda!- La joven Levy estaba alistada y peinada para salir, como siempre, con su canasta llena de chucherías para los esclavos atrás.

-¡¡No!!- El grito de su abuela postiza le había asustado. -Necesito que... Hoy te quede' aquí, ayudándome-

-Oh... Claro, ¿qué necesitas?...- La McGarden soltó lo que sostenía.

-Me... Puedes buscal.... ¡Un barril! Si, un barril, de atrá'? Es que... Hay que llenarlo con... bebida', si, rellenarlo otra' ve'-

-Esta bien... No tardo- Caminó en dirección a la cocina, y esperó a que la esclava satisfecha se dirigiera arriba. Cuando se aseguró que se había ido, corrió a recoger su canasta y salió por el pasillo de atrás. Recordaba esa escena, cuando impidió que saliera, significaba que... Hoy habían castigos. Tenía un mal presentimiento, las mujeres y su sexto sentido. Pero igual salió, sentía que, debía saber lo que pasaba, almenos impedirlo....

Lo que no sabía, era que no estaba preparada para lo que venía.

*.*.*

-¡¡Ggaaah!!- El último grito de dolor de su compañero, sabrá Dios que había hecho para que lo tratasen así.

-Ya, llevenselo- El capataz ordenó a los otros guardias, y sacaron el cuerpo casi inconsciente de aquel hombre. Cadenas se escuchaban resonar, llanto y gritos de sufrimiento era lo único que se escucharía hoy. Dos guardias empujaron al moreno, haciéndolo chocar con la estaca clavada en el suelo, el lugar que todos odiaban. Le amarraron los pies y sus manos. -Je... Yo quería que cometieras algo para poder hacer esto, pero ¿Escaparte?... No podías ser más inteligente y no haber vuelto?...-

-Yo no me escape... Ya te lo dije-

-¿Y donde demonios estabas escoria?- Ya le había hecho esa pregunta cinco veces, y como cada una, nunca le contestaba. -Esta bien... Te hayas escapado o no, al no estar en tu choza, meceré un castigo...-

-Dale... Intenta lo que quieras... Pero te digo esto, no siento nada de culpa por lo que hice- Dijo cortante el esclavo. El capataz sonrió con ironía.

-Eso no me interesa, sólo... Hago mi deber...-

*.*.*

Quería arrancárse los oídos, como le disgustaba ese sonido del látigo. Se sentía insegura, recordaba como si fuera ayer el día que vio aquello, cuando lo vio a él... Salió de donde se encontraba con miedo, pero cuando abrió los ojos, soltó la canasta que tenía.

Se tapó la boca, y su rostro comenzó a llenarse de sus lágrimas. Camino lentamente acercándose a la escena.

-Ggghh...-

-¡Grita! Grita maldito!- Le gritaba el capataz, que cada vez, le azotaba más fuerte. Subió su mirada, y el miedo le invadió al verla allí. Le dolió más, verla sufriendo, que las mismas aberturas en su espalda sangrando.

Levy iba a salir corriendo, a detenerlo, pero cuando miro esos ojos rojos, entendió perfecto el mensaje. La miraba suplicando "Porfavor, no hagas nada..." Y luego cambio su rostro, a uno que se retorcía del dolor. Lyon estaba en el fondo, enojado de si mismo, esto no hubiese pasado, si el no se hubiese tomado el día libre ayer...

Todo pasaba en cámara lenta, casa vez que el capataz alzaba su mano, y sin piedad alguna le daba fuertes latigazos al Redfox. Sus lágrimas no paraban de salir, y de tan fuerte que era la imagen, no podía ni moverse. Quería quedarse, apoyarlo, deseaba gritar a los cuatro vientos que parasen, que lo dejaran. Pero había comprendido esa mirada, y tan pronto como volvió a sentir sus piernas, salió corriendo de allí.

No dijo nada, sólo entro sollozando y se encerró en su cuarto. Sexta había corrido tras ella, y llego antes de que pudiera cerrarle la puerta. Tenía el corazón roto, ¿pero como pudo ser tan inepta? Haberse olvidado de que el debía estar allí, que al no estar tenía condena. Se sentía estúpida, un rata, eso había sido su idea... Tenía toda la culpa...

-Soy la peor... Es mi culpa Sexta, mi culpa...- gimió como pudo entre sus sollozos, mientras la esclava solo podía tocarla en la espalda para intentar calmarla. La anciana la abrazo, y la joven lloro aún más. -¿Por qué?.... ¿¡Dios por qué!?... ¡¡¡Noooo!!!-

El Redfox levantó la cabeza con las fuerzas que le quedaban, aquel grito de dolor de Levy, le había terminado de degollar su corazón. -¡Gggaah!- otro latigazo más.

-Ya esta bueno, creo que son suficientes- Lyon había entrado, tenía que parar ese abuso.

-¿Qué dices? Apenas pase los 1,000....- El capataz dijo con diversión, pero lo miro con enfado, ¿qué pretendía? El quería comprobar si podía superar su marca.

-Sabes que es suficiente, suéltalo- Gajeel tenía la respiración ajitada, miro al Vastia ¿De verdad estaba haciendo aquello?...

El jefe de ellos se quedo serio, tendría una conversación con el más tarde. -¡Soltarlo! Por hoy esta bien... Pero la próxima vez, nada me detendrá "Hombre de Hierro"- Los mismos guardias que lo amarraron le soltaron. Y como siempre hacia sorprendiéndolos, se levantaba sólo y caminaba. Iba a mitad de camino, cuando perdió el balance, pero no toco el suelo. -Te tengo...-

El peli-blanco paso su brazo por detrás de su cuello para darle apoyo, y lo guió a su choza. Dejo sentado al peli-negro, y este lo detuvo antes de que se fuera.

-¿Por qué?...- Lyon se detuvo, esperando a que la fatiga y el dolor lo dejarán hablar -¿Por... que me ayudas Vastia?...-

El guardia miro al herido, y suspiro -Creo que he aprendido... Que las escorias en ese lugar somos nosotros... Lo siento Gajeel, tarde en comprenderlo, pero ya lo hice... Tu y yo, somos iguales-

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora