El Autobús

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-Yo quiero esta foto.

-Te la enviaré en cuanto la descargue en el portátil.

-Genial. ¿Me enseñarías las fotos que tienes?

-Por suerte para ti, todavía las tengo en la tarjeta.

Decidieron sentarse en el césped, junto a la figura de Nessie hecha con arbustos. Lía tuvo que dejarse fotografiar de nuevo por él, junto al monstruo antes de que se reuniese con ella para ver las fotos.

Disfrutaba de su cercanía, a pesar de que lo torturaba no poder besarla. Estaban pasándolo tan bien juntos que temía hacer algo que lo estropease. Y supuso que besarle sería una de esas cosas. Más tarde, se prometió. No tenía intención de terminar aquella cita sin darle al menos un beso.

-Son muy buenas - le dijo - Incluso a mí me sorprenden algunas y eso que he visto el lago Ness cientos de veces. No parece el mismo sitio.

-Depende del enfoque y del ángulo que uses para sacar las fotos - se encogió de hombros. Sabía que se sentía tímida por los halagos - No soy una gran fotógrafa pero sé lo que me gustaría retratar y lo hago cuando lo veo.

-Sales preciosa en las fotos - su hombro rozaba la espalda de ella mientras hablaban y lo estaba torturando. Quería más.

-Ahí te has pasado - rió bajito y él sonrió, contento de que se sintiese tan cómoda con él como para bromear. Sus ganas de besarla aumentaron. Quería tener el derecho a hacerlo cada vez que lo desease y eso lo asustaba un poco. La cosa va rápida, pensó.

-Para nada. Sólo digo lo que veo.

-Eso es porque me ves con buenos ojos - se sonrojó al hablar pero sonreía.

-Con los que tengo, cielo.

Lía lo miró por encima del hombro y ya no pudo resistirse más. Bajó la cabeza hacia ella y la besó. Esta vez no fue un roce, estaba cansado de besos robados. Quería saborearla mejor y por más tiempo. Se moría por hacerlo desde que empezó a hablar con ella en el autobús.

Sujetó su nuca con la mano para girarle la cara y así tener un mejor acceso a su boca. Se sentía bien contra sus labios. Lía era adictiva y lo supo en el momento en que dejó de pensar en todo, salvo en las sensaciones que su toque le provocaban. Quería más. Mucho más.

La movió sin dificultad, colocándola en su regazo, y recorrió, con la mano que tenía libre, su espalda para apretarla contra él. Necesitaba sentirla por entero. Tanto como el lugar se lo permitiese. Aquellas muestras de afecto no eran habituales en lugares públicos y eso le obligó a romper el beso.

-Esto ha sido... - empezó a decir ella, totalmente sonrojada.

-Intenso - le sonrió.

La vio bajar la cabeza para romper el contacto visual y se preocupó. No quería perder su confianza ahora que la había logrado. Tal vez besarla no hubiese sido buena idea, después de todo.

-¿He sido demasiado atrevido para ti? - intentó encontrar su mirada.

-No - cuando lo miró estaba todavía roja pero le sonreía - No creí que me besarías. Lo esperaba, pero pensé que no lo harías.