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   Levy estaba en su recámara, frente al espejo de su viuro de su cuarto *aun alejado de la pared porque falta la segunda mano de pintura* Mientras de hacía su típico moño, una dona o una cola alta que la sostenía su bandana. (Emm... Si, se me olvido decirlo antes jeje ^^ Levy siempre llevaba un moño, así era para la época) Ya llevaba tres veces que se lo arreglaba.

-Emm... Miamol, yo creo que ya esta bien, el señolito Gajeel ya te esta esperando abajo- Sexta apareció por la puerta de su cuarto sorprendiendo a Levy.

-Es que... No se no me gusta-

-Pero mi niña, te ves igual que siempre... Helmosa- La esclava camino hasta detrás del asiento de su dueña. Ella recogió el pelo de la McGarden, lo elevo y lo amarro con los pinches para terminar poniéndole su bandana turquesa, que combinaba con el vestido que llevaba hoy. -Hay, ¿ves? Igual de bella- Ambas se sonrieron en el espejo.

Levy se levanta y coge su bolso. -Gracias Sexta, sabes que te quiero- Ella abrazo a la esclava.

-Y yo a ti mi niña, pero el señolito eta' esperando, apresurate miamol- La peli-azul baja las escaleras a un paso rápido. Justo cuando sale de la casa, ve a su acompañante recostado de la pared. -Buenas Gajeel, que tal?-

-Hey Enana, todo bien ¿Nos vamos?- Gajeel se inclinó mientras señalaba el carruaje frente a ellos. Levy solo río y asintió, para luego ambos entrar a este. Iban hacia el pueblo, Levy quería comprar mueblería nueva para su recámara, luego otra gente vendría a buscar y vender los actuales de ella. Durante el camino el Redfox solo miraba por la ventana con su típica cara sería, mientras Levy "leía" un libro, pero enrealidad observaba a su esclavo, pensando en lo que dijeron sus amigas.

*Sera que... ¿De verdad me este gustando?....* Ella titubeaba mientras escondía su rostro en su libro para disimular. Pasaron unos minutos más, hasta que el chofer les informo que habían llegado.

   El esclavo y su ama bajaron del carruaje -Gracias Warren, vendremos más tarde aquí mismo, adiós- El movió su gorra en forma de despido, y se fue.

-¿A donde vamos Enana?- Gajeel tenía sus manos en los bolsillos de su rasgado pantalón, y su camisa que hoy era blanca le hacía lucir algo distinto.

-A una tienda de muebles y tapicería, a ver que me puedo comprar, supongo que unos céntivos y pesetas deberían de dar, no?- Ella le sonrió a el, y el negó con su cabeza mienta caminaban en dirección a la tienda. El peli-negro muy caballeroso le abrió la puerta a la peli-azul y luego paso el. -Te traje para que me ayudes a escoger-

-Oh no enana, yo soy malo en eso... Ni siquiera tengo un mueble de esos en mi choza-

-Jaja, no seas así, tu puedes, si ves algo que te guste me avisas ¿okey?- Gajeel rodo los ojos, pero no le podía decir que no a su enana. Ambos se fueron en direcciones contrarias. Había bastante para observar, de mesas y sillas, hasta hamacas y estantes, viuros y camas, closets y mesas de noche, y pequeños adornos de mármol o cerámica también a la venta. Gajeel busco, y vio a su ama viendo los estantes y cajones, así que aprovecho y se dirigió atrás hacia los decores del hogar. Miro las diferentes esculturas. Desde marcos, lámparas, y lo que el buscaba, figuras. "Esa es fea... ¿Qué mierda se supone que sea eso?... No, un simple pozo de mentira no..." Habían muchas, para Gajeel mierdas, hasta que vio la ideal.

   Su base era un pequeño prado, y lo que captaba la vista era una hada, que detrás además de tener sus halas y el polvo, tenía una cola.

-¿Bonita no?- A Gajeel le asusto esa chica. Tenía apariencia angelical, su traje largo y simple dejaba ver que era una pueblerina. Su sonrisa pacífica acompañada por su cálida sonrisa. -Esa es mi favorita, esa es una pregunta que me he hecho desde pequeña... ¿Las hadas tendrán cola? Supongo que, como la inocencia de un niño, hay que creer...- Gajeel devolvió la vista a la pequeña cerámica que había captado su atención entre todas.

-¿Cuanto vale?...- La empleada la tomo.

- Hm... Creo que unas veinte pesetas...- El esclavo saco el bolso marrón que Natsu le había entregado. Vacío las monedas en su mano "15...16...17..18" Sus ánimos se fueron al piso, le faltaban dos.

-Creo que tendré que dejarlo hay, pero gracias- El Redfox algo frustrado se voltea, pero la voz de aquella chica lo detuvo.

-¡Espera! , creo que a ti te puedo reducir el precio... Ven- Él la sigue hasta el mostrador. -Cuanto tienes?-

-18 pesetas- Ella le miro como diciendo "¿Enserio te ibas solo por dos pesetas más?" Tomo el dinero, abrió el cajón y lo hecho adentro.

-Ten, toda tuya...-

   El peli-negro miro el hada, y luego dirigió la mirada a la peli-blanca -Usted es muy amable, diferente a los demás... Vaya dueña del local-

-Oh esto no es mío... Yo solo soy una empleada, la dueña salió un momento. Este es mi primer día trabajando... Por cierto! Mi nombre es Mirajanee, pero me dicen Mira,¿ y tu?-

-Gajeel Redfox, un gusto Mira- El moreno escucho la voz de su ama, así que le pidió a la ahora conocida Mirajanee que escondiera esa figura hasta que ellos no se fueran.

   El esclavo caminaba por la tienda siguiendo la voz de la McGarden, pero le detuvo en sonido de la puerta. Una señora con anteojos, un traje exuberante de color verde, y su pelo violeta claro estaba parada hay con su cara de frialdad. Iba a dirigirse al la parte posterior de la tienda, hasta que noto la presencia del Redfox.

-¿Q-Qué es esto? Mirajanee!!-

La peli-blanca llego corriendo -¿Qué pasa Laki?-

-¡¿Cómo te atreves a dejar entrar a un negro a mi tienda?! - ¡BUM! Gajeel sintió una cachetada por sus palabras, y el tono en que las decía, tan suico y despectivo -Cosas como estas no entran a mi local. ¡Tu - lo señalo - animal bípedo, fuera de aquí ahora!-

-¿Quién se cree usted... Para mandar a MI esclavo?- Todos voltearon, para ver a una muy enojada Levy McGarden. La peli-azul camina despacio hasta la aparente dueña de la tienda -No vuelva... Repito, NO VUELVA! A discriminar a los míos o frente a mi a otro de la raza negra. Cuando sean suyos les doy el derecho, pero este es de MI PROPIEDAD, y le prohibo que lo trate así- Gajeel estaba igual de sorprendido que Laki y Mira, estaba que se le salían los ojos de sorpresa.

-Emm, s-señora, son las reglas y-y no puedo hacer n-nada- Ya estaba tartamudeando, y la verdad era que esta enana si intimidaba mucho enojada.

-Pues dígale a sus reglas, que yo, la heredera Levy McGarden, que son inecesarias, ellos son seres humanos igual que tu y que yo. Y que más le vale mejorar, que soy capaz de cerrarle su tienda- La peli-violeta, si podía, se asusto más.

-¡¿Eres una McGarden?!-

-Hasta pronto señora, ven Gajeel, nos vamos- Levy salió por la tienda, y como había ordenado, él la siguió. Caminaron un par de cuadras, y se detuvieron en una calle. -¿Que pasa enana? ¿Por qué paramos?-

   La peli-azul se volteó al fin hacia el peli-negro, y este se asusto al ver sus ojos aguados. Ella corre y lo abraza, rompiendo en llanto. -Lo siento... Lo siento por haberte hecho pasar por eso...-

-Hey, sh sh sh... Calma enana- Gajeel levanta su rostro, lleno de rastros de lágrimas - Ella no me puede hacer nada con palabras. Además... He pasado por eso toda mi vida, no crees que ya descubrí que las opiniones no importan?- La chica lo miraba, aún con dolor en su pecho. Ella se sentía culpable por llevarlo allí, le pasaba por escuchar al estúpido de Jet. No volvería, por más que el dijera que fuera el mejor lugar, a nada que le volviera a indicar. Gajeel volvió a abrazar a Levy, y esta se acurruco en su pecho y correspondió al abrazo.

-¡¡Hey!! Oigan!!- Ambos miraron a donde provenía la voz. Era Mirajanee. Gajeel camino hasta donde ella -Toma, me dijiste que te lo diera al salir- Era el hada. Él le agradeció y luego se despidieron. La guardo como pudo el bolso donde estuvo el dinero, para que su ama no viera su futuro regalo.

Rompiendo las cadenas... {Gajevy/GaLe A.U.} *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora