Únete a nosotros en:
https://www.facebook.com/groups/SoniaLopezSouto/
Sígueme en:
Facebook: Sonia López Souto
Instagram: @sonialopezsouto
Tik Tok: sonialopezsouto
Y si te gusta lo que lees, puedes adquirir mis otros libros en Amazon:
https://amzn.to/2XZaMdM
_____________________________________-Cailean - Kirsty los abordó en cuanto llegaron - ¿Te crees con derecho a retener a Lía para ti sola por ser el primero que la conoció?
-El primero fue tu abuelo, en realidad - la ignoró deliberadamente, estaba claro que quería mortificar a su hermano.
-No la he obligado a venir conmigo - sonrió descaradamente, mortificándola a ella.
-Vamos, Lía. Te alejaré de este acaparador.
La arrastró con ella sin que pudiese hacer nada para negarse. Miró hacia Cailean rogándole en silencio pero él se limitó a sonreír, mientras cruzaba los brazos. Estaba tan increíble que no pudo enfadarse con él por no rescatarla.
Durante lo que le pareció una eternidad, pero que en realidad fue sólo una hora, Kirsty le presentó uno a uno a cada invitado de la boda. Si le preguntaban el nombre de los primeros, no sabría responder con exactitud. Se sentía desbordada.
Cailean fue a su rescate poco después, tras ver su desesperación por enésima vez. Se había estado divirtiendo a su costa y en cuanto la apartó de todos, su mano voló directa a su nuca y lo golpeó en ella. Sonó más de lo que esperaba y él la miró sorprendido pero conteniendo la risa.
-¿A qué ha venido eso?
-Por reírte de mi desgracia - lo fulminó con la mirada pero resultó en vano porque su sonrojo debilitaba cualquier queja que pudiese hacerle. Cailean sólo reía más.
La llevó con él hasta la pista de baile y la tomó en sus brazos de nuevo. Cualquier malestar fue olvidado al momento. El contacto con Cailean tenía ese efecto en ella y cada vez era más persistente. Quería apartar la mirada por si él podía leer sus pensamientos a través de ella pero le era imposible hacerlo. Cuando la miraba de aquel modo, la hipnotizaba.
-Me duele la nuca - sonrió.
-Lo siento - lo imitó.
-Me lo cobraré - le guiño un ojo.
-Puedes intentarlo - se encogió de hombros.
Cuando Cailean se inclinó hacia ella, contuvo el aliento. Sabía que iba a besarla, otra vez delante de todos. Se preparó para el momento pero nunca llegó porque unos firmes y fuertes brazos la alejaron de él. Ni siquiera protestó por la sorpresa, al encontrarse frente a uno de los primos de Cailean que le habían presentado no había mucho. Por más que se devanase los sesos, no recordaba su nombre.
-Comparte, primo - rió - Mi turno, Lía. Espero que no te importe que te haya robado pero creo que es la única forma de separarte de mi primo.
-Tal vez si preguntases primero - sugirió, completamente colorada.
-Con Cailean eso no funciona. Cuando le interesa algo, no lo suelta.
¿Es que en aquella familia no había nadie que no estuviese dispuesto a abochornarla constantemente? Siempre había valorado la sinceridad pero estaba teniendo demasiadas dosis seguidas de ella en esa boda. Y encima, le hablaba con tanta familiaridad, que no se atrevía a preguntarle su nombre. Un motivo más para avergonzarse.
-Soy Alan. Por si te lo estabas preguntando - le sonrió de nuevo.
-Gracias. Han sido demasiadas presentaciones juntas - se disculpó.
-Tranquila. Por lo que he oído, tendrás tiempo de sobras para conocernos a todos.
-¿Y qué has oído? - alzó una ceja.
-Que te quedarás por aquí una larga temporada.
-Un par de semanas - dudó al decirlo.
Aquella había sido su primera intención, la única de hecho. Pero conocer a Cailean y descubrir que era el nieto de Robert había trastocado un poco sus planes. Bueno, decir que un poco era quedarse corta. Había echado por tierra cada uno de sus tan bien programados planes. En ese momento no sabía si quedarse un par de meses como le había sugerido Robert o directamente quedarse para siempre. Y la certeza de que estaría más dispuesta a abogar por la segunda opción, le preocupaba. Tantas cosas podían salir mal.
-Quien no arriesga, no gana - murmuró en español.
-¿Qué has dicho?
-Que bailas muy bien - se sonrojó intensamente.
-Gracias - la hizo girar sobre sí misma - He ido a clases. A las chicas les encanta.
-Puedo imaginármelo.
-¿No funciona contigo? - la miró divertido.
-Estoy encantada. ¿No se me nota? - sonrió.
Alan rió tan alto que su cara se coloreó al momento. Definitivamente en aquella familia no tenían nada de discretos. Y ella era demasiado tímida para estar con ellos. Acostúmbrate, le gritó una vocecilla en su mente. ¿De dónde había salido?
-Me temo que mi primo tiene ventaja en eso. Pero si algún día te cansas de él, yo estaré esperando ansioso para ocupar su lugar - le guiñó el ojo. Otra costumbre, que parecían tener en común todos los hombres de aquella familia.
-No sé de qué me hablas - mintió.
Otra vez las risas de Alan llenaron la carpa y su piel se tornó roja. Será posible, pensó apenada. Miró a su alrededor en busca de una vía de escape y la encontró en Robert, que los miraba con su sonrisa de satisfacción en la cara. Inmediatamente quiso saber a qué se debía.
-Voy a hablar con Robert un momento. ¿Me disculpas?
-Claro - le tomó una mano y se la besó - No te olvides de mi ofrecimiento.
-Como hacerlo - intentó sonreír sin que su cara se tornase de color grana y, por una vez, lo logró. Vamos mejorando, se dijo.
-Hola, Robert - se sentó junto a él - ¿Disfrutando de la boda?
-Como un enano. No veas la de cosas divertidas que se ven, si uno está atento - le guiñó el ojo.
-Pues comparte algunas conmigo - le sonrió - También yo quiero reírme un poco.
-La cara de mi nieto, por ejemplo - mal empezamos, pensó ella - cuando Alan te sacó a bailar. Todo un poema.
-Ya será menos - fingió desinterés sólo para que no continuase contándole.
-Yo estoy encantado - su sonrisa se amplió - Le has calado hondo. Ya era hora de que mostrase interés por alguna chica.
-Seguro que le interesan un montón de ellas, Robert. No deberías preocuparte por eso.
-Me refiero a interés real, Lía. A ese interés que te hace querer llegar más allá de una simple conversación, de un simple abrazo o de un simple beso. Un interés que te hace quererlo todo y no conformarte con menos.
-Que profundo - bromeó con él. En ese momento se sentía un tanto incómoda - Deberías haber dicho eso en el discurso, en lugar de involucrarme a mí.
-Fue mi manera de introducirte en la familia - rió -'Algún día me lo agradecerás.
-Seguro - bufó.
-Tiempo al tiempo, ruliña.
-Con el tiempo regresaré a mi tierra - se encogió de hombros. Empezaba a sentir pena al decir aquello en voz alta.
-Ya sabes que eres bienvenida en mi casa el tiempo que quieras, Lía - le palmeó la mano antes de levantarse y dejarla sola.
Lo sabía. Se lo había repetido cientos de veces. Y en esa ocasión, se lo planteó seriamente.

ESTÁS LEYENDO
El Autobús
Romance¿Cómo empieza una historia de amor? ¿Alguien lo sabe? Todos soñamos con conocer a esa persona especial, en un lugar especial. Pero, ¿y si no hace falta nada más que mirarla a los ojos y saber que es ella? La historia de Cailean y Lía empieza en un a...