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_____________________________________Observó a Lía mientras sacaba docenas de fotos de la cascada. Estaba tan feliz y relajada, que no podía dejar de sonreír al verla. Los inesperados visitantes se habían ido minutos antes pero ella parecía no tener prisa. No le importaba mucho, la verdad, tampoco él tenía prisa. La última visita que tenía planeada sería más bien corta y no quería que su día juntos se acabase todavía.
Lía se giró hacia él con una pícara sonrisa en los labios. Apuntó el objetivo hacia él y le tomó un par de fotos. Estaba apoyado en la roca, con los brazos y pies cruzados. Así se había mantenido desde que ella empezó a fotografiar el lugar. Su sonrisa se amplió y empezó a hacer poses ridículas hasta que logró que ella se riese.
-Tu turno - le dijo, acercándose a ella.
-No voy a hacer el ridículo - le advirtió.
-No te he pedido que lo hagas - le guiñó un ojo - Sólo que poses. Como más te guste.
Se agachó frente a la cascada y colocó las manos de tal forma, que en la pantalla de la cámara parecía que estuviese recogiendo el agua con ellas. Le pareció una foto increíble y tomó varias hasta que quedó a su gusto. Luego acercó el objetivo y la retrató de cerca. Tenía la sonrisa más bella que había visto nunca y quería inmortalizarla.
-Preciosa - le dijo.
-Sí - asintió ella - Una cascada impresionante.
-No me refería a ella.
Sonrió al notar su sonrojo y se acercó. Quería besarla. Nunca parecía tener suficiente de ella. La rodeó con sus brazos, teniendo cuidado de no estropear la cámara, y posó sus labios contra los de ella en un ligero toque. Todavía tenía el vívido recuerdo del beso que les habían interrumpido y no quería recrearlo. No por falta de ganas, sino por el lugar donde estaban. Antes lo había olvidado, pero ahora no. El lugar era demasiado público.
-¿Lista para la última visita?
-¿Más?
-Más - asintió - Pero es la última.
Lía sonrió al ver la mueca de disgusto que hizo. Le gustaba hacerla reír. La besó otra vez antes de iniciar el viaje de regreso al coche. Al parecer ninguno de los dos tenía prisa por llegar porque caminaban despacio, unidos por sus manos.
-Está resultando un día perfecto, Cailean. Gracias.
-Cada vez que quieras - le sonrió y la atrajo hacia él para besarla en la coronilla.
Tomaron el coche y viajaron en silencio una vez más. Lía miraba por la ventanilla, como venía haciendo desde el principio. No quería perderse detalle de la ruta, eso estaba claro. La vio apoyar la mano en el asiento y no se resistió a poner la suya encima. Cuando ella enredó sus dedos, todavía sin mirarlo, sonrió. Podía notar cómo latía su corazón desbocado tras el contacto y se mordió la lengua para no confesarle lo que estaba sintiendo.
-¿A dónde vamos? O tampoco me lo vas a decir esta vez - lo miró, su rostro todavía rojo.
-Vamos a beber whisky - le sonrió.
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El Autobús
Romansa¿Cómo empieza una historia de amor? ¿Alguien lo sabe? Todos soñamos con conocer a esa persona especial, en un lugar especial. Pero, ¿y si no hace falta nada más que mirarla a los ojos y saber que es ella? La historia de Cailean y Lía empieza en un a...