SÓL: LA DIOSA DEL SOL

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Sól y su hermano Mani llegaron a este mundo siendo seres de luz radiante y gloriosa. Así enamorado de ellos, su padre con arrogancia nombro a cada uno después de ver un cuerpo celeste sagrado, él sería la luna y ella, el sol. A medida que crecían, cada niño demostró sus increíbles cualidades.

 Mani, el de la luna, era contemplativo, obediente, paciente, tranquilo. Sól, por el contrario, se convirtió en alguien llena de voluntad, enérgica, apasionada e incapaz de estar quieta en un lugar. 

Esos niños eran todo lo que un padre podría soñar, pero Odín y sus secuaces no estaban contentos. Por la arrogancia de su padre, Mani y Sól fueron castigados. Fueron enviados al cielo, cada uno para dirigir el carro que arrastraba el sol y la luna, contando a su paso los años de los hombres. En sus talones estaban sueltos los hijos sanguinarios de Fenrir. Lobos hambrientos, implacables en la persecución de su presa, Skóll persigue al sol y Hati a la luna.

Resignado, Mani guió sus corceles a través de la noche, siempre por delante de su cazador, pero Sól no aceptó su destino. Furiosa con los Dioses, ella se burla y desafía al lobo Skóll mientras su carro arde a través del cielo, desencadenando a su pesar al único oponente que la podría alcanzar.

Odin nunca ha dado muestras de arrepentimiento por su decisión, pero últimamente, su atención se enciende. Sól, normalmente confinada a su carro ha encontrado una manera de enviar a su esencia de fuego al mundo atravesando el Svalin, escudo que separa al sol y la tierra.

Para el observador casual, puede parecer todo un juego de Sól con los dioses, pero ella está impulsada por un viejo rencor de que aumento con la edad y el deseo de su libertad.

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