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Dos días, dos malditos días que no pudo ir a verla, ver como se encontraba. Sólo recordaba la cruel imagen de ella rota, llorando por ver como lo castigaban, y más que nada... Sabía que ella se culpaba.

El día del castigo fue sábado, y como todos los domingos, era misa y nunca se encontraban. Hoy era lunes, y se encontraba el moreno casi arrancando sus cadenas que lo tenían amarado, tal y como en los viejos días. Escucho como abrían la cerradura de su choza, donde sólo quedaba el ya que hace media hora se habían llevado a su compañero.

El guardia fue con cuidado hasta sus muñecas, y soltó las cadenas. El Redfox aún mantenía la cabeza abajo, y no es que estuviera tan bien que digamos. -... Lamento no haber llegado antes... Y la próxima vez que vallas a cometer una estupidez así... Dimelo y quizás evito que te asesinen idiota-

Gajeel sonrió -Si que eres un cabeza dura, Vastia-

-Cállate y levántate... Que se que te están esperando....- El peli-negro lo miro, no sabía desde cuando no como, pero había ganado su respeto mutuamente. El peli-blanco se hagacho y lo levantó -¡Ven!...-

-Gghh... Yo puedo s-solo...-

- Me importa cuán duro te creas, pero almenos en esas condiciones no te puede ver ni la santa madre- Ambos rieron. Lo ayudo a cambiarse los arapos que tenía por ropa, todos manchados de su sangre y sudor. -¡Puaj! Deberías almenos desinfectar tu espalda-

-Tsk, ¿tu alguna vez has visto que lo hallan hecho? ¿O tu mismo lo haz hecho?- Lyon se quedo callado, el tenía razón. -.... Dejemos el tema... Dale, que supongo que tienes prisa "Hombre de Hierro"-

Gajeel se detuvo en la puerta -... Gracias Vastia...- y sin dejar que le contestara, ya había salido a correr.

*.*.*.*

¡Pum! Sexta rápido se volteó por el fuerte golpe de la puerta abriendose, pero sus nervios se calmaron al verlo allí parado, con la respiración ajitada, y su cara de angustia.

- Atrás, en la biblioteca- No tuvo ni que preguntar, y lo agradecía. De nuevo partió a la carrera por ese pasillo de enredaderas. Los rayos del sol pasaban veloces por su rostro, no pensaba ni podía detenerse. Estaba angustiado, preocupado por como estaba, como se encontraría, como reaccionaria al verlo. Justo cuando iba a abrir la puerta, unos sonidos lo detuvieron..

Sollozos... Un llanto que lo mataba por dentro, sabía que era ella. Poco a poco movió la perilla tratando de no hacer ruido, pero no lo logro. El chillido hizo que la peli-azul se volteara, y si Gajeel le dolía escucharla, más le dolió verla así. Sus ojos dorados estaban rojos, tenía ojeras, y noto que llevaba el mismo traje que tenía cuando lo vio el sábado ¿Se había encerrado aquí?

-Levy...- Fue rápido, cuando ella se levantó y en un abrir y cerrar de ojos, ya lo estaba abrazando.

-Lo siento... Lo siento... Fue mi culpa- Y por primera vez, en mucho tiempo, al Redfox le entraron ganas de ¿Llorar?, Wow, ni el se lo creía. Pero es que le dolía, le dolía verla así, que se sintiera así, por su culpa.

Sus brazos le rodearon su indefenso cuerpo, y poso su mentón en su azulado cabello. -No llores Levy, no es tu culpa-

Se sonó la nariz -Si lo es... Fue mi idea, y te castigaron por eso... Yo-

-Eh, no es tu culpa- La separo de su pecho, haciendo que lo mirara - Quizás fue tu idea, pero fui yo quien la acepto... Ya yo sabía que pasaría-

Ella lo miro sin creérselo -Y... Igual lo hiciste... ¿P-por qué Gajeel?...- se limpió los rastros de lágrimas que quedaban en su cara.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora