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   Luego de que Gajeel terminara, y antes de que Natsu volviera, Lyon vino a buscarlo, así que tuvo que partir de regreso a su hacienda. Ya por la mañana, estaba ordenando a los soldados para partir denuevo al monte. Pero hoy sería diferente para cierto Esclavo.

-¡Ya caminen!- Empujaron al peli-negro, que sólo gruño. El estar amarrado a tu compañero no era muy agradable, y menos cuando estaban bajo presión y disgusto. Comenzaron a caminar, hasta que el Vastia los detuvo.

-Hey, deténganse un momento- Los que le habían escuchado voltearon. -Hey tu, Redfox- El peli-negro volteó. Le sorprendió que cuando Lyon llegará a donde el, lo soltara; igual de impresionados estaban los que miraban. -El jefe te mando a buscar, al parecer te necesita para un oficio-

   Lyon y Gajeel comenzaron a caminar de regreso a la hacienda. El soldado solo dejo al esclavo en la casa y se marchó. Gajeel con su semblante serio, comenzó a adentrarse al terreno de la casa. Sólo tenía un lugar a donde dirigirse, atrás donde la última vez. Su camisa azul de rayas toda gastada y sus pantalones igual de arraigados eran su vestimenta; hoy andaba sin zapatos. Camino por el pasillo medio abierto, donde en un lado estaban habitaciones, y el otro estaba hecho con una reja blanca cubierta por enredaderas, que le daban ese toque de paz y serenidad cuando la luz se adentraba entre los orificios.

   Al peli-negro le entro un sentimiento de paz, y luego se puso a pensar como sería su vida si no fuera un esclavo. A cuantos de sus compañeros no escucho fantasear con eso, así que ¿Por qué no él? Intento pensar en sus padres... Que sería si aún siguiera en África, o si acá no lo tratarán como un animal. Mientras pensaba caminaba más despacio, hasta que noto una puerta abierta; supuso que debía entrar. Mientras seguía fantaseando, se dirigió a la puerta. Sus pensamientos quedaron en blanco cuando entro.

   Hay estaba su ama, de espaldas. Su vestido de encajes naranja y marrón le quedaba hermoso. Gajeel se sentía hipnotizado. Gracias a Kami-sama que ella se volteó, porque el no pensaba moverse.

-¡Hey llegaste!- Ella soltó un lápiz, al parecer estaba escribiendo. Camino hasta llegar al frente del moreno. -¿Cómo estas Gajeel?-

Al Redfox le salió una sonrisa - Bien ama, ¿y usted?-

Levy cambio su cara -Te dije que no me llames ama... No-

-Esta bien... ¿Y tu enana?- Levy hizo otro puchero, y Gajeel solo río.

Después de que Levy también soltara una risita, le contesto - Yo bien... Gracias...- Su mirada se conectó. El esclavo sintió perderse en ese mar dorado, y ella en un océano rojo. Después de que se dieran cuenta del silencio incómodo, Levy reacciono.

-Emm... Ven ven entra- Volvió a sentarse en donde estaba, y junto a ella había otra silla cual palpo para que el Redfox se sentará.

-Para que me llamo jef- Enana- casi vuelve a decir jefa...

-Bueno... Estuve pensando en tu pedido- Ella se acomodó varios de sus azules cabellos, el peli-negro solo la miraba - Y bueno... Ya se que "ordenarte"- dijo haciendo las comillas, lo que causo que él riera.

-¿Y que es lo que tengo que hacer por la Enana?- Dijo acomodando su rostro entre sus manos, en su rostro aún estaba la pequeña sonrisa.

- Mi esclavo personal- Dijo ella de la misma manera que el, a Gajeel le cambio la cara. Eso preocupo a Levy -Si no te gusta yo... Puedo cambiarlo no...-

-Gee~hee, el esclavo personal de la Enana, no esta mal- Se hecho hacia atrás. - No pensé en ese... Buena-

Ella se relajó - Hay... Pues... ¿Qué dices?-

-Pues claro que si, te lo debo Enana- su mirada suavizo, y ella solo sonrió. Se quedaron así por un tiempo, donde el silencio reinaba. Ninguno de los dos sabía como continuar hablando, pero gracias a Dios Levy recordó algo.

-Oh Gajeel, otra cosa, Rogue Cheney solicito tu visita a su hacienda para hoy, así que por un tiempo no cumplirás con tu supuesto castigo-

-Gee~hee, esta bien enana ¿Cuándo comenzaré?-

- Hm... Para no levantar sospechas, el miércoles. Mañana pues tendrás que ir a trabajar-

Él solo asintió -No hay problema Ena-

-¡Hey aquí estas Her!... mosa Levy- Ambos voltearon para ver de quien era esa voz. El enojo se apoderó de Jet al instante, igual que el miedo de Levy. Gajeel seguía neutro, pero la sonrisa que tenía todo el rato se le borró.

   Levy no sabía que hacer, estaba perpleja. No esperaba la visita del susodicho, y menos ahora. ¿Ahora que haria? ¿Cómo explicaría que...?

-¿Eso es todo su pedido ama?-

-¿Eh?- Levy se volteó, y miro que el moreno ya estaba de pie con la cabeza agachada. -Emm... Si Gajeel, eso es todo mi pedido... Te puedes retirar- Y con eso el Redfox se volteó. Cuando estuvo frente a Jet solo musito un "con su permiso" y cuando lo dejo pasar se fue. Mientras Gajeel se iba, recordó en lo que pensó antes de estar con su ama. ¿Cómo sería su vida sin ser un esclavo? Ja! Ahora ni quería saber, porque si no lo fuera, no hubiese conocido a Levy.

   Jet se quedo viéndolo con furia ¿Quién diablos era ese maldito esclavo y que hacia junto a Levy? Escorias como esa no deberían andar cerca de su rosa.

-¿Te puedo ayudar en algo Jet?- Volvió de su burbuja cuando la dulce voz de Levy sonó. Aún sentía enojo, pero no la iba a descargar.

-Emm, si si Levy. Quería saber si gustabas en pasear conmigo, pero hoy ya no será. Me acabo de recordar que tenía compromisos pendientes, así que ya me voy- La mentira que acababa de inventar la McGarden la noto completa. Vio como el peli-naranja simplemente se volteaba y se retiraba, pero también ella sabía el porque.

   Digamos que Levy no es popular simplemente por su delicada belleza, sino por su magnífica inteligencia. Ha resaltado entre los demás, y se ha hecho conocer por eso, destacandose de su padre. Su educación y pasión por el saber le habían dado un bello don, que no muchos poseían.

   Y no solo eso, estaba al tanto de cuantos hombres estaban detrás de ella. Claro que Jet era uno de ellos, el principal, y también el principal el cual no aceptaría como pareja. No solo por su egoísmo y alta autoestima (demasiada), pero también por el mero hecho de su odio ante los esclavos, nunca estaría con alguien así. Había uno que otro que quizás tenían su oportunidad, pero hasta ahora no los quería como pareja.

   De repente la McGarden se sonrojó, al pensar que quizás, solo quizás, ya era el momento de tener una pareja, y un moreno candidato le pasaba por la mente.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora