Epílogo

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17 de Mayo, 1874

Balanceaba sus pies en el aire, mientras se entretenía con aquel corcel en madera que Elfman le había tallado. Sentado en aquel banco de madera cerca del pasillo de su gran hogar, apenas lo habían dejado solo par de minutos y ya su imaginación estaba a flote con la pequeña figura. Paró de moverlo, mirando todo en silencio, lentamente bajó del banco, y caminó hasta el cuarto de su mamá. Se dejaba llevar por la brisa, empujandolo de vez en cuando, eh incluso le abrió la puerta a la recámara. Con algo de esfuerzo por su altura, se trepó en la cama, donde tantas noches había dormido, y se acercó a la mesa de noche, teniendo allí una lámpara, una pequeña libreta, y una estatua de porcelana. Él tomó la estatuilla, el hada le llamaba siempre la atención, pero lo más que le gustaba, era escuchar aquella melodía, esa que su madre le tarareaba cuando no podía dormir. Giró la llave, provocando que la música sonara, haciendo reír.

Un hombre, tal vez en sus tempranos treinta años, se apareció con la respiración acelerada por correr en la casa -¡Gale! ¿Qué parte de espérame no captaste?- El pequeño subió la mirada para ver al rubio, aún con aquella sonrisa en su rostro.

-La música...- Dijo con su voz infantíl, ya a sus cuatro años tenía muy buen dominio del habla. El adulto no pudo evitar sacar una melancólica sonrisa, ciertamente le enternecía que el niño apreciara aquel objeto, teniendo cierto significado indirectamente.

-Vente pequeño, hay que estar listos- Sting llegó al lado del menor, y lo tomó en brazos, no sin antes devolver el valioso regalo de la chica a su lugar. El pequeño no se rehusó; algo que siempre lo caracterizó, fue su obediencia y sabiduría. Aunque era un niñito, era asombrosamente inteligente en lo que encajaba la palabra, claro que eso solo hacía orgullosos a los de su alrededor.

-Tío Sting, ¿listos para qué?- Caminaban hacia la cocina, donde lo sentaron antes de ofrecerle un plato de frutas.

El mencionado agarró una -Pues para cuando mamá y tío Rogue lleguen ¿No crees?- Al chico se le iluminaron los ojos, esa noticia lo hizo que le embargara la alegría. Iba a hablar, pero su cuidador lo interrumpió -Anda, merendemos y nos preparamos, de seguro ya están cerca-

Aplaudió con felicidad - ¡Siii! ¡Mamá y tío vuelve!- Se enchó par de esas frutas a su boca, provocando otra risa en el encargado. En cierto modo, se sentía contento de que le dijera "Tío" al Cheney y no "Papá"; era él quien siempre estaba con él, el que asumió ese roll de padre en su vida; pero tanto extrañamente como grato para todos, no acostumbró a llamarlo así. De hecho, en sus cortos años de vida, sólo tuvieron que correjirlo tres veces, y en una, se había disculpado. Una vez, estando en presencia también de Levy, se atrevió en preguntarle.

~ -Gale- El mencionado subió la mirada, era como de piel bronceada, sus ojos rojizos, su cabello negro azulado, y pequeñas incrustaciones metálicas en la parte superior de sus orejas. Allí estaba su mamá recostada del muro igual que al que que él llamaba "tío Sting" - ¿Por qué no le dices papá a Rogue-

Levy miró confusa al Eufclides, si tanto luchó para que no le llamará así ¿a qué venía la pregunta? Aunque era verdad que en cierta forma, era extraño que no surgiera ese apego en el menor, sería lo más normal debido a su situación.

- Porque no lo es tío Sting, tío Rogue no es mi papá- La peli-azul sonrió, cuanto lo adoraba, cuando amaba a esa pequeña criatura. El rubio río antes de continuar.

- Sé que no es tu papá... ¿Pero quien te lo dijo? Si ni mamá ni yo te lo dijimos...- Tenía que hablar así para que el pequeño aprendiera a identificar a las personas, aveces se olvidaba y continuaba llamando "Mamá" a Levy, era una cómica escena para ver.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora