14

25.1K 3.1K 268
                                    

Únete a nosotros en:

https://www.facebook.com/groups/SoniaLopezSouto/

Sígueme en:

Facebook: Sonia López Souto

Instagram: @sonialopezsouto

Tik Tok: sonialopezsouto

Y si te gusta lo que lees, puedes adquirir mis otros libros en Amazon:

https://amzn.to/2XZaMdM
_____________________________________

-Iremos por pasos - le dijo al terminar el beso.

Su respiración se había acelerado bastante y necesitó de unos minutos para calmarse. Lía tenía ese efecto en él. Permaneció abrazado a ella, sintiendo sus menudas manos rodeando su cintura y su cabeza apoyada contra su pecho. Se sentía tan perfecto, que habría podido quedarse así para siempre. Cuanto más tiempo pasaba con ella, más tiempo quería. Sabía que nunca sería suficiente. Era abrumador y, por veces, le asustaba la intensidad de sus sentimientos, pero no los cambiaría por nada. Con Lía se sentía completamente vivo y eso era algo que hacía tiempo que no tenía. De hecho, no recordaba haberse sentido así de bien antes de conocerla.

Siempre había pensado que su vida estaba completa, que era tal y como él la deseaba. Que nunca había sentido la falta de nada. Hasta que la conoció a ella. Desmoronó su mundo con su arrebatadora sencillez y ahora sólo quería tenerla entre sus brazos, por miedo a que se escabullese de su vida. Dejaría un vacío imposible de llenar con nadie más.

-¿Estás bien? - Lía habló dentro de su abrazo. Sonaba sofocada y no pudo evitar sonreír aún cuando no le veía la cara.

-Yo podría preguntarte lo mismo.

-Como pareces no querer soltarme - notó cómo encogía los hombros.

-Es que no quiero - la apretó más para corroborar sus palabras - Es extraño.

-Supongo.

La obligó a mirarlo y pudo ver que, como suponía, todavía conservaba un ligero sonrojo. Le sonrió pero no apartó su vista de ella. Intentaba descifrar lo que aquella simple palabra significaba.

-¿Supones? - le preguntó al no ser capaz de hacerlo.

-Es extraño - su rubor aumentó - pero al mismo tiempo se siente bien.

-Nada entre nosotros ha sido normal - le sonrió - ¿No crees?

-Intenso - asintió - Creo que esa es la palabra.

-Te daría para un buen libro, ¿eh?

La hizo reír con su comentario. Podía notar la preocupación en ella y no le gustaba verla así. Si tenía que ser el gracioso, lo sería por ella. En realidad, sería cuanto ella necesitase. Me estoy enamorando, pensó. Y aunque siempre lo había aterrado la idea, pues nunca había querido atarse a nadie de por vida, en esta ocasión sólo sintió miedo de perderla. Parecía tan convencida de que lo que estaba naciendo entre ellos era pasajero, que temía que se alejase de él antes siquiera de poder profundizar en ello. Necesitaba más tiempo para convencerla. Y lo lograría como fuese. Encontraría el modo de hacerlo. Porque verla partir no era una opción para él.

-Sigamos - la tomó de la mano para continuar su camino - No estamos lejos.

-Casi me había olvidado de la sorpresa - sonrió, de nuevo entusiasmada con la idea.

Su corazón bombeó con fuerza al ver cómo se le iluminaba la cara por la ilusión. Lía era un volcán de emociones. Tímida hasta la saciedad, divertida como ninguna, emotiva en extremo, provocativa sin saberlo. Con ella era todo o nada. Y él lo quería todo.

-Ya casi llegamos - le sonrió de vuelta.

Caminaron en silencio el último trecho, sus manos enlazadas. Le ayudaba a pasar los tramos más inaccesibles y ella se lo agradecía con una sincera sonrisa en sus tentadores labios. Ni siquiera necesitaban hablar para comunicarse entre ellos. Aquello era otra novedad en su vida. Nunca había logrado tal conexión con ninguna de las mujeres que le interesaron en el pasado. Siempre buscaba una unión más física. Nada a largo plazo. Y aunque no podía negar la atracción que sentía por Lía, había mucho más que el simple contacto con su cuerpo. Y mucho más que una corta aventura.

-¿Es una cascada? - los ojos de Lía se abrieron al escuchar el ruido del agua cayendo - ¿Me llevas a una cascada?

-Las cascadas de Foyers - asintió él, regalándole una de sus más amplias sonrisas - Son preciosas, ya lo verás.

Por primera vez en todo el trayecto, Lía se adelantó a él. Le dejaba claro que había acertado al elegir aquel lugar, estaba ansiosa por llegar. Tuvo que sujetarla cuando trastabilló y decidió no soltarla más. Por su seguridad. Y porque le gustaba tocarla, para qué negarlo. Ella tampoco se lo impidió.

Cuando llegaron a ellas, vio cómo daba pequeños saltos de alegría y aplaudía. Sonrió de nuevo aunque ella no lo estuviese mirando. La había hecho feliz con una simple visita a uno de los lugares que más le gustaban a él. Más cosas en común, pensó.

-Gracias por traerme, Cailean - le dijo lanzándose a sus brazos - Este lugar en increíble.

La envolvió en sus brazos y la levantó del suelo para posar sus labios en los de ella. Fue un gesto espontáneo, ni siquiera lo pensó. Le parecía tan normal como respirar. Lía se sujetó a él mientras le devolvía el beso. Un gemido escapó de sus labios al sentir las manos de ella enredadas en su pelo. Nunca antes le había parecido tan sexy un gesto tan sencillo. Cuando le rodeó la cintura con las piernas, creyó que éstas cederían ante el ímpetu de la respuesta de su cuerpo. Buscó una roca donde apoyarse y así poder sostenerla mejor. Recorrió su espalda con las manos, apretándola contra él, mientras un escalofrío hacía lo propio por la suya. Su entrepierna se tensó de deseo. Estaba seguro de que Lía lo había notado pero parecía no molestarle. Sabía que debería detener el beso, pero no podía. O más bien no quería. Se había contenido demasiadas veces ya.

Arremetió contra su boca con febril pasión, invadiéndola con la lengua y jugando con la suya. Lía parecía haber olvidado su timidez y respondía con igual ardor. Podía presentir que en cualquier momento se quedarían sin respiración pero no le importaba. Moriría feliz, besándola de aquel modo.

-Es un lugar espectacular. Veréis cómo os gusta. Mi padre me trajo una vez hace años.

Las voces que llegaban a lo lejos los detuvieron. Protestó por la interrupción pero la dejó en el suelo y se separó de ella a desgana. Le sonrió al verla tan colorada y le guiñó un ojo. Cuando le devolvió la sonrisa, supo que no se estaba empezando a enamorar de ella sino que ya lo estaba. Loca e irremediablemente enamorado de Lía.

El AutobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora