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_____________________________________Cuando llegó a casa, todavía se sentía en una nube. Había estado relatándole el día a Robert por el camino, al menos las partes que se podían contar, pero no recordaba exactamente lo que había dicho. Su mente estaba estancada en los besos de Cailean y en todas las palabras increíbles que le había dicho.
Le asustaba un poco saber que él buscaba algo más serio con ella, ni en sus mejores sueños lo habría imaginado. Había acudido a su cita pensando en aprovechar el momento pero había recibido más de lo que esperaba. Y ahora no sabía cómo responder. Le gustaba mucho, eso no podía negarlo. Más de lo que quería admitir. Pero no estaba segura de querer arriesgarse a permanecer más tiempo en Escocia por él o, más bien, a hacerse ilusiones con todo aquello. Tal vez, después de un par de días más viéndose, Cailean se cansaría de ella y tendría que regresar con el corazón roto a España. Porque una cosa estaba clara, no le resultaría nada difícil enamorarse de él. Si no lo estaba ya, que tenía sus dudas.
-Supongo que querrás acostarte ya - la voz de Robert la regresó al presente.
Tampoco recordaba haber cenado pero los restos de la comida en el plato le indicaban que sí lo había hecho. Sonrió hacia su anfitrión con pesar, no le había prestado demasiada atención en las últimas horas. Al menos, no parecía disgustado.
-Ha sido un día largo - asintió - Perdona si he estado un poco ausente durante la cena.
-Es normal - se burló - El whisky tiene ese efecto, pero te acostumbrarás.
-No bebí tanto.
-Pues peor me lo pones, Lía - rió - Anda, ve a dormir. Mañana me gustaría llevarte a ver el fiordo de Beauly. Y si no estás muy cansada de andar, haremos un poco de senderismo por Craig Phadrig. En un lugar precioso con unas vistas increíbles.
-En Escocia todo es precioso - le sonrió.
-Hasta los escoceses - bromeó de nuevo Robert.
-Me voy a dormir - se levantó, pero no pudo ocultar la sonrisa a tiempo. Robert rió más alto y ella se sonrojó.
Ya en la soledad de su habitación, acostada en su cama, decidió mirar el teléfono. Le había enviado un mensaje corto a Cailean informándole de que había llegado sana y salva, pero no había vuelto a revisarlo por si le había contestado. De repente, los nervios oprimieron su estómago mientras comprobaba si había algo. La luz parpadeante le provocó un sonoro suspiro y puso una sonrisa en sus labios.
-Buenas noches, cielo - ponía el primero - Me alegra saber que has llegado bien. Temía que la borrachera pudiese contigo.
-Ha sido un día increíble - el segundo - Y espero con ansias el próximo. Ve diciéndole a Robert que te robaré más veces. No creas que te has librado ya de mí. Quiero mucho más contigo. Y de ti.
Desde aquel segundo mensaje, había pasado ya media hora. Se mordió el labio sopesando si enviar una respuesta o no. Tampoco es que supiese bien qué decirle. ¿Qué también quería más de él? Era cierto, pero tampoco quería crearle demasiadas ilusiones. Ni a él ni a sí misma. Sin embargo, era tan difícil no hacerlo.
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El Autobús
Romance¿Cómo empieza una historia de amor? ¿Alguien lo sabe? Todos soñamos con conocer a esa persona especial, en un lugar especial. Pero, ¿y si no hace falta nada más que mirarla a los ojos y saber que es ella? La historia de Cailean y Lía empieza en un a...