5

31K 3.1K 408
                                    

Únete a nosotros en:

https://www.facebook.com/groups/SoniaLopezSouto/

Sígueme en:

Facebook: Sonia López Souto

Instagram: @sonialopezsouto

Tik Tok: sonialopezsouto

Y si te gusta lo que lees, puedes adquirir mis otros libros en Amazon:

https://amzn.to/2XZaMdM
_____________________________________

Era tarde cuando se retiró a su cuarto. Robert la había ido a recoger minutos después de que Cailean se hubiese marchado. Había hablado todo el viaje hasta su casa con él, como si fuesen amigos de toda la vida y no dos personas que se conocían desde hacía tan sólo un año. Así era Robert. Amable, confiable y encantador. Se alegró de haber aceptado su oferta. Y esta vez, no sólo por conocer Escocia, sino por haber conocido a un escocés como Cailean. Toda una experiencia.

Se acostó en la cama, exhausta. Había sido un viaje largo y cansado. Y, aunque había deseado retirarse a su cuarto en cuanto llegó, Robert la mantuvo entretenida hasta bien entrada la noche. Hablar con él en persona era tan estimulante como leer sus cartas. Puede que incluso más. Sonrió satisfecha. Su aventura había empezado bien pero estaba segura de que podría ser incluso mejor. Bueno, tal vez no tanto como el beso que había recibido horas antes pero al menos conocería por fin Escocia. Y de la mano de un escocés, nada menos.

Cerró los ojos dispuesta a dormir cuando oyó que su teléfono sonaba. Un mensaje a aquella hora, pensó. Oscar. No podía ser nadie más. Suspiró mientras cogía el teléfono para mirarlo. Pero, para su sorpresa, era un número que no conocía.

-Hola, Lía - decía el mensaje - Soy Cailean. Con el reencuentro con mi familia y todo eso, se me olvidó enviarte el mensaje. Espero no haberte despertado, ya es tarde. Me ha encantado conocerte y espero que podamos vernos de nuevo antes de que te vayas.

-Hola, Cailean - le contestó - No dormía. En realidad acabo de acostarme. Ya creía que eras el hermano de mi vecina, que volvía a la carga.

-Si te vuelve a molestar, avísame y le envías otra foto mía en cueros.

-Eso sería demoledor.

Para él y para mí, pensó Lía sonrojada, pero no lo escribió.

-¿Qué tal con Robert?

-Bien. Es encantador. Y habla mucho. Me ha estado entreteniendo durante horas contándome historias sobre los lugares a los que quiere llevarme. Aunque ya no recuerdo ni la mitad de los nombres. Sólo se detuvo cuando se me cerraron los ojos del cansancio. Creo que le apasiona la historia más que a mí.

-Pues eso parece difícil.

-Lo sé.

-No te entretengo más o acabarás pensando que soy igual de pesado que él.

-Lo más probable es que me duerma mientras escribimos.

-Entonces prefiero desearte buenas noches antes de que te duermas.

-Gracias. Lo mismo te digo.

-No te olvides de guardar mi número.

-No lo haré.

-Dulces sueños, Lía.

-Dulces sueños, Cailean.

Lía sonrió y guardó el número en su agenda. Se sonrojó al pensar en volver a verlo. Había sido una posibilidad remota hasta ese momento pero ahora tenía su número. ¿Qué pasaría si la magia que había sentido durante el viaje había desaparecido? No quería destruir aquel recuerdo. Releyó los mensajes y pensó que tal vez, con suerte, la magia seguiría allí. Al menos para darle más buenos recuerdos, porque sabía que no habría nada más entre ellos. Al fin y al cabo, se marcharía en unas semanas.

Por la mañana se levantó más descansada de lo que esperaba. Cuando comprobó la hora que era entendió el por qué. Se había saltado el desayuno. Se levantó con prisa y bajó después de ponerse lo primero que encontró en la maleta que todavía no había tenido tiempo de desembalar.

-Buenos días, Lía - Robert la miraba con una sonrisa en los labios.

-Dirás más bien buenas tardes - se sonrojó - ¿Por qué no me despertaste?

-Necesitabas dormir. Te tuve despierta hasta tarde. Deberías haberme dicho que estabas cansada.

-Me gustaban las historias - se sentó en un taburete.

Robert estaba preparando la comida. Lo observó mientras se movía con soltura por la cocina. Era más alto de lo que había imaginado y aún así tenía cierta gracia en sus movimientos. Sonrió al pensar en otro escocés alto al que había conocido el día anterior.

-Tenemos tiempo de sobra para que las escuches todas. No es escusa.

-Te prometo que la próxima vez te avisaré antes.

Había estado preocupada por su encuentro con él. Una cosa era hablar por carta y otra muy distinta tenerlo frente a ella. Temía que su timidez se interpusiese entre ellos. Le ocurría con frecuencia. Tal vez por eso podía contar con los dedos de las manos los amigos que tenía. No se le daba bien iniciar una relación.

Pero con Robert todo había sido distinto. La complicidad que había sentido en sus cartas estaba presente allí también y hablar con él no le suponía ningún esfuerzo. Su mente regresó al autobús y a Cailean. Tampoco con él había resultado difícil hablar.

-Este fin de semana tengo una reunión de familia - le dijo Robert regresándola a la cocina una vez más - Después empezaremos la ruta. ¿Has traído ropa elegante?

-¿Para qué iba a traerla?

-Para venir conmigo, por supuesto. Creía que te lo había dicho en mi última carta.

-No recuerdo que me comentases nada de conocer a tu familia. Pero no importa. Me quedaré aquí.

-De eso nada. Eres mi invitada y vendrás conmigo. ¿Por quién me tomas? Con lo que me ha costado convencerte de que vinieras, no voy a abandonarte ahora.

-No me estás abandonando. Vas a ver a tu familia.

-Y tú también.

-No he traído ropa adecuada - se encogió de hombros.

-Esta tarde nos acercaremos a Inverness y compraremos algo.

-Robert, no voy a ir contigo - se sonrojó.

-No puedes negarte. En esa reunión verás parte de nuestras costumbres - sonrió - ¿No era eso lo que venías a buscar aquí?

-Es tu familia.

-No muerden.

Lía rió y la tensión desapareció de su cuerpo. No merecía la pena discutir con él, siempre conseguía lo que quería. Suspiró, resignada a ir a la reunión familiar con él. No le apetecía mucho, su timidez clamaba que no lo hiciese, pero no quería defraudar a Robert. Se había tomado muchas molestias por ella y se lo debía.

-Está bien. ¿Con plaid incluido?

-No es mala idea. Algo podremos hacer.

-No lo decía en serio, Robert.

Robert se limitó a sonreír y Lía supo que acabaría llevando ropa típica escocesa a aquella reunión. Sólo esperaba no sonrojarse demasiado cuando mirasen hacia ella. Si al menos fuese algo más morena, tal vez no se notase tanto. Pero de nada servía lamentarse de algo que no podía cambiarse.

El AutobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora