El Autobús

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-Tienes un bonito nombre - le dijo mientras veía cómo se frotaba la mano con el ceño fruncido. ¿Le habría disgustado tocarlo? Bueno, a él desde luego le había gustado mucho tocarla a ella.

-Gracias - le sonrió.

La camarera les entregó los tés y Cailean se los ofreció para que eligiese. La observó mientras tomaba una cuchara y tomaba un poco de té en ella. Parecía dudar. Su entrepierna protestó de nuevo cuando la vio inclinarse hacia la cuchara, soplar con cuidado y luego introducirla en la boca. Nunca un movimiento tan inocente le había parecido más sensual. No podía dejar de mirar sus labios. El deseo de besarla renació en él. Apretó los puños contra los costados tratando de frenar el impulso de tocarla de nuevo.

Cuando repitió la operación con el otro té, Cailean se vio en la necesidad de excusarse con ella y avanzar a grandes zancadas hasta el baño público. Estaba tan excitado que le dolía. Y ella ni siquiera había sido consciente de lo que le había provocado. Apoyó la frente contra la pared y comenzó a respirar profundamente para tratar de serenarse. No lo consiguió hasta pasados varios minutos.

Lía lo esperaba recostada contra el respaldo de la silla, en una actitud relajada, mientras escribía en su teléfono. En cuanto lo vio, se irguió guardando el teléfono en la mochila y le sonrió. Adorable, pensó una vez más. Adorable e inconscientemente seductora. Le sonrió de vuelta y se sentó.

-Me gustan los dos - le dijo ella - Elige tú.

Yo, respondió mentalmente imaginando que Lía hablaba de su amigo y de él. Inspiró profundamente y tomó el que tenía más cerca. A esas alturas le importaba poco el té. Sólo podía mirarla y fantasear con aquellos apetitosos labios suyos.

Lía sujetó con ambas manos el otro tazón y comenzó a soplar. Cailean observaba el movimiento hipnotizado. Se obligó a apartar la mirada o tendría que volver al baño. Esta vez no tendría forma de justificarlo.

-El té en España no se parece en nada a este - le dijo ella - Allí ni siquiera me gusta.

-Hubieras pedido otra cosa. Si no te gusta podemos cambiarlo por lo que quieras.

-Vuestro té me gusta - le sonrió.

-¿Ya lo habías probado?

-Estuve en Londres dos veces. De vacaciones.

-¿Has visitado Londres y no Escocia?

-Mis amigas no comparten mi entusiasmo por Escocia.

-Podrían haberte acompañado igualmente. Tú lo has hecho por ellas, ¿no?

-No quería ver caras largas en mi primer viaje a Escocia - negó con la cabeza antes de tomar un sorbo de té.

Los ojos de Cailean volvieron a sus labios y los apartó al momento. Cuanto menos mirase, más fácil resultaría ignorar lo que sentía por ella. Al menos eso esperaba.

-De todas formas no me animaba a venir sola - continuó Lía, sonriendo - Tal vez algún día lo habría hecho, antes de ser demasiado vieja para viajar.